Lección 43
Las caravanas de carros de mano llegan al Valle del Lago Salado
Objetivo
Que los niños se sientan inspirados a ser como los pioneros que integraban las caravanas de carros de mano y perseveren hasta el final con valentía.
Preparación
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Estudie, con oración, los relatos de los acontecimientos históricos que se dan en esta lección y Doctrina y Convenios 14:7; 24:8; 76:5; 121:7–8, 29. Después, estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños los relatos y los acontecimientos históricos y de las Escrituras. (Véase “Cómo preparar las lecciones”, págs. VI–VIII y “La enseñanza de los acontecimientos históricos y de las Escrituras”, págs. VIII–X.)
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Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que promuevan la participación de los niños y que mejor los ayuden a alcanzar el objetivo de la lección.
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Materiales necesarios:
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Un ejemplar de Doctrina y Convenios para cada niño.
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Un reloj que tenga segundero.
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La lámina 5–21, La caravana de carretas de mano de Martin en Bitter Creek, estado de Wyoming, 1856 (Las bellas artes del Evangelio 414; 62554); la lámina 5–52, Tres jóvenes prestan auxilio a la caravana de carros de mano de Martin (Las bellas artes del Evangelio 415; 62606).
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.
Actividad para despertar el interés
Diga a los niños que le gustaría que participaran en dos actividades relacionadas con el tiempo. Pida a uno de ellos que se acerque al frente del salón y pídale que le diga, sin mirar un reloj, cuándo piensa que ya ha pasado un minuto. Dé al niño o niña una señal para que comience mientras usted mira el reloj que ha llevado para saber cuando haya pasado el minuto. Mientras éste pasa, hable con él y con los demás miembros de la clase para que le sea más difícil al niño concentrarse. Cuando el niño diga que ya ha pasado un minuto, diga a la clase cuánto tiempo ha pasado realmente.
Después pida a los niños que se pongan de pie y vean si pueden permanecer completamente quietos por un minuto, sin moverse para nada, como si fueran estatuas. Dé a los niños una señal para que comiencen y diga “basta” cuando haya pasado el minuto.
Indique que el paso del tiempo es muy difícil de predecir. Algunas veces nos parece que pasa muy rápido mientras que otras no termina de pasar nunca.
Explique que ninguno de nosotros sabe cuánto tiempo más permaneceremos en la tierra, pero que se nos ha mandado que perseveremos hasta el fin, no importa lo larga que sea nuestra vida. El perseverar hasta el fin significa vivir rectamente, arrepentirse cuando se haya cometido un error y no darnos jamás por vencidos, aun en los momentos más difíciles de nuestra vida. Si deseamos volver a vivir nuevamente con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo, debemos perseverar hasta el fin con valentía. Explique que una persona valiente es fuerte, obediente y valerosa, que vive el Evangelio de Jesucristo con rectitud. Diga a los niños que en esta lección aprenderán acerca de algunos de los primeros miembros de la Iglesia, los cuales perseveraron valientemente hasta el fin de su vida.
Acontecimientos históricos
El plan de Brigham Young
Muchos miembros de la Iglesia fueron al Valle del Lago Salado en carromatos tirados por bueyes. Algunos de ellos compraron sus carromatos y provisiones con dinero que habían pedido prestado a la Iglesia. Después que llegaban al valle, trabajaban para pagar el dinero que habían pedido prestado, el cual se utilizaba para prestárselo a otros miembros para que ellos a su vez pudieran también hacer el viaje a través de las llanuras. A eso se le llamaba el Fondo perpetuo de emigración.
A pesar de que ese plan era muy bueno, algunas personas eran demasiado pobres para pagar todo el dinero que se les había prestado y había muchos miembros más que deseaban ir a establecerse al Valle del Lago Salado. Por ese motivo, los líderes de la Iglesia tuvieron que encontrar una forma que fuera más económica de trasladar a los miembros al valle. En 1855, el presidente Brigham Young escribió: “A medida que el tiempo transcurre, tenemos menos medios económicos para comprar carromatos y yuntas, por lo que he decidido volver a mi antiguo plan: hacer carros de mano y que la emigración se haga a pie… Ellos pueden llegar en el mismo tiempo, si no en menos, y resulta mucho más económico” (“Foreign Correspondence”, pág. 813). Se estimó que el utilizar carros de mano costaría una tercera parte o la mitad de lo que se gastaría usando carromatos.
Los carros de mano eran pequeñas carretas descubiertas arrastradas por personas en lugar de bueyes. Además de los carros de mano, cada una de las compañías llevaba una vaca o dos por cada diez personas y unos cuantos carromatos y yuntas de bueyes para llevar a las personas que no podían caminar. Los carros de mano tenían algunas ventajas sobre los carromatos; por ejemplo, algunas partes del camino eran difíciles para que los carromatos avanzaran por ellas, pero no ofrecían grandes dificultades para los carros de mano; además, debido a que éstos últimos eran más pequeños y livianos, los pioneros podían viajar más rápidamente; por último, no tenían tampoco que preocuparse de cuidar tantos animales. De todas formas, los carros de mano tenían también sus desventajas, ya que tenían poco espacio para los alimentos y demás provisiones y no ofrecían protección durante las tormentas.
Las primeras compañías de carros de mano
Algunos de los miembros cruzaron el océano desde el continente europeo y fueron en ferrocarril hasta Iowa City, en el estado de Iowa, donde se les abasteció con carros de mano para el viaje a través de las llanuras. La primera compañía de carros de mano partió de Iowa City el 9 de junio de 1856.
Las compañías de carros de mano enfrentaron muchas tribulaciones. Un día, el niño Arthur Parker, de seis años de edad, que iba en la primera caravana de carros de mano, se sintió enfermo y se sentó a descansar. Los demás miembros de la caravana no se dieron cuenta de que se había quedado atrás hasta ya muy avanzado el día, cuando se detuvieron para acampar. Al ver que Arthur no estaba con ellos, comenzaron a buscarlo, pero después de dos días tuvieron que seguir el viaje. El padre del niño se quedó para seguir la búsqueda. Antes de partir, la madre le entregó una pañoleta roja para que lo envolviera en ella si lo encontraba muerto. Sin embargo, si por el contrario lo encontraba con vida, debía utilizarla para hacerles señas.
Por tres días la compañía veló y oró por Arthur mientras su padre lo buscaba. Al tercer día, Ann Parker, la mamá del pequeño, miró hacia atrás al camino que habían terminado de recorrer, y vio a su esposo que hacía señas con la pañoleta roja. La mamá de Arthur se sintió sumamente feliz de ver nuevamente a su hijo y esa noche al fin pudo dormir, por primera vez desde que habían descubierto que el niño se había perdido.
Las compañías de carros de mano de Willie y Martin enfrentan problemas
Las tres primeras compañías de carros de mano tuvieron algunas dificultades, pero aún así cruzaron las llanuras sin mayores problemas. No obstante, las dos compañías siguientes no fueron tan afortunadas (véase la actividad complementaria Nº 1). Los miembros de las compañías de mano de Willie y Martin llegaron de Inglaterra durante el verano y al llegar a Iowa City se encontraron con que no había carros de mano disponibles, por lo que tuvieron que esperar hasta que se construyeran algunos. Las compañías entonces partieron de Iowa City a finales de julio de 1856, pero los carros que llevaban habían sido construídos con madera verde y comenzaron a desarmarse a medida que la madera se secaba, causando con ello más tardanza aún. A todo eso se agregó el hecho de que algunos indios hostiles les robaron una gran parte del ganado. La tardanza en la partida y los numerosos retrasos causaron muchos problemas a las compañías de Willie y Martin, ya que las grandes tormentas invernales llegaron ese año mucho antes de lo acostumbrado. Con el fin de aligerar la carga que llevaban y poder así viajar con más rapidez, los miembros habían dejado atrás las prendas de ropa personales y de cama adicionales que tenían y no contaban por tanto con una protección adecuada contra las inclemencias del tiempo cuando llegaron las heladas. Las tormentas y los fríos intensos fueron la causa de muchas muertes. A las personas que fallecían se las enterraba en tumbas poco profundas a lo largo del camino.
El rescate de las compañías de carros de mano de Willie y Martin
Mientras el presidente Brigham Young se preparaba para la conferencia general de octubre de 1856, recibió un mensaje en el cual se le decía que las compañías de carros de mano de los hermanos Willie y Martin se encontraban en graves problemas. Durante la conferencia, se organizaron las partidas de socorro.
El hermano Ephraim K. Hanks volvía a Salt Lake City de un viaje de pesca que había hecho y en el camino se quedó a pasar la noche en casa de un amigo. Esa noche, mientras se encontraba acostado, pero aún despierto, oyó una voz que lo llamó por su nombre y le dijo: “La gente de la caravana de carros de mano tienen problemas y te necesitan; ¿irás a ayudarles?” El hermano Hanks le contestó: “Sí, iré si me llaman”. Este diálogo se repitió tres veces.
Cuando el presidente Brigham Young pidió voluntarios para ir a ayudar a las compañías de Willie y Martin a llegar a Salt Lake, algunos de los hermanos dijeron que estarían listos para partir dentro de unos días, pero Ephraim Hanks contestó: “¡Yo estoy listo ahora mismo!” Fue una de las primeras personas en alcanzar las caravanas de carros de mano. En el camino, se encontró con la peor tormenta de nieve que había visto en su vida. La nieve era tan profunda que le fue imposible mover la carreta a través de ella. Por consiguiente, dejó la carreta y siguió camino con dos caballos, uno de los cuales cargó con las provisiones. Esa noche, mientras se preparaba para pasar la noche, pensó cuánto le gustaría tener una piel de bisonte con la cual taparse y carne para la cena. Y el hermano Hanks oró y le pidió al Padre Celestial que le enviara un bisonte. Una vez que terminó la oración, levantó la vista y vio a uno cerca de donde estaba acampado y lo mató de un solo tiro. A la mañana siguiente mató otro más, cargó la carne en los caballos y siguió el viaje hacia el este.
Ephraim Hanks alcanzó la caravana de emigrantes de la compañía Martin cuando estaban acampando para pasar la noche. Cuando lo vieron llegar, se pusieron muy contentos y aún más al saber que les había llevado carne fresca. Uno de los hermanos de la compañía había profetizado que cuando se les terminaran las provisiones las personas que integraban la caravana se deleitarían con carne de bisonte. Ephraim Hanks ayudó a cumplir esa profecía y continuó haciéndolo al matar otro bisonte más durante el viaje.
Cuando la caravana de carros de mano de Martin llegó al río Sweetwater, la gente se encontraba sumamente débil y no encontraban la forma de cruzarlo en esas condiciones, ya que era demasiado profundo, ancho y muy frío. Todo lo que podían hacer era orar. Fue entonces que tres muchachos de dieciocho años, que integraban la partida de socorro, llegaron a rescatarlos. George W. Grant, David P. Kimball y C. Allen Huntington se metieron en el agua helada y comenzaron a acarrear gente a través del río. Hicieron muchos viajes de una orilla a la otra acarreando a casi toda la compañía. El haber estado expuestos al agua helada les causó graves problemas de salud y años más tarde los tres murieron como consecuencia de ello. Cuando el presidente Brigham Young se enteró de lo que habían hecho esos jóvenes, lloró y más tarde dijo que esa acción era suficiente para asegurar un lugar para ellos en el reino celestial.
Muchos miembros de la compañía de Willie y Martin murieron a consecuencia de las heladas tormentas y otros sufrieron congelación en las piernas y en los pies. Mary Goble pertenecía a la compañía de carros de mano de Martin. Una vez, cuando la caravana había pasado varios días sin beber agua fresca, sólo la que obtenían derritiendo nieve, la madre de Mary que se encontraba enferma le pidió que fuera a traerle un poco de agua fresca de un manantial que había a varias millas de distancia. Mary se puso en camino con otra de las hermanas de la compañía, pero mientras se dirigían al manantial encontraron a un anciano en la nieve. El pobre hombre estaba casi congelado. Ellas sabían que si no le ayudaban muy pronto moriría. Decidieron por tanto que Mary seguiría sola a buscar el agua mientras que su compañera volvía al campamento en busca de ayuda.
Cuando Mary se encontró sola, comenzó a preocuparse pensando que podía encontrarse con indios hostiles y mientras trataba de asegurarse de que no había ninguno por los alrededores, se perdió y empezó a vagar por varias horas de un lado a otro con la nieve hasta las rodillas. Cuando la partida de socorro que salió a buscarla la encontró, era ya casi medianoche. Una vez en el campamento trataron de calentarle las piernas y los pies que tenía congelados, frotándoselos con nieve y sumergiéndolos en un balde con agua. Fue realmente doloroso para Mary pero finalmente recobró las piernas y los pies, aun cuando perdió los dedos de los pies.
La madre de Mary murió el día que llegaron a Salt Lake y, al día siguiente, el presidente Brigham Young y un doctor visitaron a Mary. Ella escribió lo siguiente: “Cuando el hermano Young entró nos estrechó la mano a todos y al ver en la condición que nos encontrábamos, con los pies congelados y nuestra madre muerta, las lágrimas rodaron por sus mejillas”. El doctor tuvo que amputarle a Mary los dedos de los pies, pero el presidente Brigham Young le prometió que el resto de sus pies se curarían. Sin embargo, con el correr de los días, en lugar de mejorar empeoraron y el doctor le dijo que tendría que cortar los pies a la altura de los tobillos. Mary se negó, ella recordaba muy bien lo que el profeta le había prometido. Una enfermera iba todos los días a su casa a curárselos y al cabo de varios meses se encontró con el doctor que le dijo: “Y Mary, supongo que para este entonces tendrás gangrena hasta las rodillas”. Cuando Mary le respondió que los pies ya se le habían curado, él no le creyó. Ella entonces se sacó las medias y se los mostró. El doctor tuvo que admitir que había sido un milagro que sus pies se hubiesen curado. (Véase “Mary Goble Pay”, págs. 144–145.)
Se paga el precio de un privilegio
Debido a las demoras inesperadas y a otras circunstancias lamentables, más de doscientas personas integrantes de las compañías de carros de mano de Willie y Martin murieron antes de llegar al Valle del Lago Salado. Ninguna de las compañías que fueron al valle antes o después de esas sufrieron tantas adversidades.
Varios años después que la caravana de Martin hizo el viaje a Salt Lake City, un maestro que conducía una clase de la Iglesia dijo que era absurdo que esa compañía hubiera cruzado las planicies en la época en que lo hicieron. El maestro criticó a los líderes de la Iglesia por haber permitido que una caravana hiciera ese viaje sin más abastecimiento y protección que la que ellos llevaron.
Un anciano que había permanecido sentado en el salón escuchó por algunos momentos y después habló pidiendo que pararan las críticas. Dijo: “¿Que fue un error enviar la caravana tan tarde, en aquella época del año? Sí. Mi esposa y yo estábamos allí, y junto con los demás sufrimos más de lo que vosotros podéis imaginaros; muchos murieron de frío y hambre, pero, ¿habéis oído alguna vez a algún sobreviviente de esa caravana pronunciar una palabra de crítica? Ningún miembro de esa compañía apostató ni abandonó la Iglesia, porque todos veníamos con el conocimiento absoluto de que Dios vive, porque por medio de nuestras penurias llegamos a familiarizarnos con Él.
“Tiré de mi carro aún estando débil y fatigado a causa de las enfermedades y la falta de comida, cuando ya casi ni podía caminar. Miraba hacia adelante, hacia una duna de arena o una colina y me decía: Hasta allí sólo podré llegar; con esta carga, me será imposible llegar al otro lado. “Mas seguía caminando, y al llegar a la cima, sentía que el carro me empujaba; muchas veces miré hacia atrás para ver si alguien en verdad lo hacía, pero mis ojos no veían a nadie; entonces sabía que los ángeles de Dios estaban allí.
“¿Me arrepentí alguna vez de haber hecho eso? No. Ni en ese entonces, ni ahora, ni lo haré jamás durante el resto de mi vida. El precio que pagamos para llegar a conocer a Dios fue un privilegio, y estoy agradecido por haber tenido la oportunidad de venir en aquella caravana de carros de mano [de Martin]” (citado en James E. Faust, “El fuego purificador”, Liahona, agosto de 1979, págs. 75–76; cursiva en el original).
Preguntas para analizar y aplicar
Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios a su vida. El leer los pasajes en clase con los niños hará que éstos entiendan mejor las Escrituras.
• ¿Cuáles eran las ventajas de utilizar carros de mano para atravesar las planicies? Al viajar de esa forma, ¿qué sería para ustedes lo más difícil? ¿Por qué estuvieron los miembros de la Iglesia dispuestos a caminar todo el camino a través de las llanuras?
• ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Ephraim Hanks cuando se nos pida hacer algo verdaderamente difícil? ¿Cómo podemos prestar servicio a nuestra familia y amigos? ¿Qué hará Dios por quienes le sirvan en rectitud? (D. y C. 76:5.)
• ¿Qué acto de valentía llevaron a cabo los tres jóvenes de dieciocho años para ayudar a la caravana de carros de mano de Martin? ¿Por qué piensan que lo hicieron? ¿Cuál dijo Brigham Young que sería la recompensa que recibirían esos jóvenes por su acción tan desinteresada?
• ¿Qué hizo Mary Goble que demostró la fe que ella tenía? ¿Qué consuelo da el Señor a quienes sufren adversidades? (D. y C. 121:7–8.) ¿Qué clases de adversidades enfrentan ustedes? Explique que el tener fe en Jesucristo y vivir el Evangelio les ayudará a estar preparados para cualquier cosa que surja en su vida.
• ¿Por qué pensó el anciano hermano que había sido un privilegio haber estado en la compañía de carros de mano de Martin? ¿Quién le ayudó a empujar su carro? ¿Quién nos ayudará durante nuestras aflicciones si somos fieles y pacientes? (D. y C. 24:8.)
• ¿Qué creen que hubiera sido lo más difícil de soportar si hubieran estado en las caravanas de carros de mano de Willie o de Martin? ¿Qué prometió el Señor a todos los que perseveraron valientemente hasta el fin? (D. y C. 14:7; 121:29.)
• ¿Cuáles fueron algunas de las personas que perseveraron valientemente? ¿Cuáles de las características que poseían les ayudó a ser tan valientes? ¿Qué características que demuestran valentía les gustaría tener? ¿Qué pueden hacer para obtener y mantener esas características? (Véase la actividad complementaria Nº 2.)
Actividades complementarias
En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido utilice una o más de las siguientes actividades:
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Haga una copia del mapa del “Viaje con carro de mano” que se encuentra al final de la lección. Lleve a la clase un objeto pequeño o un trozo de papel de color para que sirva de marcador.
Muestre el mapa a los niños y explíqueles que ilustra algunas de las penurias y sufrimientos que pasaron las compañías de carros de mano de Willie y Martin. Después, hágales las siguientes preguntas (si lo desea, puede hacer todas las preguntas al final de la lección como repaso o entregar a cada uno de los niños una pregunta que debe ser contestada durante la lección a medida que usted hace el relato correspondiente). Coloque el marcador sobre el mapa y muévalo un paso adelante cada vez que uno de los niños conteste correctamente una pregunta. Si fuera necesario, repita algunas de las preguntas hasta que los niños lleguen al lugar en el mapa donde se encuentra el Valle del Lago Salado (Salt Lake).
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¿Por qué esos pioneros utilizaron carros de mano en lugar de carromatos arrastrados por yuntas de bueyes? (Los carros de mano eran más baratos y con ellos se podía viajar con más rapidez que con los carromatos.)
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¿Cuáles eran algunas de las desventajas de utilizar carros de mano? (Las personas tenían que tirar de ellos y no tenían espacio suficiente para colocar muchas provisiones; además, no ofrecían ningún resguardo para protegerse de las tormentas.)
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¿Qué debía hacer el hermano Parker si encontraba a su hijo con vida? (Tenía que hacer señales con una pañoleta roja.)
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¿Cuáles fueron las causas que retrasaron a las compañías de Willie y Martin? (La gente que las componía llegó de Inglaterra ya muy avanzado el verano; tuvieron que esperar que se construyeran sus carros de mano; indios hostiles les robaron algunos de sus animales; sus carros de mano se rompieron; las tormentas invernales llegaron más temprano que de costumbre.)
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¿Cómo cruzaron el río Sweetwater los hermanos que integraban la compañía de Martin? (Tres jóvenes de dieciocho años los trasladaron de una orilla a la otra.)
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¿Cómo supo Ephraim Hanks que las compañías de carros de mano estaban en peligro? (Escuchó una voz que se lo dijo tres veces.)
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¿Qué le respondió Ephraim a la voz que escuchó? (Le respondió, “Sí, iré si me llaman”.)
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¿Por qué se perdió Mary Goble? (Mientras se encontraba en busca de agua para su madre, comenzó a pensar en los indios y mientras se aseguraba de que no había ninguno por los alrededores se perdió en la nieve.)
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¿Qué le prometió Brigham Young a Mary acerca de sus pies? (Le dijo que sus pies sanarían y que no tendrían que cortárselos totalmente.)
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¿Quiénes dijo el hermano anciano que habían empujado su carro cuando a él le faltaron las fuerzas? (Los ángeles de Dios.)
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¿Qué características de valentía les gustaría tener?
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Pida a los niños que piensen acerca de palabras que describan a alguien valiente. Escriba las respuestas de los niños en la pizarra (podrían ser palabras como las siguientes: valeroso, arrojado, intrépido, obediente, cariñoso, bueno, leal, fuerte, fiel, honrado, desinteresado, paciente, recto, emprendedor, humilde, amable, resuelto.
Explique a los niños que ellos son muy valientes en muchos sentidos y que usted quiere que ellos descubran cómo muchas de esas palabras que describen a un valiente forman parte de su nombre. Para demostrar cómo pueden hacerlo, pídales que le ayuden con el nombre de una persona valiente, sobre la cual aprendieron hoy durante la lección.
Escriba Mary Goble en forma vertical en la pizarra y pida a los niños que estudien las palabras escritas en la pizarra y vean cuáles tienen una letra que forme también parte del nombre de Mary Goble, tal como el ejemplo que se da a continuación:
Entregue una hoja de papel y un lápiz a cada uno de los niños y pídales que escriban su nombre en forma vertical y luego coloquen algunas de las palabras escritas en la pizarra en sus nombres, [como en el ejemplo anterior] (si lo desean, pueden utilizar otras palabras relacionadas que a ellos se les ocurra). Inste a los niños a lograr que esas características de valentía no solamente formen parte de sus nombres sino también de sus vidas.
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Antes de comenzar la clase, escriba los siguientes nombres en diferentes hojas de papel y péguelos con cinta engomada debajo del asiento de algunas sillas del aula:
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Hermano Parker
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Los tres jóvenes de dieciocho años (George, David y C. Allen).
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Ephraim Hanks
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Mary Goble
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El anciano pionero en una clase de la Iglesia
Al final de la lección, pida a los niños que miren debajo de los asientos de sus sillas y vean si hay un papel pegado con un nombre escrito. Pida a los niños que encontraron un nombre que digan algo acerca de esa persona (o personas) que demuestre una característica de valentía y de perseverancia.
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Ayude a los niños a aprender de memoria Doctrina y Convenios 14:7.
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Canten o repitan la letra de la canción “Voy a ser valiente” (Canciones para los niños, pág. 85). Pida a los niños que describan una forma en la cual pueden ser valientes durante la semana entrante.
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Canten o repitan la letra de las canciones “Niños pioneros” (Canciones para los niños, pág. 137) o “Canto sobre los carros de mano” (Canciones para los niños, pág. 136).
Conclusión
Testimonio
Testifique que el vivir valientemente el Evangelio todos los días de nuestra vida nos ayudará a volver a la presencia de nuestro Padre Celestial y Jesucristo después de esta vida.
Sugerencias para que los niños hablen con la familia
Inste a los niños a hablar con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella la “Sugerencia de lectura”.
Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.