Lección 19
Se enseña a los miembros de la Iglesia a reconocer el bien y el mal
Objetivo
Enseñar a los niños a reconocer y a buscar los verdaderos dones del Espíritu y a no dejarse engañar por el mal.
Preparación
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Estudie, con oración, los relatos de los acontecimientos históricos que se encuentran en esta lección; Doctrina y Convenios 50:1–9, 17–24, 31 y Moroni 7:15–17 (cómo distinguir entre las manifestaciones espirituales verdaderas y las falsas); y Doctrina y Convenios 46:7–26, 32–33 (los dones espirituales). Después, estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños los relatos y los acontecimientos históricos y de las Escrituras. (Véase “Cómo preparar las lecciones”, págs. VI–VIII y “La enseñanza de los acontecimientos históricos y de las Escrituras”, págs. VIII–X.)
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Lectura complementaria: Principios del Evangelio (31110 002), capítulo 22.
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Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y los ayude a alcanzar el objetivo de la lección.
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Materiales necesarios:
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Un ejemplar de Doctrina y Convenios para cada niño.
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Un ejemplar del Libro de Mormón.
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Algo artificial, tal como dinero de juguete, una “joya” con una piedra de fantasía o una flor de papel o plástico.
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.
Actividad para despertar el interés
Ponga a la vista el objeto artificial y explique que ese objeto es una falsificación, una imitación del objeto real.
• ¿Qué preferirían tener, esta imitación o el objeto real? ¿Por qué?
Indique que las cosas artificiales o falsificadas son, por lo general, de baja calidad o de menos valor que las verdaderas, a las que tratan de imitar. Explique que Satanás es un falsificador. Él trata de engañarnos con malas imitaciones de las cosas buenas que nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos han dado. Lo hace porque desea que le sigamos a él en lugar de seguir a nuestro Padre Celestial y a Jesús. Hable sobre algunas de las imitaciones de Satanás, por ejemplo:
Cosas que provienen de Dios |
Las imitaciones de Satanás |
Música y películas edificantes. |
Música y películas degradantes. |
Las Escrituras y otros libros buenos. |
Libros malos. |
El amor entre los esposos. |
La inmoralidad. |
Hacer lo mejor que podamos. |
Tratar de ser mejor que todos los demás. |
Explique que Satanás trata de convencernos de que sus imitaciones son tan buenas, o aun mejores, que las cosas que provienen de Dios. Aun cuando sea bastante fácil distinguir la diferencia que existe entre el objeto artificial que usted ha puesto a la vista y uno real, algunas de las imitaciones de Satanás son más difíciles de reconocer. Explique a los niños que en esta lección aprenderán la forma de reconocer algunas imitaciones de Satanás para así poder evitar que los engañe.
Acontecimientos históricos y de las Escrituras
Enseñe a los niños acerca de la diferencia que existe entre los dones espirituales falsos y los verdaderos, y la forma y el por qué se deben buscar los dones del Espíritu, tal como se describen en los siguientes relatos de los acontecimientos históricos y en los pasajes de las Escrituras que se dieron en la sección “Preparación”.
Satanás puede imitar los milagros y los dones espirituales
Explique que en los primeros días de la Iglesia, los miembros experimentaron muchos milagros. Esos milagros tuvieron lugar debido a los dones espirituales que el Señor había dado a los santos. Repase con los niños algunos de esos milagros y dones espirituales que se analizaron en las lecciones anteriores; como por ejemplo, cuando el profeta José Smith y los Tres Testigos vieron al ángel Moroni; el Profeta pudo traducir el Libro de Mormón al inglés del egipcio reformado, un idioma que no conocía en absoluto; y las revelaciones dadas por el Señor sobre cómo se debía establecer la Iglesia y la forma en que sus miembros debían vivir. Señale que muchos miembros no recibieron milagros en forma personal, pero fueron bendecidos con el don espiritual de creer en los milagros que experimentaron otras personas. Los dones espirituales que provienen del Señor fortalecen a los miembros de la Iglesia y hace que muchas personas se unan a ella.
Durante la primavera de 1831, un predicador metodista de nombre Ezra Booth llegó a Kirtland con un grupo de personas entre las cuales se encontraba John Johnson y su esposa, Elsa. La señora Johnson tenía un brazo casi paralizado y no lo podía levantar. Un día, mientras hablaban con José Smith, uno de los presentes preguntó si habría sobre la tierra alguien que tuviera el poder de curar el brazo inválido de la señora Johnson; más tarde, el Profeta se acercó a la dama, la tomó de la mano y con serena firmeza le dijo: “Mujer, en el nombre del Señor Jesucristo te mando que sanes”; y, mientras él salía del cuarto dejando a todos atónitos y sin habla, la mujer levantó el brazo. Al día siguiente, por primera vez en seis años, pudo colgar la ropa recién lavada sin sentir dolor. (History of the Church, 1:215–216; citado en La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, capítulo 8). Ezra Booth y algunos miembros de la familia Johnson se unieron a la Iglesia como resultado de aquella sanidad.
A Satanás no le gustaba ver progresar a la Iglesia y se esforzó muchísimo para detener ese crecimiento. Uno de los métodos que empleó fue el de imitar los dones espirituales que el Señor daba a los miembros de la Iglesia. Lo hizo con el fin de engañar a las personas y alejarlas de la Iglesia.
Durante el primer año de la organización de la Iglesia, algunas personas dijeron haber recibido revelaciones concernientes a la Iglesia, tal como las recibía el Profeta (véase la lección 15). Otros decían haber visto visiones o que les habían sucedido cosas verdaderamente extrañas. Parley P. Pratt observó la forma en que algunas personas reflejaban expresiones horribles en sus rostros y parecían perder el sentido. Otros contorsionaban el cuerpo o tenían calambres y convulsiones. Había también quienes decían haber tenido visiones y revelaciones que no concordaban con las enseñanzas ni con el espíritu del Evangelio.
Aun cuando algunas personas habían recibido revelaciones y visiones del Señor, Parley P. Pratt y otros líderes de la Iglesia pensaban que las cosas extrañas que observaban no provenían del Señor. Fue entonces que le pidieron a José Smith que preguntara al Señor acerca de esos fenómenos y, en mayo de 1831, recibió la respuesta, la cual se encuentra registrada en Doctrina y Convenios 50.
Cómo distinguir los dones espirituales falsos de los verdaderos
En Doctrina y Convenios 50:1–9 encontramos cómo el Señor explica que existen los dones espirituales falsos y que éstos provienen de Satanás. Analice con los niños la razón por la que Satanás utiliza esos dones artificiales (véase el vers. 3).
Analice con los niños la forma en que los miembros de la Iglesia pueden distinguir los dones espirituales verdaderos de los falsos, tal como se explica en Doctrina y Convenios 50:17–24, 31 y Moroni 7:15–17. Es importante que los niños comprendan que los dones espirituales falsos nos alejan de Jesucristo mientras que los dones espirituales verdaderos nos conducen a creer en Cristo y nos instan a seguirlo.
Podemos recibir dones espirituales verdaderos
Explique que, poco antes de la revelación que se encuentra en Doctrina y Convenios 50, el Señor había dado una revelación acerca de los dones espirituales verdaderos, que está en Doctrina y Convenios 46. En ella, advierte a los antiguos miembros de la Iglesia acerca de los dones falsos de Satanás (véase D. y C. 46:7–8) y luego describe algunos de los dones espirituales verdaderos que los miembros de la Iglesia podrían recibir (véase D. y C. 46:9–26).
Explique que todos los dones espirituales que se describen en Doctrina y Convenios 46 se encuentran en la actualidad a disposición de todos los miembros de la Iglesia. Analice con los niños los dones espirituales que se mencionan en Doctrina y Convenios 46:9–26 y cómo se pueden obtener y utilizar. Haga comprender a los niños que sólo las personas rectas reciben los dones espirituales y que éstos se deben utilizar para ayudar a los demás (véase los versículos 9, 12, 26).
Preguntas para analizar y aplicar
Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios a su vida. El leer los pasajes en la clase con los niños hará que entiendan mejor las Escrituras.
• ¿De dónde o de quién provienen los dones espirituales falsos? (D. y C. 50:2–3.) ¿De qué manera confunden a veces a la gente las imitaciones que hace Satanás de los dones de Dios? ¿Por qué desea engañarnos Satanás?
• ¿A quién tienen los miembros dignos de la Iglesia que les ayuda a reconocer si los dones espirituales son falsos? (Al Espíritu Santo, a quien se le conoce también como el Consolador o el Espíritu de verdad; véase D. y C. 50:17.) ¿Cómo nos ayuda el Espíritu Santo a saber qué cosas son verdaderas?
• ¿Cómo sabemos si lo que vemos u oímos proviene de Dios? (Moroni 7:15–17; D. y C. 50:23–24.) Pida a uno de los niños que lea en voz alta Doctrina y Convenios 50:23. ¿Qué significa edificar? Explique que algo que edifica es algo que nos hace sentir bien y con el deseo de progresar. Las cosas que provienen de Dios nos hacen desear seguir a Cristo y ser mejores personas. Las cosas que provienen de Satanás tienen una mala influencia sobre nosotros y nos instan a desobedecer los mandamientos.
• Si tenemos dificultades para saber si algo es de Dios, ¿qué podemos hacer? (D. y C. 46:7; 50:31; también podemos hablar con nuestros padres y con líderes de la Iglesia.)
• ¿Por qué Dios nos da dones espirituales? (D. y C. 46:8–9, 26.) ¿Por qué no todas las personas reciben los mismos dones espirituales? (D. y C. 46:11–12.)
• ¿Cuáles son algunos de los dones espirituales verdaderos que podemos recibir? (D. y C. 46:13–25; véase la actividad complementaria Nº 1.) ¿De qué manera nos ayuda el don de creer en los testimonios de los demás? (D. y C. 46:14) (Véase la actividad complementaria Nº 2.)
• ¿Por qué debemos buscar los dones espirituales? (D. y C. 46:8–9.) ¿Qué debemos hacer cuando recibimos un don espiritual? (D. y C. 46:32.) ¿Qué debemos hacer para mantener esos dones? (D. y C. 46:33.)
• ¿Qué dones espirituales han visto en su vida o en la vida de las personas que los rodean?
Actividades complementarias
En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido, utilice una o más de las siguientes actividades:
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Entregue a cada niño una hoja de papel con las referencias de los siguientes pasajes de las Escrituras y de algunos dones espirituales. Pida a los niños que busquen cada uno de los pasajes y los hagan coincidir con los dones correspondientes.
a. El don de creer en Jesucristo (el testimonio).
b. El don de creer en los testimonios de los demás.
c. Los dones de sabiduría y conocimiento.
d. Los dones de fe para sanar y ser sanados
e. El don de profecía.
f. Los dones de hablar y comprender otras lenguas (idiomas).
(Respuestas: 1–b; 2–d; 3–a; 4–c; 5–f; 6–e.)
Una vez que los niños hayan terminado la actividad, analice con ellos cada don y cómo la gente que tiene ese don en particular puede utilizarlo para ayudar a otras personas.
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Para que los niños comprendan el don de creer en los testimonios de los demás, lea o pida a un niño que lea la siguiente cita del presidente Harold B. Lee, undécimo presidente de la Iglesia:
“Si tienen dudas, presten atención a lo que decimos nosotros, que poseemos un fuerte testimonio… Si no tienen [un testimonio], entonces aférrense al mío, hasta que obtengan y desarrollen uno propio” (Qualities of Leadership [address to the Latter–day Saint Student Association, agosto de 1970], pág. 8).
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¿A qué testimonios se pueden aferrar mientras fortalecen el suyo?
Explique a los niños que cada uno de ellos necesita desarrollar su propio testimonio de la veracidad del Evangelio, pero mientras se esfuerzan por lograrlo, pueden creer en los testimonios de los líderes de la Iglesia, de sus padres, de sus maestros y de los demás miembros de la Iglesia a quienes respetan y en quienes confían.
Analice la forma en la cual nos fortalecemos mutuamente cuando damos nuestro testimonio en las reuniones de ayuno y testimonio. Si lo desea, dé su testimonio del Evangelio a los niños.
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Con sus propias palabras, narre uno de los siguientes relatos acerca del don de lenguas:
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En el año 1921, el élder David O. McKay, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, quien más tarde se convertiría en el Presidente de la Iglesia, fue a Nueva Zelanda para asistir a una conferencia de la Iglesia. Iba con el objeto de dar un discurso a un grupo de maoríes (nativos de Nueva Zelanda), pero el problema era que él no hablaba su idioma y ellos no hablaban ni entendían inglés. Al comienzo de su discurso, el élder McKay le dijo a la gente que deseaba poder hablarles en su propia lengua, pero dado que no podía, le pedía al Señor que les diera el don de interpretación de lenguas para que de esa forma pudieran entenderle. El élder McKay le dijo a la gente que aun cuando no pudieran comprender con exactitud sus palabras, podrían sentir el Espíritu y saber que eran inspiradas por el Señor.
El élder McKay comenzó entonces a dar su discurso con la ayuda de un intérprete, él hablaba por algunos momentos en inglés y luego el intérprete repetía lo que había dicho en maorí para que la congregación comprendiera. Sin embargo, de pronto, la gente comenzó a llamar al interprete y a pedirle que se callara y se sentara. Ellos podían comprender por sí mismos al élder McKay y no necesitaban más del intérprete. Aun cuando las personas que estaban presentes en la reunión no entendían inglés, el Señor las había bendecido con el don de interpretación de lenguas para que de esa forma pudieran comprender todo lo que él élder McKay decía en su discurso. (Véase R. Lanier Britsch, “Roots of Faith”, Ensign, septiembre de 1989, pág. 48.)
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En cierta ocasión se invitó al profeta José Smith a predicar el Evangelio a un grupo de indios de los Estados Unidos. Los indios no entendían inglés y el Profeta no hablaba el idioma de ellos. Fue así que le pagó a un agente especial del gobierno para que tradujera sus palabras al lenguaje que hablaban esos indios. José Smith habló por algunos minutos y el agente interpretó lo que dijo a los indios. Cuando los indios comenzaron a enojarse por el mensaje que se les estaba dando, el Señor le hizo saber al Profeta que el agente no les estaba diciendo lo que él había dicho, sino que les había mentido para que ellos se enojaran. El Profeta hizo a un lado al agente y predicó el sermón a los indios sin la ayuda de ningún interprete, y a pesar de no hablar el mismo idioma, los indios comprendieron cada una de las palabras que pronunció José Smith en su sermón. El Señor había bendecido a los indios con el don de interpretación de lenguas para que ellos comprendieran lo que el Profeta les decía. (Véase E. Cecil McGavin, The Historical Background of the Doctrine and Covenants [Salt Lake City: Paragon Printing Co., 1949], pág. 156.)
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Con sus propias palabras, narre el siguiente relato acerca de los dones de la fe para sanar y de la fe para ser sanado:
John Shumway, de la ciudad de Orem, en el estado de Utah, iba en bicicleta a una reunión de los Scouts cuando lo atropelló un automóvil que le ocasionó graves heridas en la cabeza. Cuando lo llevaron al hospital, el médico le dijo a la familia de John que había muy pocas posibilidades de que pudiera sobrevivir y que, si llegaba a vivir, quedaría con lesiones cerebrales graves. Varios poseedores del sacerdocio, incluyendo al padre de John y a su obispo, pusieron las manos sobre la cabeza de John y le dieron una bendición. El obispo se sintió inspirado de bendecir a John para que sanara. Después de la bendición, fue sometido a una delicada intervención quirúrgica en el cerebro. John sobrevivió a la operación pero estuvo inconsciente por varios días.
Randy, uno de los amigos de John que estaba con él cuando sucedió el accidente, oró constantemente por su amiguito. Cuando el barrio llevó a cabo un ayuno especial por John, Randy participó sinceramente por su recuperación. Ese mismo día en la Iglesia, el padre de John le dijo a Randy que su hijo había recobrado el conocimiento. Randy recibió un fuerte testimonio del poder del ayuno y la oración, cuando cierto tiempo después, John le dijo que pensaba que la fe de Randy le había ayudado a recobrar la conciencia.
John tuvo que someterse a más operaciones y pasó mucho tiempo en recuperación, pero finalmente se restauró su salud. Para asombro de los médicos, él pudo jugar baloncesto, aprender a manejar un auto, logró el rango de Eagle Scout, se graduó de la escuela secundaria y se preparó para salir a la misión. Gracias a la fe de muchas personas, John se sanó.
Explique a los niños que aun cuando John sí se sanó, en ocasiones hay personas que no se sanan aun cuando posean una gran fe (véase D. y C. 42:48). Recuerde a los niños que nuestro Padre Celestial sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros y contesta nuestras oraciones de acuerdo con ello.
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Ayude a los niños a aprender de memoria o a repasar el séptimo Artículo de Fe.
Conclusión
Testimonio
Testifique a los niños sobre la importancia que tiene el buscar los dones del Espíritu. Ínstelos a permanecer cerca del Señor y a orar seguido para que de esa forma les sea posible distinguir los dones espirituales verdaderos de los falsos.
Sugerencias de lectura
Sugiera que los niños estudien en casa Doctrina y Convenios 46:11–14, 17–26 como repaso de esta lección.
Sugerencias para que los niños hablen con la familia
Inste a los niños a que hablen con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella la “Sugerencia de lectura” que tienen para estudiar en casa.
Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.