Estudio doctrinal
Sacerdocio Aarónico
Reseña
El sacerdocio es el poder y la autoridad eternos de Dios. Por medio de él, Dios creó y gobierna los cielos y la tierra. Mediante ese poder, Él redime y exalta a Sus hijos e hijas, llevando a cabo su “inmortalidad y […] vida eterna” (Moisés 1:39).
El Sacerdocio Aarónico “es una dependencia del mayor, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec” (Doctrina y Convenios 107:14). Conforme un poseedor del sacerdocio presta servicio en el Sacerdocio Aarónico, se prepara para recibir el Sacerdocio de Melquisedec y las bendiciones del templo, para servir en una misión de tiempo completo, para ser un marido y un padre amoroso y para dedicar toda su vida a servir al Señor.
Los oficios del Sacerdocio Aarónico son: obispo, presbítero, maestro y diácono. Los diáconos reparten la Santa Cena con la autorización del líder del sacerdocio que preside (por lo general, el obispo o el presidente de rama). Además, ayudan al obispo o al presidente de rama a velar por los miembros de la Iglesia al prestar servicio y ayudar con asuntos temporales como la recolección de ofrendas de ayuno. Los maestros pueden desempeñar todos los deberes de los diáconos y también reciben otras oportunidades de servicio, como preparar el pan y el agua para la Santa Cena o servir como hermanos ministrantes. Los presbíteros pueden desempeñar todos los deberes de los diáconos y los maestros. Con la autorización del líder del sacerdocio que preside, también pueden bendecir la Santa Cena, bautizar y ordenar a otros a los oficios de presbítero, maestro y diácono.
Actualmente en la Iglesia, los varones dignos pueden recibir el Sacerdocio Aarónico en enero del año que cumplen 12 años. Estos jóvenes, normalmente de 11 a 17 años de edad, reciben muchas oportunidades de participar en ordenanzas sagradas del sacerdocio y de prestar servicio. Al cumplir dignamente con sus deberes, actúan en el nombre del Señor para ayudar a otras personas a recibir las bendiciones del Evangelio.
Mientras el profeta José Smith traducía el Libro de Mormón, descubrió que se hacía mención del bautismo para la remisión de los pecados. El 15 de mayo de 1829, él y Oliver Cowdery, su escribiente, se retiraron a un bosque para consultar al Señor con respecto al bautismo. Mientras oraban “descendió un mensajero del cielo en una nube de luz”. Ese mensajero era Juan el Bautista, el profeta que había bautizado a Jesucristo siglos atrás. Juan el Bautista, ahora un ser resucitado, puso las manos sobre José y Oliver y le confirió a cada uno el Sacerdocio Aarónico, el cual había sido quitado de la tierra durante la Gran Apostasía. Con esa autoridad, José y Oliver pudieron bautizarse el uno al otro (véase José Smith—Historia 1:68‒72).
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