Voces de los Santos de los Últimos Días
Mi deseo de ser discípula del Señor
Ashley C. tenía 8 años cuando su familia y ella fueron bautizados, desde ese momento sus vidas cambiaron notablemente. Fueron muy bendecidos y su proceso de conversión fue inmediato porque desde antes de ser bautizada sabía que debía ser una discípula del Señor y que quería servirle.
Ashley C., quien actualmente asiste a la rama Waspán de la Estaca Managua Bello Horizonte, Nicaragua, cuenta su experiencia de conversión a la Iglesia:
Mi conversión me inspiró a ser mejor
Mi conversión me ayudó a entender más los propósitos del Señor para con nosotros. La conversión exige todo, nuestro corazón, alma, mente y fuerza, como dice en Doctrina y Convenios 4:2: “Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza, para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día”. Siempre medito sobre esa Escritura y, al cambiar en esos aspectos, me sentí más amada por el Señor.
Me di cuenta, por el Espíritu Santo, de que Jesús es importante y necesario en nuestras vidas y por lo tanto quise venir a Él de verdad y entregarle mi alma. El evangelio de Jesucristo ha efectuado un potente cambio en mí, en mi corazón, por lo que ahora me enfoco en obrar más para bien y procuro hacerlo continuamente. Cada día trato de llegar a ser más semejante a Él, por lo que siento que he encontrado mi senda a seguir y andar en los caminos del Señor. Cada día me esfuerzo por guardar Sus mandamientos. La conversión en mí ha sido constante y requiere de perseverancia y paciencia. En tanto ejercemos nuestra fe, nos sentimos más cerca del Señor y nuestro testimonio firme es la base de nuestra conversión.
El templo, un paso más en mi conversión
La primera vez que fui al templo tenía 14 años y estaba ansiosa por participar de la obra vicaria. Cuando entré al templo tuve un sentimiento de paz, me sentí bienvenida y especial para el Señor. Estaba también muy agradecida con Él y Su evangelio. Gracias a Él podré encontrarme nuevamente con mi familia en la otra vida. Me sentí feliz por ayudar a otras personas que no conozco, pero siento amor por ellas. Sé que somos una esperanza para esas personas que no tuvieron la oportunidad de conocer el evangelio restaurado del Señor. Es un sentimiento grande y valioso que experimenté.
El presidente Henry B. Eyring dijo: “Los templos son un testimonio de nuestra fe”. El templo no es solo un edificio hermoso y majestuoso, es realmente la Casa del Señor y sé que, si nos esforzamos por dejar todo en las manos del Señor y nos preparamos para entrar al templo, Dios nos bendice muchísimo. Realmente estoy agradecida por conocer este Evangelio hermoso que nos trae felicidad.
Mi testimonio
Es interesante saber cómo he avanzado espiritualmente y he aprendido a reconocer la esencia del evangelio de Jesucristo, he experimentado un cambio total en mi vida.
La verdadera conversión produce un cambio en las creencias, el corazón y la vida de una persona para aceptar y ajustarse a la voluntad de Dios e incluye un compromiso de convertirse en una discípula de Jesucristo. Sé que el camino no es fácil, más en tiempos donde la juventud es vulnerable ante el enemigo, pero sé que todo sacrificio y obediencia trae muchas bendiciones y protección.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, aconsejó que “es necesario que los jóvenes aprendan y actúen”1. Este consejo de “actuar” contiene una bendición prometida: entendimiento y conocimiento adicionales por el poder del Espíritu Santo.