Lecciòn 47
El sacerdocio bendice nuestra vida (Lección sobre la preparación para el sacerdocio)
Objetivo
Esta lección se escribió con el fin de que los niños de once años comprendan mejor las bendiciones y las responsabilidades del sacerdocio y deberá enseñarse antes de que el primer niño de la clase cumpla los doce años.
Preparación
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Estudie, con oración, “El testimonio del Profeta José Smith” que se encuentra en la introducción del Libro de Mormón o en José Smith— Historia 1:29–54, 59, 66–72; Doctrina y Convenios 13, incluyendo el encabezamiento; Doctrina y Convenios 121:34–46.
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Estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños el Relato de las Escrituras (vea “Cómo preparar las lecciones”, pág. VI, y “La enseñanza por medio de las Escrituras”, pág. VII). Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y les ayuden a alcanzar el objetivo de la lección.
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Materiales necesarios:
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Un ejemplar del Libro de Mormón para cada niño.
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Un ejemplar de Doctrina y Convenios.
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Un objeto que alumbre, tal como una linterna, un foco o una lámpara (farol).
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Láminas: 4–9, Jesús el Cristo (Las bellas artes del Evangelio 240; 62572); La ordenación al Sacerdocio (62341) y Juan el Bautista confiere el Sacerdocio Aarónico (Las bellas artes del Evangelio 407; 62013).
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a un niño que ofrezca la primera oración.
Actividad para captar la atención
Muestre un objeto que alumbre.
• ¿Qué se necesita para que este objeto produzca luz? Si tiene una linterna, explique que debe tener pilas, un foco y un interruptor que funcionen en la forma adecuada, de manera que el foco se encienda. El foco debe tener buenos filamentos y debe estar enroscado a un casquillo que a la vez esté conectado a una fuente de energía. Además, para que la electricidad pase, es necesario encender el interruptor.
Pida a los niños de su clase que se pongan de pie. Estos niños tienen el potencial de recibir el sacerdocio, el cual es una fuente de poder mayor aún que la energía eléctrica porque es el poder y la autoridad para actuar en el nombre de Dios. Por medio de este poder, los hijos de nuestro Padre Celestial pueden ser bautizados y recibir otras ordenanzas de la Iglesia, pero para recibir este poder y utilizarlo de la forma en que Dios dispuso, un niño debe ser digno y estar bien preparado.
Relato de las Escrituras
Utilice las láminas cuando sea el momento oportuno, para enseñar el relato de cuando José Smith recibió las planchas de oro y cuando fue ordenado al Sacerdocio Aarónico, basándose en “El Testimonio del Profeta José Smith” o en José Smith—Historia 1:29–54, 59, 66–72. Es posible que tenga que repasar con la clase los acontecimientos que tuvieron lugar antes de que José Smith recibiera las planchas.
Preguntas para analizar y aplicar
Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y aplicar los principios a su vida. El leer los pasajes en clase con los niños hará que éstos comprendan mejor las Escrituras.
• ¿Por qué no era posible que José Smith tradujera las planchas de oro, recibiera el sacerdocio y organizara la Iglesia inmediatamente después de la Primera Visión? (No estaba preparado; debía progresar en sabiduría y conocimiento.)
• ¿Cuál fue la primera tarea importante que el Señor dio a José Smith? (Traducir las planchas de oro para que pudiéramos tener el Libro de Mormón.)
• ¿Qué estaba haciendo José Smith la noche en que el ángel Moroni se le apareció por primera vez? (José Smith—Historia 1:29–30.) ¿Cuántas veces se apareció Moroni a José Smith antes de que José viera las planchas de oro por primera vez? (José Smith—Historia 1:30, 44–49; cuatro veces.) ¿Por qué repitió Moroni tres veces el primer mensaje?
• ¿Qué otra instrucción recibió José Smith antes de comenzar a traducir las planchas de oro? (José Smith—Historia 1:53–54.) ¿En qué forma estas instrucciones ayudaron a que José Smith se preparara para las otras responsabilidades importantes que tuvo que realizar? ¿Qué están haciendo ustedes para prepararse para el futuro?
• ¿Qué otras obligaciones especiales asume la mayoría de los jóvenes Santos de los Últimos Días cuando cumplen doce años? (Reciben el Sacerdocio Aarónico y son ordenados diáconos.)
• ¿Cómo recibió José Smith el Sacerdocio Aarónico? (José Smith—Historia 1:68–70.) ¿Cómo recibe un jovencito el Sacerdocio Aarónico en la actualidad? (Se le entrevista para determinar si es digno y se le ordena por medio de la imposición de manos por un hombre que posee la autoridad para ordenarlo.)
• ¿Cómo deben prepararse los niños para recibir el sacerdocio? ¿Cómo deben prepararse las niñas para recibir las bendiciones del sacerdocio? (Los niños y las niñas se preparan de la misma forma. Ellos oran, tienen fe, aprenden el Evangelio que les enseñan sus padres y maestros, viven de una forma digna, obedecen los mandamientos, sirven a sus semejantes, se respetan los unos a los otros y son honrados.) (Véase la actividad complementaria Nº 4.)
• ¿Qué responsabilidades tienen los diáconos en la Iglesia? ¿En qué forma llevan a cabo esas responsabilidades? (Reparten la Santa Cena, recogen las ofrendas de ayuno, son mensajeros del obispo en la reunión sacramental y dan un buen ejemplo.)
• ¿Quién fue la primera persona que repartió la Santa Cena? (Jesucristo.) ¿Por qué la Santa Cena es tan sagrada? (Es una ordenanza que representa el sacrificio que Jesucristo hizo por cada uno de nosotros.)
Lea o pida a uno de los niños que lea la siguiente cita del élder Jeffrey R. Holland: “Les pedimos a ustedes, jóvenes del Sacerdocio Aarónico, que preparen, bendigan y repartan los emblemas del sacrificio del Salvador de una manera digna y reverente. ¡Qué privilegio extraordinario y confianza tan sagrada se les ha otorgado a tan temprana edad! No puedo pensar en mayor elogio que el cielo les pudiera conceder. En verdad les amamos; traten de vivir lo mejor posible y de vestirse con lo mejor que tengan cuando participen en el sacramento de la Santa Cena del Señor” (“Haced esto en memoria de mí”, Liahona, enero 1996, pág. 77).
• ¿En qué forma podemos todos nosotros honrar y apoyar el sacerdocio? (Aceptando los llamamientos de nuestros líderes del sacerdocio; sirviendo a nuestro prójimo; hablando con respeto de nuestros líderes de la Iglesia; orando por nuestros padres, hermanos, miembros de la familia y otros poseedores del sacerdocio.) (Véase la actividad complementaria Nº 3.) ¿Cómo ayudamos a nuestro padre o hermano cuando hacemos estas cosas? ¿Cómo pueden ellos ayudarles a prepararse para recibir el sacerdocio o las bendiciones del sacerdocio?
Actividades complementarias
En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido utilice una o más de las siguientes actividades:
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Escriba por separado en tarjetas u hojas de papel las siguientes bendiciones que se reciben por medio del sacerdocio:
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Recibir un nombre y una bendición.
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Ser bautizado.
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Recibir el don del Espíritu Santo.
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Recibir una bendición cuando estamos enfermos.
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Participar de la Santa Cena.
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Servir en una misión.
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Casarse en el templo.
Divida la clase en grupos y dé a cada grupo una de las tarjetas u hojas de papel. Invite a los niños de cada grupo a relatar experiencias personales apropiadas o experiencias familiares relacionadas con la bendición escrita en la tarjeta que les tocó.
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Pida a los niños que piensen en alguna ocasión en la que se hayan encontrado en un lugar muy oscuro. Luego narre el relato de un grupo de turistas que fueron a una caverna muy profunda y oscura. Cuando estuvieron adentro de la caverna, el guía apagó las luces, esperó unos minutos y luego les pidió que cada uno señalara en dirección a la salida. Cuando encendió otra vez las luces, las personas se encontraban señalando en todas direcciones.
Lea la siguiente cita del élder Robert D. Hales: “Si el poder del sacerdocio no estuviera sobre la tierra, el adversario tendría la libertad de andar errante y reinar sin ninguna restricción. No tendríamos el don del Espíritu Santo para dirigirnos e iluminarnos; ni profetas para hablar en el nombre del Señor, ni templos donde hacer convenios sagrados y eternos; ni autoridad para bendecir y bautizar, para sanar y consolar… No habría luz, ni esperanza, sólo tinieblas” (“Las bendiciones del sacerdocio”, Liahona, enero de 1996, pág. 36).
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Lea o cuente el siguiente relato sobre lo que hizo una familia para apoyar al padre en su llamamiento del sacerdocio:
“Me encontraba sentada [hace muchos años durante una Conferencia General] con seis hijos del élder Ezra Taft Benson. Una de sus hijas era mi compañera de cuarto mientras asistíamos a la universidad. Mi interés aumentó cuando el presidente McKay se levantó y anunció al siguiente orador. Observaba con respeto al élder Benson, a quien yo no conocía todavía, mientras se acercaba al micrófono. Él era un hombre de gran estatura, de más de 1.80 metros de alto; un hombre que poseía un título universitario y que era conocido en todo el mundo como el Ministro de Agricultura de los Estados Unidos de Norteamérica y un testigo especial del Señor, un hombre que parecía estar calmo y seguro, quien se había dirigido a auditorios por todo el mundo. De pronto, una mano me tocó el hombro y una niñita se inclinó hacia mí y susurró con cierta insistencia: ‘Ora por papá’.
“Algo sorprendida, pensé: ‘Le están pasando este mensaje a toda la fila, y quieren que yo lo pase también. ¿Qué diré? ¿“Ora por el élder Benson” o “Dicen que ores por tu papá”?’ Percibiendo la necesidad inmediata de actuar, me incliné y susurré sencillamente ‘Ora por papá’.
“Observé la forma en que el susurro avanzaba a lo largo de la banca hasta llegar al lugar donde se encontraba sentada la hermana Benson, con la cabeza ya inclinada.
“Desde aquel día, muchas veces he recordado el mensaje: Ora por papá, el patriarca del hogar. Ora por él mientras sirve como presidente de distrito o como maestro orientador. Ora por él cuando sea el secretario ejecutivo de algún grupo cívico, cuando su negocio prospera, o cuando le bajan el sueldo. Ora mientras da consejo en la noche de hogar. Ora por papá que trabaja largas horas para que Jerold vaya a la misión y para que Diane pueda ir a la universidad. Ora por él cuando habla en la reunión sacramental o le da una bendición a mamá para que se mejore. Y en la noche, cuando llega a casa cansado o desanimado, ora por él. Ora por todo lo que papá haga: las cosas grandes y las pequeñas.
“Con el paso de los años, ha habido muchas conferencias generales, y cada vez que el presidente Benson se puso de pie en una de ellas para hablar, pensé: ‘Sus hijos, que se encuentran dispersos por todo el continente, están unidos en este momento en oración por su padre’.
“Y he llegado a la convicción de que el breve mensaje que circuló por una banca hace muchos años es el mensaje más importante que una familia puede compartir. Qué fe y poder tan extraordinarios puede tener un hombre para enfrentar los desafíos de la vida diaria si en algún lugar del mundo su hija o su hijo está susurrando ‘Ora por papá’” (Elaine McKay, “Pray for Dad”, New Era, junio de 1975, pág. 33).
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Si vivimos el Evangelio, estaremos preparados para aceptar las responsabilidades y disfrutar de las bendiciones del sacerdocio. Lea “Mis Normas del Evangelio” (véase el folleto Mis días de logros [35317 002], la cubierta posterior), haciendo una pausa después de cada una para que los niños tengan tiempo de pensar con cuánta dignidad están viviendo esa norma. Cuando haya terminado de leer toda la lista, podría repasarla utilizando láminas o palabras clave.
Mis normas del Evangelio
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Recordaré mi convenio bautismal y escucharé al Espíritu Santo.
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Seré honesto con mi Padre Celestial, con otros y conmigo mismo.
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Buscaré buenos amigos y trataré a otros con bondad.
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Me vestiré modestamente y mostraré respeto por mi Padre Celestial y por mí mismo(a).
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Solamente leeré y veré las cosas que complacen a mi Padre Celestial.
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Solamente escucharé música que complace a mi Padre Celestial.
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Usaré con reverencia los nombres de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo. No usaré un lenguaje hiriente u ofensivo ni malas palabras.
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Mantendré mi mente y mi cuerpo sagrado y puro.
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No participaré de cosas que sean dañinas para mí.
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Haré en el día de reposo aquellas cosas que me harán sentir cerca de mi Padre Celestial.
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Haré lo justo. Sé que puedo arrepentirme cuando cometa un error.
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Viviré ahora para ser digno de entrar en el templo y servir una misión.
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Seguiré el plan que nuestro Padre Celestial tiene para mí.
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Lea la siguiente cita del presidente Gordon B. Hinckley, decimoquinto presidente de la Iglesia: “Esta Iglesia no pertenece a su presidente. A la cabeza de ella está el Señor Jesucristo, cuyo nombre cada uno de nosotros ha tomado sobre sí. Todos estamos embarcados en esta obra; estamos aquí para ayudar a nuestro Padre Celestial en Su obra y en Su gloria, que es ‘llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre’ (Moisés 1:39). La obligación de ustedes es tan seria en su esfera de responsabilidad como lo es la mía en mi esfera de responsabilidad. En esta Iglesia no hay ningún llamamiento pequeño o insignificante. Todos, en el desempeño de nuestras tareas, surtimos una influencia en la vida de los demás” (“Ésta es la obra del Maestro”, Liahona, julio de 1995, págs. 80–81).
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Canten o repitan en voz alta la letra de “Allí donde hay amor” (Canciones para los niños, pág. 102).
Conclusión
Testimonio
Si lo desea, exprese su testimonio de que el sacerdocio fue restaurado y que es la autoridad para actuar en nombre de Dios. Aliente a los niños a vivir desde ahora de tal manera que puedan ser dignos de poseer el Sacerdocio Aarónico y a todos los miembros de la clase a vivir dignos de recibir las bendiciones del sacerdocio. Aliente a los niños a honrar y a apoyar a los líderes del sacerdocio.
Aliente a los niños a hablar con la familia sobre alguna parte específica de la lección tal como un relato, pregunta o actividad, o a que lean con ella la “Sugerencia de lectura”.
Sugiera a los niños que estudien en casa Doctrina y Convenios 121:34–46 como repaso de la lección de hoy.
Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.