Liahona
Catorce ideas para hacer que tu estudio de las Escrituras sea más significativo
Septiembre de 2024


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Catorce ideas para hacer que tu estudio de las Escrituras sea más significativo

Miembros de todo el mundo comparten lo que hacen para recibir más poder al estudiar las Escrituras.

Una mujer sonriendo y leyendo las Escrituras con niños.

En un mundo lleno de conmoción y voces contradictorias, la paz puede llegar por medio del Salvador, quien nos invita a venir a Él (véase Mateo 11:28) y a escuchar Sus palabras (véase Doctrina y Convenios 19:23). Al buscar maneras “pequeñas y sencillas” (Alma 37:6) de mejorar nuestro estudio diario, podemos cultivar una relación más estrecha con Jesucristo que nos ayudará a resistir los desafíos que afrontamos en la vida.

El presidente Russell M. Nelson nos recuerda: “Sumergirnos diariamente en la palabra de Dios es crucial para la supervivencia espiritual, especialmente en estos días de agitación mundial. Al deleitarnos diariamente en las palabras de Cristo, las palabras de Cristo nos dirán cómo responder a dificultades que jamás pensamos que íbamos a enfrentar”.

Los siguientes principios pueden ayudarnos al buscar maneras de conectarnos con Cristo por medio de las Escrituras.

1. Empezar con una oración

“Para que mi estudio de las Escrituras sea más significativo, me gusta comenzar con una oración. Pido al Padre Celestial que pueda tener el Espíritu Santo conmigo para poder ser más receptiva a las cosas que Él desea que aprenda. Mientras leo, trato de meditar en las palabras de los profetas; pienso en cómo sus ejemplos pueden ponerse en práctica en mi vida, cómo puedo tener más fe y cómo puedo confiar en el Señor, como lo hicieron ellos.

“Al hacerlo, puedo sentir paz en el corazón y el amor del Señor”.

Gabriela Pineda Portillo, La Libertad, El Salvador

2. Crear una lección para enseñarla a otras personas

“Cuando estudio las Escrituras, redacto una lección con los principios para poder compartir lo que he aprendido. Si aprendo algo, quiero compartirlo para poder ver los puntos de vista de los demás sobre la lección”.

Chester Chan, Singapur

3. Centrarse en un tema

“Cada año, elijo un tema específico en el cual centrarme. En este momento, observo cómo las personas del Libro de Mormón pedían ayuda y bendiciones, y cuál era la reacción del Señor o lo que Él hacía ante ello”.

Heike Dröge, Alemania

4. Llevar un diario de tu trayectoria espiritual

“Todas las mañanas tengo un horario fijo para mi estudio de las Escrituras. Empiezo con una oración para abrir el corazón al Santo Espíritu y sentirme más cerca de Él. El estudiar a fondo las Escrituras, meditar en su importancia y, a veces, repasar los pasajes varias veces se alinea con el consejo de 2 Nefi 32:3 de “deleita[rse] en las palabras de Cristo”. Para mí, el estudio de las Escrituras es más que leer; también es escribir mis pensamientos e impresiones para poder leerlos una y otra vez y deleitarme en ello; es como llevar un diario de mi trayectoria espiritual. Hablar con otras personas sobre lo que aprendo lo mejora aún más; compartimos nuestras ideas y puntos de vista, y eso nos ayuda a todos a crecer espiritualmente. De esta manera, mi estudio se convierte en algo más que leer palabras: es una forma de cultivar una conexión más fuerte con Cristo”.

Naima Glück, Alemania

5. Prestar atención a tus pensamientos y sentimientos al meditar sobre las verdades

“Ofrezco una oración y pido inspiración al Padre Celestial a fin de poder sentir el Espíritu Santo para poder entender el mensaje, comprenderlo y poner en práctica lo que he aprendido. En mi diario de estudio, escribo mis sentimientos e impresiones sobre lo que estoy leyendo; subrayo palabras o versículos clave que puedan ayudarme más adelante y en mi vida cotidiana; coloreo con amarillo el nombre de Jesucristo y los títulos que lo describen, pues enseñan y testifican del Salvador. Me detengo a meditar sobre las verdades que se enseñan, y presto atención a mis pensamientos y sentimientos sobre lo que el Padre Celestial desea que aprenda y comprenda. Él nos conoce perfectamente y conoce cada una de nuestras situaciones.

“Escribo pequeñas frases inspiradoras de las Escrituras y de la conferencia general y las coloco en la pared de casa para poder sentir su guía y fortaleza”.

Yahaira Núñez Periche, Chiclayo, Perú

6. Descubrir lo que funciona mejor para ti

“Me he dado cuenta de que la manera en que estudiamos las Escrituras y la conferencia general es algo muy personal y que difiere de cada persona. Algunas personas toman muchas notas y otras no; a algunas les gusta leer las Escrituras; a otras les gusta escucharlas o verlas en videos o imágenes. Para mí, lo que me importa no es seguir alguna regla o método estricto de estudio; más bien, se trata de entender lo que las Escrituras nos hacen sentir. Poder estudiar buscando respuestas a las preguntas que tengo en la vida me ayuda no solo a leer o escuchar las palabras, sino a verdaderamente entender su significado y comprender cuán importantes son en mi vida. El hacerlo me recuerda que se me conoce de manera individual y que Cristo se preocupa por mí específicamente. ¿Qué puede ser más importante que lo que sentimos al conocer esa simple verdad?”.

David Haddock, York, Inglaterra

7. Ser constante

“La familia, los estudios, el trabajo y los compromisos de la vida a veces hacen que sea difícil estudiar siquiera un poco las Escrituras, mucho menos lograr estudiarlas significativamente. Como ambos hemos trabajado y vivido en granjas lecheras [tambos] mientras crecíamos, hemos descubierto que la mejor oportunidad para lograr el éxito en los días de escuela es a las cinco y media de la mañana; a veces, consideramos un éxito el que todos logremos levantarnos de la cama. Sobre todo, hemos descubierto que la constancia es clave, aunque eso no nos da más tiempo; también es importante buscar maneras de mejorar nuestro aprendizaje. Algunas cosas que podemos hacer mientras conducimos o esperamos, tales como escuchar buenos libros, pódcast y discursos, aumentan nuestra comprensión de los principios del Evangelio y fortalecen nuestra relación con nuestro amoroso Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, permitiéndonos mantener centrados nuestros pensamientos continuamente en Ellos”.

Spencer y Sarah Parkinson, Iowa, EE. UU.

8. Superar la distracción por medio de la oración

“A mí a veces me es difícil estudiar las Escrituras de modo significativo porque me doy cuenta de que me distraigo fácilmente con mis pensamientos, el teléfono, otras personas, la lista de cosas por hacer, etc. Sin embargo, he descubierto que cuando ofrezco una oración sincera y de corazón antes de estudiar las Escrituras, tengo más capacidad para concentrarme, y conectarme con Cristo y aprender del Espíritu. La oración me conecta con los poderes del cielo y permite que la revelación personal fluya a medida que estudio las Escrituras”.

Morgan Green, Alaska, EE. UU.

9. Resumir y guardar los mensajes importantes

1. “Toma notas mientras escuchas los discursos de la conferencia.

2. Una vez que recibas la revista Liahona, subraya las partes importantes a medida que la leas.

3. Resume los mensajes importantes y guárdalos en la computadora (con nombres, categorías y fechas). He guardado unos 16 000 mensajes importantes ya.

4. Analiza los temas recurrentes y las palabras que se usen”.

Ryuichi Inoue, Japón

10. Recordar lo que aprendiste y cambiar

“Hace cinco años, mi maestro de antes de entrar en el CCM compartió conmigo algo que alguien le había dicho: ‘Si tu estudio de las Escrituras no te hace querer cambiar, entonces no estudias lo suficiente’.

“Para mí, se trata de lo que hago después de haber leído las Escrituras; trato de recordar lo que leo a lo largo del día y de mi vida. A medida que pongo en práctica los principios que se enseñan en las Escrituras, mis puntos de vista y deseos cambian, y mi comprensión de quién es Cristo y lo que Él ha hecho aumenta”.

Maureen Dätwyler, Solothurn, Suiza

11. Personalizarlo

“Yo pongo mi nombre en lugar de otros nombres en las Escrituras. Me gusta pensar que todo lo que las Escrituras contienen tiene un significado personal para mí. Tengo en cuenta cada palabra, sílaba y coma. A veces aprendo con lentitud y solo puedo analizar unos pocos versículos en lugar de todo el capítulo, pero para mí, ese método es más eficaz, y me ayuda a acercarme más a Jesucristo y me mantiene pensando en Él todo el día. Desde la misión, me he acostumbrado a escuchar la conferencia general por las mañanas mientras me maquillo, hago la cama, me cepillo los dientes, preparo el desayuno o voy al trabajo; eso hace que mi mente sea receptiva a las cosas correctas. Por la noche, antes de acostarme, escribo las impresiones y los compromisos que me ha inspirado el Espíritu Santo”.

Marina Kharlamova, Krasnoyarsk, Rusia

12. Preguntar a los demás cuando no entendemos

“Comienzo mi estudio de las Escrituras con una oración. Escribo preguntas sobre el Evangelio o me centro en un tema en particular sobre el que quiera aprender más. Empiezo a estudiar ese tema o pregunta y anoto otras preguntas que me acudan a la mente; si no entiendo algo, hablo con mis padres o amigos, o le pregunto a mi maestro de la Escuela Dominical.

“Me gusta estudiar las Escrituras en el templo porque es un lugar tranquilo y hay menos distracciones”.

Laura Dätwyler, Berna, Suiza

13. Allegarse al Señor

“La palabra del Señor siempre me da fuerzas para el día. En Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, donde vivo, el tráfico está congestionado por las mañanas, así que suelo salir temprano al trabajo y dedicar treinta minutos antes del trabajo a estudiar las Escrituras. Me siento muy cerca del Señor cuando trato de pasar tiempo con Él. No importa lo ocupado que estés en el día, dale a Dios tanto tiempo como puedas; si tratas de allegarte a Él, Él se allegará a ti (véase Doctrina y Convenios 88:63). Él te guiará y hará que tu día sea más significativo de lo que tú podrías lograr por tu cuenta”.

Mi Vo, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam

14. Prepararse espiritualmente

“Cuando estudio las Escrituras, me preparo espiritualmente por medio de la oración y luego medito sobre lo que he estudiado”.

Yuberky Antonia Fernández Cruz, Santiago de los Caballeros, Santiago, República Dominicana

Nota

  1. Véase Russell M. Nelson, “Escúchalo”, Liahona, mayo de 2020, pág. 89.