Una oración por Max
Cuando tenía seis años, un matrimonio de edad avanzada de nuestro barrio deseaba encontrar un buen hogar para su perro, Max. Ellos sabían que nuestra familia adoraría a Max, así que, ¡lo adoptamos!
Unas semanas después, vinieron unos amigos que se quedaron unos días con nosotros. La casa estaba llena de niños juguetones corriendo por todos lados.
Max estaba acostumbrado a un ambiente silencioso y tranquilo. El hecho de estar en una casa llena de niños bulliciosos lo ponía muy nervioso. Un día, mientras jugábamos y reíamos, ¡de repente nos dimos cuenta de que Max no estaba!
Lo buscamos por todas partes. Mi mamá nos llevó en el auto a recorrer el vecindario y yo estaba al borde del llanto. Incluso fuimos a la casa de los dueños anteriores de Max, pero no estaba en ninguna parte.
Al volver a casa, alguien dijo: “¡Hagamos una oración por Max!”. Nos arrodillamos formando un círculo y ofrecimos una sencilla oración. Le pedimos al Padre Celestial que nos diera ideas de dónde buscar al perro.
En cuanto dijimos “amén”, ¡escuchamos un ladrido que provenía del armario! ¡Era Max!
El Padre Celestial nos conoce y nos ama a cada uno de nosotros. Es posible que la respuesta a nuestras oraciones no siempre llegue de inmediato, y puede que el Padre Celestial no siempre las conteste exactamente de la manera que deseamos. No obstante, de ese modo aumentamos la fe y la paciencia.
Si tienes algún problema, o simplemente tienes el deseo de hablar, ¡el Padre Celestial siempre te escuchará!