Manuales de la Primaria y del Tiempo para compartir
Ayudas para el maestro


Ayudas para el maestro

El Salvador enseñó la importancia de obedecer y de enseñar los mandamientos cuando dijo: “…mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:19). A usted se le ha dado la sagrada responsabilidad de enseñar a los niños la forma de guardar sus convenios bautismales y de fortalecer sus testimonios. Al prepararse las niñas para convertirse en mujeres jóvenes y los varones en hombres jóvenes y recibir el sacerdocio, usted puede ejercer una gran influencia positiva en sus vidas.

En 1831, poco después de organizarse la Iglesia, el Salvador enseñó a los maestros lo siguiente: “…enseñarán los principios de mi evangelio, que se encuentran en la Biblia y en el Libro de Mormón…” (D. y C. 42:12), que eran las únicas Escrituras disponibles en ese entonces. En la actualidad, los maestros tienen la responsabilidad de enseñar las verdades sagradas que se encuentran en todos los libros canónicos, incluso en Doctrina y Convenios y en la Perla de Gran Precio, para que los niños desarrollen fe en Dios y en Su Hijo Jesucristo.

Los cursos de estudio

A todos los niños que tengan entre ocho y once años de edad cumplidos antes del 1º de enero, se les debe enseñar con uno de los siguientes manuales: Primaria 4, 5, 6 ó 7. Para la enseñanza de un grupo de niños de la edad mencionada debe utilizarse sólo uno de esos cursos de estudio por año. Al cabo de cuatro años, los niños habrán estudiado cada uno de los libros canónicos. Cada manual está basado en un libro específico de las Escrituras: Primaria 4 se basa en el Libro de Mormón; Primaria 5, en Doctrina y Convenios y José Smith—Historia, en la Perla de Gran Precio; Primaria 6, en el Antiguo Testamento y en los libros de Moisés y Abraham, que se encuentran en la Perla de Gran Precio; y Primaria 7, en el Nuevo Testamento.

Las clases se deben organizar de acuerdo con las necesidades locales y con el número de niños que tengan entre ocho y once años. Sea cual sea la distribución de la clase, usted deberá asegurarse de que cada uno de los niños reciba una atención adecuada.

Cuando las niñas y los varones cumplan doce años, deberán comenzar a asistir a las Mujeres Jóvenes y a la reunión de Sacerdocio Aarónico, respectivamente, durante el tiempo para compartir; no obstante, en el período de la Escuela Dominical, seguirán asistiendo a su clase de la Primaria hasta la primera semana de enero, cuando comenzarán a asistir a la clase de la Escuela Dominical que les corresponda.

Lección sobre la preparación para recibir el sacerdocio

En este manual se incluye una lección especial: “El sacerdocio bendice nuestra vida”. Esta lección la deben utilizar los maestros de los niños de once años, mientras éstos se preparan para ser diáconos y las niñas pasan a las Mujeres Jóvenes. Enseñe esta lección antes de que el primer niño de la clase cumpla doce años. Ore para obtener la guía del Señor mientras se prepara y presenta esta lección a fin de que los niños comprendan qué es el sacerdocio, la forma en que puede ser una bendición en sus vidas y la manera de cumplir con su responsabilidad de honrar el sacerdocio.

Lecciones para la Pascua de Resurrección y para la Navidad

Este manual no contiene lecciones específicas para la Pascua ni para la Navidad. Si desea enseñar una lección especial, prepare una utilizando referencias del Libro de Mormón y del Nuevo Testamento y de otros recursos tales como Las bellas artes del Evangelio y artículos apropiados de la revista Liahona. Prepare lecciones que les sirvan a los niños para sentirse más cerca de Jesucristo y para comprender Su misión.

La enseñanza con este manual

Este curso de estudio se centra en la restauración de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días por medio del profeta José Smith. A medida que hable sobre los acontecimientos históricos que se dan en la lección y en los pasajes de las Escrituras de Doctrina y Convenios y de la Perla de Gran Precio, y los analice, los niños obtendrán un testimonio más firme de la restauración de la Iglesia de Cristo y de la misión divina del profeta José Smith. También lograrán amar y apreciar a los Santos que sobrellevaron dificultades y persecuciones y que, a pesar de todo, se mantuvieron fieles al Evangelio de Jesucristo.

Aliente a los niños a leer en casa, ya sea en forma individual o con sus familias, los pasajes que se dan en la sección “Sugerencias de lectura” que se encuentra al final de cada lección. A medida que los niños aprendan los importantes principios del Evangelio contenidos en estas lecciones, sentirán un mayor deseo de guardar los convenios que hicieron con Dios y de servir en Su Iglesia por el resto de sus vidas. Estas verdades les proporcionarán también la fortaleza para resistir las tentaciones del mundo de hoy.

Cómo prepararse para enseñar

Con el fin de cumplir con el sagrado llamamiento de enseñar a los niños, usted debe prepararse tanto mental como espiritualmente. Parte de esa preparación es comprender los principios que vaya a enseñar y tener un testimonio de ellos. El Salvador, el mejor maestro que ha existido, nos ha enseñado la forma de prepararnos para enseñar Su Evangelio a los demás:

  • Buscar con humildad el Espíritu por medio de la oración. El Señor dijo: “Sé humilde; y el Señor tu Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus oraciones” (D. y C. 112:10). Si somos humildes, seremos bendecidos para saber cuál es la forma en la que el Señor desea que enseñemos a Sus hijos.

  • Estudiar las Escrituras y las palabras de los profetas de los últimos días. Se obtiene un gran poder al aprender y reflexionar en las palabras del Señor. Él nos ha mandado: “…primero procura [obtener mi palabra], y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres” (D. y C. 11:21).

  • El presidente Ezra Taft Benson, un profeta de los postreros tiempos, reafirmó la necesidad que tenemos de aprender las palabras del Señor: “Os exhorto a volver a comprometeros a estudiar las Escrituras. Sumergíos en ellas diariamente para poder tener así el poder del Espíritu como ayuda en vuestros llamamientos” (“El poder de la palabra”, Liahona, julio de 1986, pág. 74).

  • Guardar los convenios que ha hecho. Su capacidad para recibir la guía del Espíritu depende de su fidelidad en guardar los convenios que ha hecho con nuestro Padre Celestial. Al mismo tiempo, usted dará un buen ejemplo a los demás al observar “los convenios… para cumplirlos”(D. y C. 42:13). Cuando los niños observen el amor que usted siente por el Salvador y su empeño por vivir el Evangelio, ellos se sentirán más motivados a seguir a Jesús.

  • Buscar la manera de hacer que los niños sientan el amor del Salvador. Dígales con frecuencia cuánto los ama y ayúdelos a reconocer su valor y potencial. Como resultado del amor y la bondad que usted les demuestre, los niños comprenderán mejor el amor que el Padre Celestial y Jesucristo sienten por ellos y aprenderán más fácilmente a amar a los demás.

Cómo preparar las lecciones

Este manual le ayudará a preparar lecciones basadas en los acontecimientos de la historia de la Iglesia en los últimos días y en algunos pasajes seleccionados de Doctrina y Convenios y de José Smith—Historia, en la Perla de Gran Precio. Las lecciones mantienen una secuencia a fin de que los niños comprendan mejor que Doctrina y Convenios es el libro canónico que enseña acerca de la Restauración y el establecimiento de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días. Enseñe las lecciones en el orden en el que aparecen en el manual; cada una de ellas se centra en un principio del Evangelio y la forma en que los niños lo pueden aplicar en su vida. Sin embargo, el objetivo principal de todas las lecciones es ayudar a los niños a desarrollar un testimonio de la Iglesia restaurada de Jesucristo.

Al enseñar, tenga en cuenta el nivel de comprensión de los niños de su clase, recordando siempre que es más importante que ellos comprendan los principios que se enseñan, que tratar de cubrir todo el material que contiene la lección. Si las lecciones están bien preparadas y son interesantes, los pequeños prestarán más atención y aprenderán mucho más. A medida que usted se prepare y enseñe con la ayuda del Espíritu, contribuirá a incrementar el testimonio de los niños acerca del Evangelio restaurado y de José Smith como el Profeta de la restauración.

Los siguientes pasos le servirán para prepararse para enseñar con más eficacia a los niños de su clase:

  1. Una o dos semanas antes de enseñar la lección, estudie, con espíritu de oración, el objetivo, los relatos de los acontecimientos históricos y los pasajes de las Escrituras enumerados en la sección “Preparación”. Vuelva a leer el objetivo de la lección, los acontecimientos históricos y los pasajes de las Escrituras y reflexione sobre la forma en que éstos se aplican a los niños de su clase. Hágase las siguientes preguntas: “¿Cuáles son los conceptos o las verdades más importantes que los niños deben aprender de esta lección? ¿Qué puedo hacer para que esta lección ayude a los niños a tener mayor fe en Jesucristo, a fortalecer su testimonio y ayudarlos a resistir las malignas tentaciones a las que se enfrentan?” Tome nota de las ideas a medida que se le ocurran.

    El libro Principios del Evangelio (31110 002) se preparó con el fin de que fuera una guía de estudio personal acerca de la doctrina y de los principios básicos del Evangelio. En la sección “Preparación” de algunas de las lecciones, se enumeran ciertos capítulos de Principios del Evangelio. Estos capítulos le servirán de preparación para enseñar el principio o la doctrina principal de la lección. Tal vez pueda obtener un ejemplar de este libro en la biblioteca de su centro de reuniones o pueda comprarlo en el centro de distribución local.

  2. Las lecciones no le indican exactamente cómo enseñar los relatos de los acontecimientos históricos y de las Escrituras; usted deberá buscar la inspiración del Espíritu para determinar qué enseñar y cómo hacerlo. No utilice los mismos métodos didácticos todas las semanas (Véase “La enseñanza de acontecimientos históricos y relatos de las Escrituras” que se encuentra a continuación). Prepare la lección de modo que pueda lograr la mayor participación de los niños en las actividades de aprendizaje.

  3. De las “Preguntas para analizar y aplicar”, seleccione las que, en su opinión, servirán para que los niños comprendan mejor los acontecimientos históricos y los relatos de las Escrituras y los apliquen en su vida. Usted puede utilizar las preguntas en cualquier momento de la lección y no es necesario que las utilice todas.

  4. Lea la sección “Actividades complementarias” y seleccione de entre ellas las actividades que usted considere sean las que mejor ayudarán a los niños de su clase a comprender las Escrituras, los acontecimientos históricos y el propósito de la lección; luego, decida cómo y en qué punto de la lección utilizará las que haya seleccionado. Todas las clases son diferentes, y algunas de las actividades que den resultado con un grupo quizás no sean eficaces con otro.

  5. Piense en algunas experiencias personales que podría relatar con el fin de recalcar el propósito de la lección. Al hablar sobre sus experiencias personales con la clase o cuando los niños cuenten las suyas, permita que el Espíritu Santo le guíe. Algunas experiencias personales o familiares son de naturaleza sagrada y privada y no deben contarse en público.

La enseñanza de los acontecimientos históricos y de las Escrituras

Al preparar y dar las lecciones, busque siempre la influencia del Espíritu (véase Alma 17:2–4; D. y C. 42:12–14; 50:17–22). El Espíritu le inspirará para saber qué hacer a fin de que las lecciones sean más interesantes y tengan mayor significado para los niños que enseña.

Algunos de los niños de su clase quizás no estén familiarizados con las Escrituras; por tanto, durante la lectura, tenga en cuenta que algunos de ellos tal vez necesiten ayuda para aprender a encontrar los pasajes. Es posible que al comienzo del año necesite disponer de cierto tiempo para mostrar a los niños la forma de buscar las referencias de las Escrituras, especialmente si enseña a los más pequeños.

Las fuentes de información que se utilizaron para recopilar los relatos de los acontecimientos históricos se encuentran en la parte posterior del manual en la sección titulada “Referencias”. Recurra a estas fuentes en caso de que desee obtener mayor información acerca de algún incidente en particular que se mencione en los relatos de los acontecimientos históricos.

Para mantener el interés de los niños, es importante emplear formas diferentes de presentar el material de la lección. Las siguientes sugerencias le servirán para saber cómo utilizar varios métodos de enseñanza:

  1. Relate los acontecimientos históricos y de las Escrituras con sus propias palabras. Trate de que los niños visualicen los acontecimientos y los personajes que intervienen en ellos, y que comprendan que esas personas de las cuales hablan vivieron realmente y que los acontecimientos en verdad ocurrieron.

  2. Pida a los niños que lean los pasajes seleccionados directamente de las Escrituras. Recuerde que no todos los niños saben leer bien y que la edad no determina la capacidad que éstos puedan tener para hacerlo. Si todos saben leer, concédales algunos minutos para que lo hagan en silencio, luego de lo cual podrían analizar lo que hayan leído. Después que los niños hayan terminado de leer, utilice el tiempo dedicado al análisis para ayudarlos a comprender las palabras y los pasajes más difíciles.

  3. Utilice las láminas de los relatos de las Escrituras que se sugieren, para que de esa forma los niños visualicen mejor lo ocurrido. En la sección “Materiales necesarios”, de la mayoría de las lecciones, se enumeran las láminas apropiadas para la lección, las cuales se encuentran numeradas y se incluyen con el manual. Algunas de las láminas se encuentran también en Las bellas artes del Evangelio o en la biblioteca del centro de reuniones (en la sección “Materiales necesarios” se dan los números de las láminas pertinentes). Algunas de estas láminas tienen escrito al dorso un resumen del relato. Si lo desea, puede utilizar otras láminas que sean apropiadas para el objetivo de la lección.

  4. Pida a los niños que hagan una dramatización del relato de uno de los acontecimientos históricos. (Asegúrese de que las dramatizaciones no disminuyan la importancia del acontecimiento histórico.) Si lo considera conveniente, podría llevar a la clase algunas prendas de ropa, tales como un sombrero o una chaqueta, etc., con el fin de que los niños se las pongan para dramatizar todo el relato o partes del mismo. Pregúnteles cómo se sentirían si fueran la persona que están representando.

  5. Haga dibujos sencillos en la pizarra o utilice láminas o figuras recortadas a medida que lee o cuenta los relatos de los acontecimientos históricos y de las Escrituras.

  6. Dirija un teatro de lectores, es decir, que varios niños lean un guión que relata una parte de un acontecimiento histórico o de las Escrituras. Si lo considera apropiado, haga que los niños lean directamente de las Escrituras.

  7. Pida a un padre o a una madre, a un miembro del barrio o de la rama, o a un miembro de la clase que cuente el relato histórico o de las Escrituras. Conceda a la persona asignada una o dos semanas para prepararse y asegúrese de hacerle saber cuánto tiempo tiene para hacer su presentación.

  8. Antes de enseñar el relato histórico o de las Escrituras, haga una prueba sencilla a los niños, tal como un cuestionario breve en el que sólo tengan que marcar verdadero o falso o utilizar pocas palabras para contestarlo. Explíqueles que usted desea saber cuánto saben acerca del principio o del relato antes de comenzar a hablar de él. Una vez terminada la enseñanza, hágales la misma prueba otra vez para ver lo que han aprendido.

  9. Escriba en la pizarra o prepare de antemano una tira de cartulina con los nombres de los personajes más importantes del relato de las Escrituras o de los acontecimientos históricos. Pida a los niños que presten atención a las palabras y a los nombres a medida que usted presenta el relato. Trate de que los niños aumenten su vocabulario para que de esa forma comprendan mejor las Escrituras y disfruten leyéndolas en casa.

  10. Antes de comenzar a impartir la lección, escriba en la pizarra preguntas acerca del relato del acontecimiento histórico o de las Escrituras. A medida que los niños escuchen las respuestas durante el curso del relato, deténgase con el fin de analizar las preguntas y las respuestas.

  11. Narre el relato del acontecimiento histórico o de las Escrituras y luego pida voluntarios entre los niños para que vuelvan a relatar las partes que ellos prefieran. Puede solicitar a uno de los niños que comience el relato y luego pedir a otros que lo continúen.

  12. Pase una cinta casete en la que se hayan grabado versículos seleccionados de las Escrituras.

  13. Jueguen a “Encuentra el par”. Prepare de cuatro a ocho pares de tarjetas u hojas de papel de 7,5 por 15,5 centímetros. En el ejemplo que se encuentra a continuación, ponga el número de un Artículo de Fe en una tarjeta y palabras claves o conceptos de ese Artículo de Fe en otra. Luego mezcle las tarjetas u hojas de papel y colóquelas boca abajo sobre la mesa o el piso. Después, pida a los niños que vayan pasando, uno por vez, que den vuelta a dos tarjetas y lean en voz alta lo que dice en ambas. Si las tarjetas coinciden, se dejan boca arriba. Si las tarjetas no coinciden, se vuelven a colocar boca abajo y le toca el turno a otro niño. El juego continúa de esa forma hasta encontrar el par de todas las tarjetas.

    A continuación encontrará un ejemplo de pares de tarjetas que se podrían utilizar para un juego relacionado con los Artículos de Fe:

    • Primer—La Trinidad

    • Segundo—Adán

    • Tercero—La Expiación

    • Cuarto—Primeros principios y ordenanzas del Evangelio

    • Quinto—Manos

    • Sexto—La organización

    • Séptimo—Los dones

    • Octavo—La palabra de Dios

    • Noveno—La revelación

    • Décimo—Las Diez Tribus

    • Undécimo—La adoración

    • Duodécimo—La ley

    • Decimotercer—Digno de alabanza

  14. Lleve a cabo un juego en el que se hagan preguntas para analizar. Coloque varias preguntas en un recipiente y pida a los niños que por turno elijan una y la contesten.

Cómo dirigir los análisis en clase

Los niños aprenderán mejor los principios del Evangelio si participan en los análisis y en otras actividades de aprendizaje. Las siguientes pautas le servirán para saber hacer preguntas significativas y promover los análisis en clase:

  1. Haga preguntas y luego dé referencias de las Escrituras en las cuales los niños puedan encontrar las respuestas.

  2. No haga preguntas que se puedan contestar con un “sí” o un “no”, sino que requieran meditación y análisis. Las preguntas que comienzan con por qué, cómo, quién, qué, cuándo y dónde son por lo general más eficaces.

  3. Tome en cuenta a los niños que por lo general no participan y ayúdeles a hacerlo llamándolos por su nombre y haciéndoles preguntas que usted sabe que pueden contestar. Concédales el tiempo que crea conveniente para que respondan. Ayúdelos, si fuera preciso, pero no lo haga sino hasta que hayan tenido tiempo para pensar y contestar.

  4. Aliente a los niños a expresar lo que piensan sobre lo que están aprendiendo y luego haga comentarios positivos sobre lo que hayan dicho.

  5. Alabe a los niños con sinceridad cuando respondan a las preguntas. Trate de que ellos se den cuenta de que lo que piensan es importante.

Cómo ayudar a los niños a aplicar los principios que aprenden

Trate de que los niños pongan en práctica lo que hayan aprendido. Santiago nos instó a ser “hacedores de la palabra y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22). Las siguientes ideas le serán de utilidad para alcanzar esa meta:

  1. Cuando se lo inspire el Espíritu, testifique acerca de las verdades que enseña. Sus lecciones serán más eficaces si usted las imparte con sinceridad y convicción.

  2. Aliente a los niños a llevar sus propios ejemplares de las Escrituras a la clase. Obtenga ejemplares extras de las Escrituras para que los utilicen en la clase los niños que no las tengan o que se hayan olvidado de llevarlas. Si su barrio o rama cuenta con una biblioteca, obtenga allí los ejemplares necesarios. Durante el año, aliente a los niños a marcar en sus propias Escrituras (no en los libros que pertenecen a la biblioteca) los versículos que tengan algún significado especial en su vida. Podrían marcar por ejemplo: Doctrine and Covenants 3:7, 4:2, 8:2–3, y 14:7.

  3. Pida a los niños que hablen sobre lo que hayan aprendido. Pregúnteles cómo pueden aplicar a su vida los principios del Evangelio que se presentaron en la lección.

  4. Haga de cuenta que es un reportero y entreviste a los niños como si fueran las personas de la historia de la Iglesia. Pregúnteles detalles del relato del acontecimiento histórico y pídales que le digan lo que piensan sobre lo ocurrido en él.

  5. Divida la clase en dos o más grupos pequeños. Después de narrar el relato del acontecimiento histórico o de las Escrituras, pida a cada grupo que anote en una hoja de papel los principios más importantes que se hayan enseñado en él. Después haga que los grupos se turnen para analizar la forma en que esos principios se aplican a su vida.

  6. Lleve a cabo una búsqueda de pasajes de las Escrituras. Proporcióneles una pista, la cual podría ser un acontecimiento, un problema o una situación y luego pídales que busquen un pasaje de las Escrituras que se aplique. Pida al niño que encuentre el pasaje primero que ayude a los demás a encontrarlo. Luego, pregúnteles por qué ese pasaje concuerda con la pista que les dio.

  7. Hable sobre las ocasiones en las que usted haya visto a los niños obedecer un principio que se esté analizando en clase. Por ejemplo, si la lección que enseña se trata de la bondad, podría señalar las veces que ha visto a los niños ser bondadosos con los demás.

  8. Aliente a los niños a hablar con la familia sobre lo que aprendieron. Busque la guía del Espíritu al analizar la parte de la lección que va a sugerirles que compartan con la familia. Ellos podrían narrar un relato, analizar una pregunta o llevar a cabo una de las actividades de la lección con la familia. Tome en cuenta a los niños cuyas familias se encuentren en situaciones especiales y que, por lo tanto, tendrán que contar lo que aprendieron a otros adultos que ejerzan una función importante en su vida.

  9. Verifique que cumplieron las asignaciones que haya dado. Siempre que les dé una asignación o un cometido, asegúrese de hablar con los niños durante el comienzo de la clase del domingo siguiente acerca de las experiencias que hayan tenido al respecto.

Cómo alentar a los niños a leer las Escrituras en casa

La actitud que usted muestre hacia las Escrituras surtirá una influencia importante en los niños de su clase. Con oración, determine la forma de alentar a los niños a leer las Escrituras en forma individual y con la familia. Ayúdelos a disfrutar de la experiencia de plantar la palabra de Dios en su corazón y a nutrirla para que crezca y empiece a ser deliciosa para ellos (véase Alma 32:28). Al final de cada lección se da una “Sugerencia de lectura”. Sería conveniente que todas las semanas diera a cada uno de los niños una hoja de papel con esos versículos anotados o un marcador de libros en el cual ellos podrían anotar la asignación de lectura para la semana entrante. Tenga una actitud positiva y creativa al buscar la forma de alentar a los niños a leer las Escrituras.

Cómo ayudar a los niños a aprender las Escrituras de memoria

El memorizar pasajes de las Escrituras puede ser una buena forma de enseñar los principios del Evangelio. A la mayoría de los niños les gusta memorizar cuando se utilizan métodos interesantes y creativos. Las siguientes sugerencias son algunas formas prácticas de ayudar a los niños a memorizar:

  1. Escriba en la pizarra o en un cartel la primera letra de cada una de las palabras que deben memorizar. Por ejemplo, para el primer Artículo de Fe, podría escribir las siguientes letras:

    N c e D e E P y e s H J y e e E S

    Señale la letra correspondiente al decir las palabras. Repítalas varias veces y permita que los niños lo hagan también a medida que vayan recordando. En poco tiempo ya no necesitarán utilizar las letras escritas en la pizarra o en el cartel.

  2. Divida los pasajes de las Escrituras en pequeñas frases. Repita cada frase en voz alta, comenzando por el final y continuando hacia el principio para que de esa forma los niños repitan la parte más difícil primero. Por ejemplo: en Doctrina y Convenios 4:2 los niños podrían repetir varias veces “para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día”, y luego podrían agregar la frase anterior “mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza”, y así, hasta repetir todo el versículo.

  3. Si los niños saben leer bien, prepare una copia escrita del pasaje de las Escrituras para cada niño; córtela en palabras o frases cortas, como si fuera a hacer un rompecabezas. Después de repetir el versículo juntos varias veces, dé a cada uno de los niños un juego completo de las tiras del pasaje cortada y pídales que, en forma individual, coloquen las palabras o las frases en el orden correcto.

  4. Repita el pasaje de las Escrituras varias veces, deteniéndose para permitir que uno de los niños diga la palabra o frase que sigue; luego pida a otro que agregue otra palabra o frase y así, sucesivamente, hasta que todos los niños hayan tenido la oportunidad de participar por lo menos una vez.

  5. Utilice la música para ayudar a los niños a aprender de memoria.

  6. Dé a cada niño o grupo de niños una palabra o frase de un pasaje de las Escrituras. Una vez que se haya asegurado de haber asignado todas las palabras o frases, pida a los niños que las repitan en orden (por ejemplo, el primer niño dice la primera palabra o frase, el que sigue dice la siguiente, y así hasta que hayan dicho todo el versículo). Puede repetir esta actividad varias veces.

  7. Elija un pasaje de las Escrituras que usted desee que los niños aprendan de memoria y escríbalo en la pizarra o en un cartel. Repita el pasaje varias veces y luego vaya borrando o cubriendo las palabras, una por una, hasta que los niños hayan memorizado todo el versículo.

Cómo utilizar el tiempo adicional en forma eficaz

Si usted termina de presentar la lección antes del tiempo fijado, y le quedan algunos minutos, quizás sea prudente que los utilice improvisando una actividad para cubrir el tiempo que le queda. Las siguientes sugerencias pueden serle de utilidad para emplear ese tiempo en forma eficaz:

  1. Pida a algunos de los niños que hablen acerca de sus relatos preferidos de las Escrituras y de la historia de la Iglesia.

  2. Haga que los niños, ya sea en parejas o en grupos, traten de localizar un pasaje de las Escrituras que ya hayan estudiado y marcado, luego que usted les haya dado algunas pistas para saber de qué pasaje se trata.

  3. Ayude a los niños a memorizar un pasaje de las Escrituras o un Artículo de Fe relacionado con la lección que acaba de impartir.

  4. Pida a los niños que digan en qué forma pueden utilizar en casa, en la escuela y con sus amigos los principios aprendidos durante la lección.

  5. Divida a la clase en grupos y pida a los niños que se turnen para hacerse entre sí preguntas acerca de la lección.

  6. Pida a los niños que escriban una cita o hagan un dibujo relacionado con la lección para colocarlo en un lugar visible como recordatorio del objetivo de la lección.

  7. Pida a los niños que marquen pasajes (en sus propios ejemplares de las Escrituras) para estudiarlos más adelante. Si lo desea, puede también pedirles que marquen los versículos que más les hayan gustado de la lección o usted podría sugerir algunos versículos que piense que podrían ayudar a los alumnos a recordar el objetivo de la lección.

  8. Utilice relatos relacionados con el tema, artículos o actividades tomados de la revista Liahona, u otras revistas de la Iglesia.

  9. Repase los principios o los relatos de los acontecimientos históricos y de las Escrituras de las lecciones previas.

La música en el salón de clase

La música puede ser un elemento valioso para fortalecer y enriquecer el aprendizaje del Evangelio. Muchas veces los niños recuerdan y aprenden mejor por medio de la música.

No hay que tener habilidades musicales para saber utilizar la música apropiada a fin de que los niños sientan la influencia del Espíritu y aprendan el Evangelio. La música en la clase podría consistir en tocar una cinta casete o escuchar un número musical ejecutado por un grupo invitado durante la lección o al comienzo de ella, con el fin de hacer hincapié en un principio. A fin de que los niños participen en la lección, usted podría leer o cantar con ellos la letra de las canciones. Utilice las canciones de la Primaria con tanta frecuencia como sea posible. Si se encuentran a disposición las cintas casete de Canciones para los niños (acompañamiento musical/música y letra, 52538 002) podría utilizarlas para aprender las canciones o para acompañar el canto en el salón de clase.

El tiempo para compartir

En ocasiones, se le pedirá a la clase que haga presentaciones sencillas sobre el Evangelio durante el Tiempo para compartir de la Primaria. Esas presentaciones se podrían sacar de las lecciones, y deben requerir poco tiempo de ensayo y servir para fortalecer los principios que se hayan enseñado. Si lo desea, podría utilizar las siguientes sugerencias para las presentaciones del Tiempo para compartir:

  1. Dramatizar un relato de las Escrituras.

  2. Recitar todos juntos los pasajes de las Escrituras que hayan aprendido de memoria.

  3. Repetir un Artículo de Fe y explicar su significado.

  4. Representar o caracterizar la forma en que podemos aplicar cierto principio del Evangelio a nuestra vida.

Los Artículos de Fe

Usted debe incorporar los Artículos de Fe a sus lecciones y alentar a todos los niños a memorizarlos antes de graduarse de la Primaria. Utilice todas las oportunidades que se le presenten para ayudar a los niños a aprender, a memorizar y a comprender los Artículos de Fe.

La importancia de comprender a los niños de ocho a once años de edad

Con el fin de ayudar a los niños a aprender y a tener confianza en sí mismos, es importante que usted comprenda sus necesidades y características, y prepare actividades y clases apropiadas. Si desea obtener más información acerca de las características de los niños de esas edades, véase La enseñanza: El llamamiento más importante (33043 002). Este manual podría encontrarlo en la biblioteca de su centro de reuniones o adquirirlo en el centro de distribución de la Iglesia más cercano a su localidad.

Pautas especiales para integrar a los niños discapacitados

El Salvador nos dio el ejemplo al sentir y demostrar compasión por los discapacitados. Cuando visitó a los nefitas después de la resurrección, Él dijo: “¿Tenéis enfermos entre vosotros? Traedlos aquí. ¿Tenéis cojos, o ciegos, o lisiados, o mutilados, o leprosos, o atrofiados, o sordos, o quienes estén afligidos de manera alguna? Traedlos aquí y yo los sanaré, porque tengo compasión de vosotros” (3 Nefi 17:7).

En su calidad de maestro de la Primaria usted se encuentra en una posición excelente para mostrar compasión. Aunque es posible que usted no haya recibido capacitación para proporcionar ayuda profesional, puede enseñar y dar comprensión a los niños con discapacidades. Es necesario mostrar interés y comprensión y tener el deseo de integrar a cada niño en las actividades de aprendizaje.

Los niños con discapacidades pueden sentir el Espíritu cualquiera sea su capacidad de comprensión. A pesar de que algunos niños no están en condiciones de asistir al período de la Primaria en su totalidad, ellos necesitan la oportunidad de asistir, aunque sea por un tiempo breve, para sentir el Espíritu. Tal vez sea necesario que una persona que sea sensible a las necesidades de los niños los acompañe durante el tiempo de la Primaria, en caso de que uno de ellos requiera separarse del resto del grupo en algún momento.

Algunos miembros de la clase tal vez padezcan problemas de aprendizaje, algún deterioro intelectual, problemas de lenguaje o del habla, pérdida de la vista o del oído, problemas sociales y de comportamiento, enfermedad mental, problemas de movimiento y movilidad, o algún deterioro crónico de la salud. A algunos les parecerá difícil o poco común el idioma o el marco cultural. No obstante las circunstancias individuales, cada niño tiene la misma necesidad de que se le ame y acepte, de aprender el Evangelio, de sentir el Espíritu, de participar con éxito y de prestar servicio a los demás.

Las siguientes pautas le ayudarán a enseñar a los niños discapacitados:

  • No se concentre en la discapacidad sino en llegar a conocer al niño. Actúe en forma natural, amigable y amorosa.

  • Averigüe cuáles son las dificultades y puntos fuertes específicos del niño.

  • Esfuércese por enseñar y recordar a los niños la responsabilidad que tienen de respetar a cada miembro de la clase. El ayudar a un compañero de clase discapacitado puede enseñar a todo el grupo a parecerse más a Cristo.

  • Consulte con los padres del niño, con otros miembros de la familia y, cuando sea posible, con el niño mismo, para encontrar el mejor método de enseñanza.

  • Antes de solicitar la participación de un niño discapacitado para leer, orar, o colaborar de alguna otra manera, pregúntele al niño cómo se siente. Haga destacar siempre las habilidades y los talentos y busque la forma de que cada uno participe en forma cómoda y exitosa.

  • Adapte los materiales de la lección y el ambiente de manera que satisfagan las necesidades de los niños discapacitados.

En los centros de distribución de la Iglesia se consiguen materiales adicionales para enseñar a los niños discapacitados.

Cómo tratar los casos de abuso

Es posible que en su carácter de maestro se entere de casos de niños que sufren abuso físico o emocional. Si le preocupa algún niño de su clase, consulte con el obispo. Al preparar y presentar las lecciones, ore al Señor para recibir Su orientación y dirección. Ayude a que cada niño sienta que es un hijo o una hija de gran valor de nuestro Padre Celestial y que Él y Jesucristo nos aman y desean que seamos felices y estemos protegidos.