Voces de los Santos
Dios llama a lo débil del mundo
Mi Nombre es Fredy Pérez y en 2020 fui llamado a servir en la Misión Argentina Bahía Blanca. Muy emocionado, me preparé para poder salir y enseñar el Evangelio; asistí al CCM y, cuando llegué a Argentina, empecé a sentir mucho amor por las personas. Era impresionante mi deseo de ayudar a todos. A medida que pasaban los días iba aprendiendo más de la cultura y cómo funcionaba la obra misional en mi área.
Con las semanas, nuestro servicio afuera en las calles fue interrumpido por la pandemia del COVID-19, que hizo que el servicio misional cambiara completamente. Dejamos de salir a la calle e interactuar con las personas de manera tan abierta y empezamos a utilizar la tecnología, una muy buena herramienta para llegar a muchos rincones de nuestra misión y ver grandes milagros al llevar el evangelio restaurado de Jesucristo.
Me sentí muy animado por poder seguir sirviendo. No era afuera, pero igual a través de mensajes o videollamadas podía conectarme con las personas, demostrarles todo mi amor y ayudarles a venir a Cristo.
2020 fue un año complicado para todos, pero confié en las promesas del Señor de que cuidaría de cada uno de nosotros y nos enseñaría grandes cosas a través de la pandemia. Y así fue. Mi testimonio de Jesucristo aumentó, mi deseo de ayudar a otros a sentir la paz que trae el Evangelio se hizo más firme que nunca.
Aprendí, a través de las pruebas, que Dios está dispuesto a corregirnos y que confía en los jóvenes misioneros para llevar la salvación por medio del testimonio puro.
El Libro de Mormón me ha ayudado muchísimo a conocer más a Jesucristo; he recibido respuestas a mis oraciones al meditar en Sus palabras. Sé que la expiación de Cristo es real, que podemos recibir paz si mantenemos nuestra mirada puesta en Él.
Después de mis dos años de servicio en Argentina, puedo testificar del amor de Dios por cada uno de Sus hijos. Pude ver grandes milagros y durante ese tiempo conocí ángeles: compañeros que me ayudaron a ser mejor, miembros que nos amaban como a sus hijos y líderes que nos recordaban nuestro potencial como discípulos de Cristo.
Sé que esta es la obra de Dios, que el Señor llama a jóvenes a traer buenas nuevas a la vida de cada uno de Sus hijos en cualquier lugar del mundo, y testifico de esto en el nombre de Jesucristo. Amén.