Liahona
Una impresión espiritual de creación
Septiembre de 2024


“Una impresión espiritual de creación”, Liahona, septiembre de 2024.

Retratos de fe

Una impresión espiritual de creación

La Expiación de Jesucristo cobró un significado más profundo para mí a medida que esculpía la historia de Abraham e Isaac.

Un hombre en silla de ruedas mirando una escultura

Fotografías por Christina Smith

La pintura y la escultura son medios por los cuales expreso mi aprecio por la belleza de la tierra. Para mí, el arte comienza con una impresión espiritual de creación.

“The Covenant Child” [El hijo del convenio]

Cuando un amigo mío se jubiló y se preparó para mudarse, esculpí para él una pieza titulada The Covenant Child [El hijo del convenio]. Era una escultura de Abraham sosteniendo al bebé Isaac. Desde entonces, he realizado una serie de esculturas que representan a Abraham e Isaac. Esas son mis obras favoritas y algunas de mis piezas más importantes.

Un hombre en silla de ruedas mirando unas esculturas

Las esculturas de Stephan Seable que representan a Abraham e Isaac son sus favoritas. Le recuerdan el amor del Padre por Su Hijo Unigénito. En el extremo derecho se encuentra su escultura The Covenant Child [El hijo del convenio].

La más poderosa para mí es la de Abraham enseñando a su hijo con unos pergaminos. Abraham se apoya sobre su muslo y mira hacia arriba con una expresión de dolor en el rostro al recibir del Señor la impresión de que debe sacrificar a su único hijo. Isaac abraza a Abraham, pero no puede entender por qué su padre no le responde.

Escultura de Isaac abrazando a su padre, Abraham

En esta escultura del hermano Seable titulada Take Thy Son, Thine Only Son [Toma a tu hijo, tu único], Abraham recibe una impresión del Señor de que debe sacrificar a su hijo Isaac.

Otra pieza en proceso muestra a ambos construyendo un altar. Isaac pregunta dónde está el sacrificio y Abraham responde que el Señor proveerá. En una pieza anterior, a Abraham se le proporciona un carnero en un zarzal y se le dice que no tiene que sacrificar a su hijo. Abraham abraza a Isaac y lo sostiene con firmeza (véase Génesis 22:1–13).

Escultura de Abraham e Isaac

Abraham abraza a Isaac en esta escultura del hermano Seable titulada After the Test [Después de la prueba].

Lo más precioso de esta historia es que es una representación, o símbolo, del sacrificio del Hijo de Dios. Nuestro Padre Celestial, que ama a Su Hijo Unigénito, también escogió sacrificarlo, pero no evitó el sacrificio a último momento. En palabras del élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles: “En el monte Calvario no hubo un carnero que reemplazara a este Amigo de Abraham y de Isaac” (“Divino Redentor”, Liahona, febrero de 1982, pág. 12).

Más bien, el Padre permitió que Su Hijo escogido (véase Moisés 4:2) efectuara la Expiación a nuestro favor para que todos podamos regresar a casa para volver a vivir con Ellos si así lo deseamos y somos dignos de esa bendición (véase Juan 3:16–17).

Mi experiencia me dice que Dios se involucra en nuestra vida. Existimos para “ten[er] gozo” (2 Nefi 2:25), pero adquirimos experiencia por medio de las cosas que padecemos. Tan cierto como suceden cosas buenas, no obstante, existe “una oposición en todas las cosas” (2 Nefi 2:11). Sin embargo, Dios está a nuestro lado, y podemos superar cualquier cosa, sin importar lo que nos sobrevenga. Descubriremos que podemos sobrellevar nuestras pruebas a medida que continuemos esforzándonos por amar, servir y llegar a ser más caritativos, como nuestro Salvador.

Estoy agradecido por el Evangelio, mi familia y todas las hermosas personas de la Iglesia. En todos los lugares del mundo en los que mi esposa Kathleen y yo hemos servido en misiones, hemos encontrado santos que se aman y que se prestan servicio, se bendicen y se sacrifican los unos por los otros. El Padre Celestial nos ama y nosotros somos Sus hijos. No hay nada más importante que ser fieles a Él y a Su Hijo, que son tan fieles a nosotros.

Esposa y esposo sentados juntos a la mesa

En todos los lugares del mundo en los que el hermano Seable y su esposa Kathleen han servido en misiones, han encontrado Santos de los Últimos Días “que se aman y que se prestan servicio, se bendicen y se sacrifican los unos por los otros”.