Lección 7
José Smith traduce las planchas de oro
Objetivo
Que los niños comprendan y reconozcan la influencia del Espíritu Santo y deseen ser dignos de su compañía.
Preparación
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Estudie, con oración, José Smith—Historia 1:66–67; el relato histórico que se encuentra en esta lección y Doctrina y Convenios 5:30, 34; 6:14–23; 8:1–3; 9:3–9; 10:4. Después estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños los relatos de los acontecimientos históricos y de las Escrituras. (Véase “Cómo preparar las lecciones”, págs. VI–VIII, y “La enseñanza de los acontecimientos históricos y de las Escrituras”, págs. VIII–X.)
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Lectura complementaria: Principios del Evangelio (31110 002), capítulo 7.
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Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y los ayuden a alcanzar el objetivo de la lección.
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Materiales necesarios:
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Un ejemplar de Doctrina y Convenios para cada niño.
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Un ejemplar de La Perla de Gran Precio.
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Una radio pequeña (o una lámina o fotografía de una radio).
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La lámina 5-2, José Smith (Las bellas artes del Evangelio 400; 62449); la lámina 5-14 José Smith traduciendo las planchas de oro.
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.
Actividad para despertar el interés
Muestre a los niños la radio, pero no la encienda (si trajo una lámina o una fotografía, haga las adaptaciones que considere necesarias). Pregúnteles si pueden escuchar la programación y analicen brevemente la razón por la que no pueden hacerlo. Encienda la radio pero no sintonice ninguna estación. Destaque que, aunque la radio está encendida, aún así todavía no pueden escuchar la transmisión.
• ¿Qué debemos hacer para poder escuchar la radio con claridad?
Haga que los niños comprendan que el escuchar el Espíritu Santo se puede comparar con escuchar la radio. Antes de poder oír lo que nuestro Padre Celestial quiere que sepamos, debemos estar en sintonía con el Espíritu Santo, o sea, en armonía con Él. Explique que al Espíritu Santo también se lo llama el Espíritu de verdad (véase D. y C. 6:15). Pida a los niños que presten atención a la lección para aprender la forma en que el Espíritu Santo ayudó a José Smith y a Oliver Cowdery.
Acontecimientos históricos y de las Escrituras
Enseñe a los niños la forma de entender y reconocer la influencia del Espíritu Santo tal como se explica en Doctrina y Convenios 6:14–23, 8:1–3, 9:3–9, José Smith—Historia 1:66–67 y en el siguiente relato histórico. Muestre las láminas cuando sea el momento adecuado.
Debido a que se perdieron 116 páginas del manuscrito, el ángel Moroni le quitó las planchas y el Urim y Tumim a José Smith por un tiempo (véase la lección 6). Después que José Smith se arrepintió le fueron devueltos. Mientras que José continuaba la traducción, se dio cuenta de que no tenía tiempo para atender a las necesidades de su familia y de la granja, y de traducir a la velocidad que deseaba. La tarea de traducir se retrasó también porque José Smith no tenía quién escribiera a medida que él traducía porque a Martin Harris no se le permitió continuar siendo el escriba. A veces Emma le servía como escriba, pero ella también tenía otras cosas que debía hacer. José Smith sabía que la traducción no se estaba haciendo tan rápidamente como debería, por lo tanto, oró a nuestro Padre Celestial para pedir ayuda. Lea en voz alta lo que el Señor le contestó en Doctrina y Convenios 10:4. Unos meses después, se le dijo a José Smith que dejara de traducir hasta que el Señor le dijera que podía hacerlo nuevamente. El Señor le prometió a José Smith que si lo hacía, Él le proporcionaría ayuda para hacer la traducción (véase D. y C. 5:30, 34).
En esa época, un joven llamado Oliver Cowdery trabajaba como maestro de escuela en Palmyra, Nueva York, y vivía en la casa de los padres de José Smith. En ese entonces se acostumbraba que los maestros vivieran en casa de alguno de los alumnos como pago por la enseñanza. Mientras Oliver vivía en la casa de la familia Smith, escuchó hablar de José Smith y de las planchas de oro. Oliver Cowdery hizo algunas preguntas con respecto a las planchas de oro, pero ellos no quisieron darle mucha información porque en el pasado ya habían sufrido persecuciones de parte de personas a quienes les habían hablado acerca de las planchas.
Cuando la familia Smith conoció mejor a Oliver Cowdery, Joseph Smith, padre (el papá del Profeta) le dijo a Oliver lo que sabía acerca de las planchas. Oliver Cowdery pasó muchos días pensando en lo que se le había dicho hasta que al fin oró en forma privada. Sintió una paz que le aseguraba que José Smith era un profeta de Dios (véase D. y C. 6:22–23) y tuvo la impresión de que él sería el escriba de José Smith.
Oliver Cowdery deseaba conocer a José Smith, así que fue con Samuel Smith, hermano menor del Profeta, a Harmony, Pennsylvania, donde vivían José y Emma Smith. Cuando Oliver Cowdery llegó, José Smith se dio cuenta de que el Señor había mandado a Oliver para ayudarle con la traducción del Libro de Mormón. José y Oliver conversaron hasta tarde esa noche y Oliver accedió a ser el escriba. Con relación a esa experiencia, Oliver escribió: “Estos fueron días inolvidables: ¡Estar sentado oyendo el son de una voz dictada por la inspiración del cielo… Día tras día yo continuaba escribiendo las palabras de su boca, sin interrupción, según él traducía con el Urim y Tumim… la historia o relato llamado ‘El Libro de Mormón’ ” (José Smith—Historia 1:71, nota al pie de la página).
José Smith comprendió que no podía traducir sin la ayuda del Espíritu Santo. Una mañana José se encontraba disgustado con Emma por algo que ella hizo. Cuando fue a traducir, se dio cuenta de que no podía hacerlo, por lo tanto, se fue a un monte de árboles frutales a orar para preguntarle al Señor por qué no podía traducir. Pronto se dio cuenta de que debía hacer las paces con Emma para poder tener la ayuda del Espíritu Santo. José Smith volvió a la casa y le pidió perdón a Emma y recién después de hacerlo pudo continuar con la traducción.
Con la ayuda de Oliver Cowdery, la traducción del Libro de Mormón avanzaba con mayor rapidez. Luego de trabajar como escriba por algún tiempo, Oliver quiso traducir. Se le dio permiso para hacerlo, pero cuando trató, no pudo. Oliver Cowdery pensó que la habilidad para traducir le sería dada si simplemente le pedía a nuestro Padre Celestial que se la concediera, pero comprendió que exigía un gran esfuerzo espiritual y mental. La habilidad para traducir debía provenir de la inspiración del Espíritu Santo.
Analice con los niños el procedimiento para tomar decisiones que se le reveló a Oliver Cowdery por medio de José Smith, registrado en Doctrina y Convenios 9:8–9:
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Estudiar el problema o la pregunta en la mente. Pensar en la forma en la que podríamos resolver el problema o responder la pregunta.
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Tomar una decisión basados en lo que pensamos que deberíamos hacer.
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Preguntar a nuestro Padre Celestial si la decisión es correcta.
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Escuchar con nuestro corazón y nuestra mente. Si la decisión es correcta, el Espíritu Santo hará que tengamos un buen sentimiento al respecto. Si la decisión es incorrecta, no nos sentiremos bien y tendremos que escoger algo diferente.
Explique que Oliver Cowdery debió haber seguido este procedimiento cuando quiso traducir y es lo que todos nosotros debemos hacer. Si seguimos estos pasos, el Espíritu Santo nos ayudará a tomar decisiones correctas.
Preguntas para analizar y aplicar
Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios a su vida. El leer los pasajes con los niños en la clase hará que entiendan mejor las Escrituras.
• ¿Por qué José Smith necesitaba ayuda para traducir las planchas de oro? ¿Qué hizo José para resolver ese problema? ¿Cuál fue la respuesta a las oraciones de José? ¿Qué podemos hacer nosotros cuando tenemos un problema? Pida a los niños que hagan comentarios relacionados con la forma en que nuestro Padre Celestial ha contestado sus oraciones.
• ¿Qué hizo Oliver Cowdery para obtener un testimonio de que José Smith era un profeta? (D. y C. 6:14.) ¿Cómo podemos nosotros obtener un testimonio de que José Smith es un profeta? ¿Cómo podemos obtener un testimonio de la veracidad del Libro de Mormón? (Véase la actividad complementaria Nº 6.)
• ¿Cuál fue la respuesta a las oraciones de Oliver Cowdery cuando oró para saber si José Smith era un profeta de Dios? (D. y C. 6:15, 23.) ¿De qué otra forma podría nuestro Padre Celestial contestar nuestras oraciones? Recuerde a los niños que la respuesta a las oraciones es a menudo un sentimiento de tranquilidad.
• ¿Qué se le dijo a Oliver Cowdery que debía hacer para poder traducir? (D. y C. 9:8–9.) ¿Cómo podemos aplicar este consejo a nuestras vidas?
• ¿Qué debemos hacer para prepararnos para recibir la ayuda del Espíritu Santo? (Véase la actividad complementaria Nº 2.) ¿Cómo sabemos cuando estamos recibiendo los susurros del Espíritu? (D. y C. 6:23; 8:2–3; y 9:8–9; véase las actividades complementarias Nº 3 y 4.)
Actividades complementarias
En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido, utilice una o más de las siguientes actividades:
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Explique que cuando José Smith tradujo el Libro de Mormón, él decía las palabras en voz alta y su escriba las anotaba. Algunas veces José Smith y su escriba trabajaban con una división de por medio, por lo tanto no se podían ver.
Coloque una división en el medio de una mesa o del piso del salón de clase (por ejemplo, dos niños podrían sostener en alto una cobija pequeña o una sábana o un trozo grande de papel grueso). Pida a uno de los niños que se siente de un lado del separador y que lea lentamente un versículo corto del Libro de Mormón, mientras que otro niño se sienta del otro lado de la división y escribe lo que el primero lee. Luego pida al escriba que lea lo que escribió para que el niño que leyó el pasaje de Escritura se asegure de que lo escribió correctamente. (Si lo desea, puede utilizar a varios niños para que sean escribas para que todos los que deseen participar puedan hacerlo.)
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Haga dos columnas en la pizarra y escriba en una Invita al Espíritu y en la otra Ofende al Espíritu. Haga que los niños comprendan que el Espíritu Santo es muy importante en nuestra vida y explíqueles que las cosas buenas invitan al Espíritu a nuestra vida mientras que las cosas malas lo ofenden y hacen que se retire (véase Moroni 7:12–13). Pida a los niños que piensen en cosas que podrían ir en cada una de las listas, tales como: escuchar buena música y ser bondadosos para anotar debajo de Invita al Espíritu, y pelear y ser tramposo para anotar debajo de Ofende al Espíritu.
Explique que el Espíritu Santo nos enseñará, nos dará consuelo, nos protegerá y nos guiará (véase Principios del Evangelio [31110 002], capítulo 7), pero para recibir su ayuda, debemos hacer cosas que lo inviten a seguir acompañándonos.
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Pida a los niños que busquen Doctrina y Convenios 8:2, y pida a uno de ellos que lo lea en voz alta. Analicen la forma en que todas las personas pueden recibir revelación personal al escuchar los susurros del Espíritu Santo. Relate una experiencia en la cual el Espíritu Santo le haya dirigido e invite a los niños a relatar experiencias similares.
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Explique que cuando tenemos el Espíritu con nosotros nos sentimos de una forma distinta a cuando no lo tenemos o cuando Satanás está ejerciendo su influencia en nosotros. Lea las siguientes declaraciones y pida a los niños que se pongan de pie cuando una de ellas describe la forma en que nos sentimos cuando tenemos el Espíritu, y que se sienten cuando la declaración describe la forma en que nos sentimos cuando no tenemos el Espíritu.
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Te sientes feliz y tranquilo.
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Te sientes egoísta.
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Te sientes generoso.
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Te desanimas con facilidad.
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Deseas hacer felices a otras personas.
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Te quieres vengar.
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Perdonas y eres bondadoso.
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Te sientes feliz cuando otras personas hacen algo bien.
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Escriba en hojas individuales de papel varias actividades que invitan al Espíritu y que los niños puedan representar. Coloque las hojas de papel en un recipiente y pida a un niño que escoja una y que represente la actividad escrita en ella para que los demás niños adivinen lo que es.
Posibles actividades:
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Leer las Escrituras.
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Orar.
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Hacer una obra de servicio (como lavar la vajilla o jugar con un niño pequeño).
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Sentarse en forma reverente en la Iglesia.
Si lo desea, podría pedir a los niños que escojan una de esas actividades para llevar a cabo durante la semana entrante. Entregue a los niños una hoja de papel y un lápiz para que escriban lo que van a hacer y dígales que coloquen el papel en un lugar visible de la casa para que les permita recordar lo que han escogido hacer.
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Canten o repitan la letra de “Escudriñar, meditar y orar” (Canciones para los niños, pág. 66). Analicen lo que enseña la canción que debemos hacer para obtener un testimonio (tal vez sea necesario explicar que escudriñar significa estudiar).
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Canten o repitan la letra de “El Espíritu Santo” (Canciones para los niños, pág. 56) y analicen la forma en que el Espíritu Santo nos habla y lo que debemos hacer para tener Su compañía. Ayúdeles a comprender que casi nunca escuchamos al Espíritu Santo hablar en voz alta, sino que por lo general nos hace tener un buen sentimiento o nos da una idea que nos llega a la mente para decirnos que algo está bien.
Conclusión
Testimonio
Exprese su testimonio acerca de la influencia que el Espíritu Santo ha tenido en su vida para ayudarle a obtener un testimonio y para darle consuelo y ayuda. Haga comprender a los niños la gran bendición que el Espíritu Santo puede ser para ellos.
Aliente a los niños a pedir a sus padres que les relaten una experiencia que hayan tenido relacionada con el Espíritu Santo.
Sugerencia de lectura
Sugiera a los niños que estudien en casa Doctrina y Convenios 8:2–3 y 9:8–9 como repaso de esta lección.
Sugerencias para que los niños hablen con la familia
Inste a los niños a hablar con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella la “Sugerencia de lectura” que tienen para estudiar en casa.
Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.