Jóvenes adultos
La realidad tras los perfiles de apariencia perfecta
Bárbara Rodríguez tiene 25 años y nació en Anzoátegui, Venezuela, donde conoció a su esposo. Actualmente viven en Lima, Perú. Bárbara se dedica a crear contenido edificante en sus redes sociales.
Cuando nos comparamos con los demás en las redes sociales, perdemos la perspectiva general.
Hace poco tiempo, una de mis seguidoras en Instagram comentó lo siguiente en una foto: “¿Cómo es que luces tan radiante con dos hijos cuando yo puedo apenas con uno?”. Me reí de inmediato y quise responderle con una foto que mostraba cómo lucía yo en ese momento.
Le respondí: “Siempre he pensado que soy muy descuidada con mi apariencia en comparación con otras madres. Tal es el efecto de las redes sociales: tendemos a compararnos con otra persona, mientras esa persona se compara con otra más; pero la realidad es que no luzco radiante en este momento y no me atrevo a subir una foto que muestre mi apariencia. En general, solo me arreglo bien y luzco ‘decente’ los viernes y los domingos”.
Por algunos años, he estado compartiendo cosas acerca de nuestra vida en las redes sociales. Sobre todo, trato de mostrar cómo es la “vida real” para los miembros de la Iglesia de Jesucristo. Al hacerlo, he tenido algunas experiencias que me han llevado a pensar acerca de las virtudes y los riesgos de las redes sociales.
Las redes sociales no muestran todo
Esa no era la primera vez que alguien me había preguntado algo así, y es que las redes sociales solo muestran un aspecto muy breve de la vida de las personas. En mi caso, aun cuando trato de ser auténtica, me es imposible mostrar todo y no deberíamos compararnos con los demás o basar nuestro valor en una hermosa fotografía. El hacer comparaciones, en especial en las redes sociales, puede hacer más difícil que reconozcamos las fortalezas que Dios nos ha dado.
Como Santos de los Últimos Días, hacemos nuestro mejor esfuerzo para ser como Jesucristo, pero la verdad es que ninguno de nosotros es perfecto y deberíamos esforzarnos por no emitir juicios equivocados sobre nosotros mismos ni sobre los demás en las redes sociales. Debemos recordar que, aunque pensemos que la vida de otra persona es perfecta, no vemos los desafíos personales que pueda estar afrontando. Nunca sabemos lo que de verdad está pasando en la vida de las personas más allá de lo que escogen compartir en los canales con filtros de contenido.
La realidad de una fotografía familiar
Con frecuencia, hay muchas cosas que suceden tras las escenas de las fotos familiares que se ven en las redes sociales. Algunas personas podrían mirar esas fotos y preguntarse: “¿Por qué mis fotos familiares nunca salen tan bien?”. Pero no sabemos lo que implica obtener esas fotos “perfectas”.
Por ejemplo, una vez tratamos de tomarnos una foto familiar después de las reuniones de la Iglesia. Eso puede ser complicado con dos niños pequeños, pero me encanta captar esos momentos y luego ver cuánto han crecido mis hijos.
Mientras tratábamos de que los niños permanecieran quietos para la foto, tuve que tomar un momento para hablar con Alvin, mi hijo de dos años, que lloraba porque quería que lo tomara en brazos. Me incliné, le sequé las lágrimas y luego le rogué que se pusiera de pie para que todos pudiéramos lucir la ropa (que yo había combinado estratégicamente esa mañana). Avril, mi hija de tres años, también le estaba pidiendo a mi esposo que la cargara porque tampoco quería estar de pie. En realidad, ellos no deseaban que les tomaran fotos.
La sesión de fotografías no tuvo éxito, así que nos dimos por vencidos, pero cuando llegamos a casa, descubrí algo mejor. Mi hermano (quien estaba tomando las fotos) captó el momento en que sucedía el caos. Tanto mi esposo como yo estábamos calmando a nuestros hijos en la foto; no se veían nuestros atuendos, pero fue un momento muy tierno y auténtico. Me encantó.
Cuando compartí la foto en las redes sociales, la titulé “La realidad de una foto familiar”. Nunca imaginé que tantas personas se identificarían con eso, pero me hizo darme cuenta de que las cosas no siempre tienen que parecer perfectas. Está bien seguir la corriente y ser auténticos. Además, me enseñó una lección más grande aún: que cuando creemos que alguien es perfecto, es porque no hemos visto todos los detalles.
No permitas que las redes sociales oculten tu verdadera identidad
Las redes sociales son una herramienta poderosa que podemos utilizar para hacer mucho bien, pero debemos tener la precaución de no desanimarnos o compararnos con lo que vemos en ellas. Como dijo el élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Espero que podamos aprender a ser más auténticos, a tener más humor y sentirnos menos desalentados al contemplar imágenes que puedan presentan una realidad idealizada y que, con demasiada frecuencia, conducen a comparaciones debilitantes”1.
Sé que en la medida que recordemos nuestra naturaleza divina como hijos de Dios, no daremos lugar a las comparaciones dolorosas o a los juicios personales. Si dejamos de tomar en cuenta las comparaciones que intentan desacreditar nuestro potencial, seremos capaces de vivir más plenamente sin preocuparnos de aquellas publicaciones aparentemente perfectas.