“Sacerdocio de Melquisedec”, Temas y preguntas, 2023
Guía para el estudio del Evangelio
Sacerdocio de Melquisedec
El poder y la autoridad de Dios para bendecir a Sus hijos
El Padre Celestial está dispuesto a ayudarlo a obtener poder y guía espirituales en su camino hacia la vida eterna. La autoridad del sacerdocio de Dios hace posible el acceso a esas bendiciones para todos los hijos de Dios que decidan venir a Él. El profeta José Smith enseñó: “El Sacerdocio de Melquisedec […] es el medio por el cual se revela de los cielos todo conocimiento, doctrina, plan de salvación y cualquier otro asunto importante”1. Por medio del poder del Sacerdocio de Melquisedec, todos los hijos e hijas de Dios pueden hacer convenios y recibir ordenanzas que los ayudan a llegar a ser como el Padre Celestial y Jesucristo (véanse Doctrina y Convenios 76:52–60; 84:19–22).
Sección 1
Dios delega la autoridad y el poder del sacerdocio a Sus siervos
A lo largo de la historia, Dios ha delegado la autoridad del sacerdocio a Sus siervos para actuar en Su nombre y ayudar con la salvación y exaltación de Sus hijos. José Smith enseñó: “Todos los profetas tuvieron el Sacerdocio de Melquisedec”2.
Antiguamente, el sacerdocio se llamaba “el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios. Mas por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, para evitar la demasiado frecuente repetición [del] nombre [del Señor]”, el sacerdocio fue llamado el “Sacerdocio de Melquisedec” (Doctrina y Convenios 107:3–4). Melquisedec fue un sumo sacerdote y profeta justo durante la época del Antiguo Testamento. En hebreo, el nombre Melquisedec significa “Rey de justicia” (Guía para el estudio de las Escrituras, “Melquisedec”, Biblioteca del Evangelio).
En el Nuevo Testamento, aprendemos que Jesús ordenó a Sus discípulos y les dio la autoridad del sacerdocio (véanse Lucas 9:1–2; Juan 15:16; Hebreos 5:1–10). En el Monte de la Transfiguración, Pedro, Santiago y Juan recibieron las llaves del sacerdocio. Con esas llaves, los Apóstoles tenían la autoridad para continuar la obra de la Iglesia de Cristo después de Su ascensión (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Transfiguración”, Biblioteca del Evangelio; véanse también Mateo 16:15–19; 17:1–9; Hechos 1:21–26; Efesios 4:11–13).
En los siglos que siguieron a la muerte de los Apóstoles del Señor, la autoridad del sacerdocio se perdió de la tierra. En nuestra época, el Sacerdocio de Melquisedec fue restaurado por medio de Pedro, Santiago y Juan al Profeta José Smith y a Oliver Cowdery (véanse Doctrina y Convenios 27:12–13; José Smith—Historia 1:72). Posteriormente, otros mensajeros celestiales les entregaron llaves del sacerdocio en el Templo de Kirtland, en Ohio, EE. UU. (véase Doctrina y Convenios 110:11–16).
Algo en qué pensar
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El presidente Dallin H. Oaks afirmó: “El sacerdocio es el poder y la autoridad divinos que se confían para utilizarse en la obra de Dios en beneficio de todos Sus hijos. El sacerdocio no es aquellos que han sido ordenados a un oficio del sacerdocio o aquellos que ejercen su autoridad. Los hombres que poseen el sacerdocio no son el sacerdocio. Si bien no debemos referirnos a los hombres ordenados como el sacerdocio, es apropiado referirnos a ellos como poseedores del sacerdocio”3. ¿Por qué es importante distinguir entre el sacerdocio y los poseedores del sacerdocio?
Actividad para aprender con otras personas
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El presidente Gordon B. Hinckley declaró: “El sacerdocio está aquí […]. Conocemos el poder de ese sacerdocio, pues lo hemos visto; hemos visto al enfermo sanar, al cojo andar, y a quienes antes habían estado en la oscuridad recibir luz, conocimiento y entendimiento”4. ¿Qué evidencias han visto de que el poder y la autoridad del sacerdocio de Dios están funcionando en la Iglesia de Jesucristo en nuestros días?
Más información
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Alma 13:14–19; Doctrina y Convenios 84:23–26; 107:2–8, 18, 42–52
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“Capítulo 8: El sacerdocio sempiterno”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2011, págs. 107–119
Sección 2
Por medio de los convenios y las ordenanzas del Sacerdocio de Melquisedec, usted puede prepararse para regresar a la presencia de Dios
El presidente Brigham Young enseñó: “El Evangelio y el sacerdocio son los medios que [Dios] emplea para salvar y exaltar a sus hijos obedientes para que posean con Él Su misma gloria y tengan el poder de ser ceñidos con coronas de gloria, inmortalidad y vida eterna”5. Bajo la dirección de aquellos que poseen las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, podemos hacer convenios con Dios y recibir las ordenanzas sagradas necesarias para recibir la vida eterna.
Algo en qué pensar
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Cuando un hombre recibe el Sacerdocio de Melquisedec y es ordenado a un oficio en el sacerdocio, entra en “el juramento y el convenio del sacerdocio”. Lea Doctrina y Convenios 84:33–44. ¿Cuáles son las cosas que un poseedor del sacerdocio se compromete a hacer? ¿Qué promesa divina hace Dios a quienes reciben y magnifican su llamamiento?
Actividad para aprender con otras personas
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Invite a los miembros de su grupo a leer Doctrina y Convenios 84:17–22 y a analizar lo que el Señor reveló acerca del sacerdocio. Para aclarar el significado del pasaje, considere compartir que los “misterios del reino” son “verdades espirituales que se dan a conocer solamente por medio de la revelación” (Guía para el estudio de las Escrituras, “Misterios de Dios”, Biblioteca del Evangelio). También puede ser útil explicar que el poder de la divinidad es el poder de la justicia, por el cual llegamos a conocer a Dios y a ser como Él (véase Bruce R. McConkie, The Promised Messiah, 1978, pág. 589). ¿De qué manera pueden las ordenanzas sagradas llevarnos a comprender a Dios y prepararnos para parecernos más a Él?
Más información
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Henry B. Eyring, “Familias bajo el convenio”, Liahona, mayo de 2012, págs. 62–65
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Kent F. Richards “El poder de la divinidad”, Liahona, mayo de 2016, págs. 118–120
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Julie B. Beck, “Un derramamiento de bendiciones”, Liahona, mayo de 2006, págs. 11–13
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“El santo sacerdocio: para bendecir a los hijos de Dios”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: George Albert Smith, 2011, págs. 47–56
Sección 3
Tanto las mujeres como los hombres prestan servicio en la Iglesia de Cristo con autoridad y poder del sacerdocio
Dios llama tanto a mujeres como a hombres en Su Iglesia para que ayuden con la obra esencial de salvación y exaltación. Aunque solo los hombres son ordenados a los oficios del sacerdocio, el acceso a la autoridad y al poder del sacerdocio está al alcance tanto de las mujeres como de los hombres para ayudarlos a llevar a cabo la obra de Dios. El poder en el sacerdocio se recibe individualmente a medida que los miembros de la Iglesia guardan sus convenios con el Señor con rectitud. Bajo la dirección de alguien que posee las llaves del sacerdocio, se aparta a las personas para que presten servicio en los llamamientos de la Iglesia. Mediante la imposición de manos, reciben la autoridad del sacerdocio para desempeñar las funciones asignadas (véase Dallin H. Oaks, “Las llaves y la autoridad del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2014, págs. 50–51).
Algo en qué pensar
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El presidente M. Russell Ballard enseñó: “Nuestro Padre Celestial es generoso con Su poder. Todo hombre y toda mujer tienen acceso a ese poder para recibir ayuda en su vida personal. Todos los que han hecho convenios sagrados con el Señor y que honran dichos convenios son dignos de recibir revelación personal, de ser bendecidos con el ministerio de ángeles, de comulgar con Dios, de recibir la plenitud del Evangelio y, finalmente, de llegar a ser herederos junto con Jesucristo de todo lo que nuestro Padre tiene”6. ¿Por qué es importante reconocer que las bendiciones sagradas no dependen de que una persona sea ordenada a un oficio del sacerdocio?
Actividades para aprender con otras personas
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Con los miembros de su grupo, lea la siguiente declaración del presidente Russell M. Nelson:
“Toda mujer y todo hombre que hace convenios con Dios y los guarda, y que participa dignamente en las ordenanzas del sacerdocio, tiene acceso directo al poder de Dios. Quienes han sido investidos en la Casa del Señor reciben un don de poder del sacerdocio de Dios en virtud de ese convenio, junto con un don de conocimiento para saber cómo recurrir a ese poder.
“Los cielos están abiertos de igual manera para las mujeres que han sido investidas con el poder de Dios que procede de sus convenios del sacerdocio como para los hombres que son poseedores de dicho sacerdocio”7.
Analicen cómo cualquier miembro digno de la Iglesia puede recurrir al poder de Dios.
Más información
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Russell M. Nelson, “Tesoros espirituales”, Liahona, noviembre de 2019, págs. 76–79
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Dallin H. Oaks, “Las llaves y la autoridad del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2014, págs. 49–52
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Jean B. Bingham, “Unidos para llevar a cabo la obra de Dios”, Liahona, mayo de 2020, págs. 60–63