“Dios el Padre”, Temas y preguntas, 2023
Guía para el estudio del Evangelio
Dios el Padre
El Padre de nuestro espíritu, que nos ama perfectamente a cada uno de nosotros
El libro de Apocalipsis representa a Dios sentado en un trono como un rey (véanse Apocalipsis 3:21; 4:2, 10; 5:1), aunque también podemos pensar en Él de una manera personal. Como nuestro amoroso Padre Celestial, Él realmente se preocupa por nosotros: nuestros sentimientos, nuestras experiencias, nuestras esperanzas y nuestros sueños. Los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles escribieron: “Es significativo que de todos los títulos de respeto, honor y admiración que se dan a Dios, Él nos ha pedido que nos dirijamos a Él como Padre”1.
Sección 1
Podemos conocer a Dios
Durante la noche del sufrimiento del Salvador en Getsemaní, Jesucristo oró al Padre Celestial: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Debido a que Dios nos ama, nos invita a conocerlo para que podamos heredar la vida eterna. Cuanto más aprendemos acerca de cómo es el Padre Celestial, más queremos llegar a ser como Él.
Algo en qué pensar
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¿Qué sabe del Padre Celestial? Podría estudiar algunos de los siguientes pasajes de las Escrituras, o todos ellos, y buscar lo que se ha revelado acerca de Él:
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El Señor Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6) y “[V]en, sígueme” (Mateo 19:21). ¿Qué enseñan esos pasajes que pueda ayudarlo en su esfuerzo por conocer a Dios el Padre?
Actividad para aprender con otras personas
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Incluso los niños pequeños pueden familiarizarse con Dios el Padre y sentir una cercanía con Él. Podrían cantar canciones como “Soy un hijo de Dios” (Himnos, nro. 196), “Dios vive” (Himnos, nro. 199) o “Hazme andar en la luz” (Himnos, nro. 198). Luego analicen lo que aprendan en ellas acerca del Padre Celestial.
Para obtener más información
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“Dios el Eterno Padre”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 39–46.
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Jeffrey R. Holland, “La grandiosidad de Dios”, Liahona, noviembre de 2003, págs.70–73.
Sección 2
Todos somos hijos e hijas de Dios procreados como espíritus
Aunque hay gran diversidad en la familia humana, una verdad unificadora es que todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial (véase Hebreos 12:9). “Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos” (“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Biblioteca del Evangelio).
Dios desea que cada uno de Sus hijos tenga gozo duradero en esta vida y reciba la bendición de vivir con Él por toda la eternidad.
Algo en qué pensar
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Dios ofrece a los fieles grandes bendiciones prometidas que están más allá de nuestra capacidad de comprensión (véase 1 Corintios 2:9–10). Él ha compartido muchos detalles sobre esas bendiciones en las Escrituras. Podría estudiar Doctrina y Convenios 76:50–70 y buscar algunas de las bendiciones que aguardan a quienes siguen a Dios.
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Considere ver “Padre Terrenal, Padre Celestial” (3:59). ¿Cómo pueden nuestras funciones familiares en la tierra proporcionarnos una pequeña visión de lo que Dios desea que lleguemos a ser?
Actividad para aprender con otras personas
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Estudien Génesis 1:26–27. ¿Qué similitudes tenemos con Dios? ¿Por qué es útil saber no solo que somos hijos procreados como espíritus por Dios, sino también que nuestro cuerpo físico fue creado a Su imagen?
Sección 3
Puede fortalecer su relación con el Padre Celestial
A menudo, cuando deseamos sentirnos más cerca de nuestros familiares o amigos, hacemos cosas con ellos tales como hablar, pasar tiempo juntos y comprenderlos mejor. El Padre Celestial desea que estemos cerca de Él, y Él quiere estar cerca de nosotros. Esta es Su invitación a nosotros: “Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros” (Doctrina y Convenios 88:63). Imaginen lo que significa que el Ser más poderoso del universo desea comunicarse con nosotros y acercarse a nosotros.
Se nos ha retenido el recuerdo de nuestra vida preterrenal con Dios, pero el presidente Ezra Taft Benson explicó que “[n]ada nos sorprenderá más cuando pasemos el velo hacia el otro lado, que comprender cuán bien conocemos a nuestro Padre y cuán familiar nos es Su rostro”2.
Algo en qué pensar
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Hay muchas maneras en las que podemos comenzar a fortalecer nuestra relación con el Padre Celestial. Podría probar algunas de las ideas que se enseñan en estos pasajes de las Escrituras:
Actividad para aprender con otras personas
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Considere pedir a otras personas que encuentren una cosa en el salón que represente algo que puede fortalecer nuestra relación con el Padre Celestial. Permita que compartan lo que encontraron y lo que representa. Analicen juntos algo en lo que todos puedan trabajar que los acercará más a Dios.
Para obtener más información
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Dale G. Renlund, “[Para que] pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres”, Liahona, mayo de 2016, págs. 39–42.
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Neill F. Marriott, “Permanecer en Dios y reparar la brecha”, Liahona, noviembre de 2017, págs. 10–12.