Liahona
Tres maneras de sobrellevar la vida y disfrutarla
Septiembre de 2024


“Tres maneras de sobrellevar la vida y disfrutarla”, Liahona, septiembre de 2024.

Jóvenes adultos

Tres maneras de sobrellevar la vida y disfrutarla

El Padre Celestial desea que hallemos gozo en la vida que se nos ha dado.

Imagen
Jóvenes adultos en Alemania

Guido, de Alemania

¿Cuándo fue la última vez que fuiste verdaderamente feliz?

¿Te costó responder esta pregunta?

En los momentos difíciles, tal vez nos abrumen tanto nuestras pruebas que realmente no podamos recordar lo que es el gozo. Como dijo la hermana Reyna I. Aburto, quien fue Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro: “En la vida podrían formarse nubes negras que nos impidan percibir la luz de Dios y hasta ocasionar que nos preguntemos si aún existe”.

Para muchos jóvenes adultos, la vida a veces puede parecernos algo que simplemente hay que sobrellevar, algo que nos resulta difícil hasta que finalmente recibamos esas bendiciones que se nos han prometido.

Lo que en ocasiones olvidamos es que también es algo para disfrutar. La bendición de la felicidad eterna puede comenzar ahora.

Estas son algunas maneras en que podemos reavivar la luz y el gozo en nuestra vida.

Recuerda las verdades sencillas

En lugar de entrenar los ojos para ver en la oscuridad, podemos buscar los rayos de luz que el Evangelio de Jesucristo trae a nuestra vida.

El presidente Russell M. Nelson nos ha recordado que “el gozo proviene de [Jesucristo]. Él es la fuente de todo gozo”. Cuando tengas dificultades para encontrar la luz en tu vida, el primer paso siempre debe ser acudir a Jesucristo.

También puedes pedir al Padre Celestial que te ayude a recordar la importancia de tu identidad divina.

El élder Gary B. Sabin, de los Setenta, enseñó: “Para nuestra felicidad, es crucial que recordemos que somos hijos e hijas de un amoroso Padre Celestial”. El saber verdaderamente que Dios está al tanto de ti y desea lo mejor para ti puede iluminar tu vida.

A pesar de los desafíos que afrontes, recordar estos principios básicos del Evangelio puede ayudarte a invitar la luz del Salvador a tu vida.

Descubre qué te hace feliz

A veces puede ser difícil recordar que nuestra felicidad no siempre se parece a la de los demás. De hecho, como jóvenes adultos, es difícil no comparar nuestra vida con la de quienes nos rodean, pero recuerda que tú tienes control sobre tu propia felicidad.

Pregúntate ¿qué te hace feliz a ti?

¿Qué te hace sonreír?

Tal como aconsejó el entonces presidente Dieter F. Uchtdorf cuando era Segundo Consejero de la Primera Presidencia, “reduzcan la prisa y tomen un poco de tiempo extra para llegar a conocerse mejor”. Busca la belleza en las cosas pequeñas: sal a caminar; visita el templo; inscríbete en un proyecto de servicio; busca un nuevo pasatiempo o retoma uno del pasado.

En una ocasión, el élder Richard G. Scott (1928–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló de cómo la creatividad puede iluminar nuestra vida: “Elige un campo como el de la música, la danza, la escultura o la poesía; eso te ayudará a disfrutar de la vida, despertará en ti un sentimiento de gratitud, te desarrollará un talento latente, te agudizará la capacidad de razonar, de actuar, de encontrar motivación para vivir; te disipará la soledad y el dolor; te renovará y te encenderá la chispa del entusiasmo por la vida”.

Descubrir lo que te llena el corazón de felicidad puede ayudar a reavivar la luz en tu vida cuando te sientas estancado.

Céntrate en lo que más importa

Si la vida se vuelve demasiado agobiante y sientes que simplemente superar cada día requiere toda tu energía, dedica un momento de quietud a centrarte en lo que más importa.

Para ello, el presidente Uchtdorf sugirió que “simplifiquemos un poco nuestra vida”. Vuelve a centrar tu vida en el amor del Padre Celestial y en el hermoso don de la Expiación de Cristo. Prioriza tu relación con tu familia, con tus amigos y contigo mismo.

Combate lo negativo con lo positivo, la oscuridad con la luz de Jesucristo y Su Evangelio.

Tal como nos alentó el presidente Nelson: “No simplemente soportemos esta época actual con resignación. ¡Acojamos el futuro con fe!”. Mientras sobrellevas las dificultades de la vida, aprende también a disfrutar de su belleza. La felicidad eterna que promete el Evangelio no comienza en algún momento futuro; ¡comienza ahora!

Imprimir