Samuel y la estrella
Hace muchos años, Samuel, un hombre de Dios, en lejanas tierras, una profecía dio.
Dijo muchas cosas al pueblo, que el Salvador nacería; les habló de Jesucristo, que a la tierra Él vendría.
La gente no escuchó y empezó a dudar, por lo que decidió a Samuel expulsar.
Él tenía que advertirles y Samuel no se rindió, se subió a la muralla y les habló con gran valor.
“En una noche estrellada, en cinco años viene el Señor, a dar Su luz al mundo y a salvar al pecador”.
“Aunque sea en cinco años, y aunque aún esté distante, el sol se pondrá, la noche caerá, pero como el día, será brillante”.
La gente dio brincos y dijo a gritos: No podrá venir ningún Cristo.
Le lanzaron piedras y flechas; pero no lograron herirlo.
Los fieles supieron esperar, ansiaban ver cuál tesoro: la estrella, la luz, las promesas más valiosas que el oro.
En Belén, a los cinco años, en un pesebre nació el Señor. La gente vio la luz y supo: ha venido el Salvador.
Y como suele suceder, con profetas tan osados, el Señor cumplió sus promesas que hizo Samuel en el pasado. ●