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Lección 6 — Material de preparación para la clase: La expiación infinita de Jesucristo


“Lección 6 — Material de preparación para la clase: La expiación infinita de Jesucristo”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro, 2021

“Lección 6 — Material de preparación para la clase”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro

Lección 6 — Material de preparación para la clase

La expiación infinita de Jesucristo

Cristo orando en el Jardín de Getsemaní, por Hermann Clementz

¿En qué piensas y qué sientes al reflexionar sobre el sufrimiento del Salvador en el Jardín de Getsemaní y en la cruz? El presidente Russell M. Nelson enseñó: “El Libro de Mormón brinda el entendimiento más pleno y autorizado acerca de la expiación de Jesucristo que se pueda encontrar” (“El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 62). A medida que estudies lo que el Libro de Mormón enseña sobre Jesucristo y Su expiación, piensa en cómo Él te ha redimido de los efectos de la Caída y ha hecho posible que llegues a ser más semejante a Él y a nuestro Padre Celestial.

Sección 1

¿Por qué necesito aceptar la expiación de Jesucristo?

Aproximadamente en el año 74 a. C., el profeta Alma encabezó una misión entre los zoramitas, quienes tenían una forma corrupta de adorar y enseñaban que “no habrá Cristo” (Alma 31:16). Cuando Alma y Amulek predicaron a un grupo de zoramitas pobres que habían sido echados de sus lugares de adoración, les enseñaron a adorar a Dios y testificaron osadamente que Cristo vendría y que llevaría a cabo una Expiación infinita.

Sabemos, por las Escrituras y la revelación moderna, que “la [e]xpiación [de Jesucristo] consistió en Su sufrimiento por los pecados de la humanidad, el derramamiento de Su sangre, y Su muerte y resurrección del sepulcro” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Expiación, expiar”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).

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Lee Alma 34:8–10 y averigua qué enseñó Amulek acerca de nuestra necesidad de la expiación de Jesucristo.

La crucifixión de Cristo, por Louise Parker

El presidente Russell M. Nelson enseñó lo siguiente acerca de la expiación infinita del Salvador:

Presidente Russell M. Nelson

[La] expiación [de Jesucristo] es infinita: no tiene fin. También es infinita en el sentido de que todo el género humano se salvará de la muerte sin fin, y es infinita en el sentido del intenso sufrimiento del Salvador. Es infinita en el tiempo, dando fin al prototipo anterior del sacrificio de animales. Es infinita en lo que abarca: se hizo una sola vez por todos. La misericordia de la Expiación se extiende no solo a una cantidad infinita de personas, sino también a un número infinito de mundos creados por Él. Es infinita más allá de cualquier escala de dimensión humana o de comprensión mortal.

Jesús fue el único que pudo haber ofrecido esa Expiación infinita, dado que había nacido de madre mortal y de Padre inmortal. Debido a ese nacimiento singular, Jesús era un Ser infinito (véase “La Expiación”, Liahona, enero de 1997, págs. 38–39).

María habla con el Cristo resucitado

El profeta Jacob también pronunció un poderoso sermón que abordaba nuestra necesidad de la expiación infinita del Señor y cómo Jesucristo nos libera de los efectos de la Caída y de las consecuencias de nuestros pecados.

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Estudia 2 Nefi 9:6–10, 19–22 y averigua qué habría pasado sin la expiación infinita del Salvador.

Podemos tener plena confianza en que, a través de la expiación infinita del Salvador, podemos arrepentirnos de nuestros pecados y quedar limpios. El presidente Tad R. Callister, que fue Presidente General de la Escuela Dominical, hizo la siguiente advertencia acerca de poner límites a la expiación del Señor:

Presidente Tad R. Callister

He conocido a buenos miembros de la Iglesia que han tenido dificultad para perdonarse a sí mismos y, en forma inocente, pero incorrecta, ponen límites a los poderes redentores del Salvador. Sin querer, convierten una Expiación infinita en una limitada, que no alcanza a cubrir los pecados o debilidades particulares de ellos. Pero se trata de una Expiación infinita, porque abarca y engloba todo pecado y toda debilidad, así como todo tipo de abuso o dolor infligido por otras personas (véase “La expiación de Jesucristo”, Liahona, mayo de 2019, pág. 86).

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¿De qué forma el saber que la expiación del Salvador es infinita influye en la manera en que entiendes tus propias dificultades e inquietudes y respondes a ellas? ¿Crees verdaderamente que la expiación infinita de Jesucristo puede ayudarte y salvarte?

Sección 2

¿Cómo puede la expiación de Jesucristo ayudarme a vencer al hombre natural?

Cuando el rey Benjamín se acercaba al final de su vida, dio a su pueblo un poderoso sermón centrado en Cristo. Durante ese sermón, compartió lo que un ángel le había enseñado sobre el ministerio y la expiación de Jesucristo. Enseñó que solamente por medio de la expiación del Señor podemos vencer la parte natural, o pecaminosa, de nosotros mismos.

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Lee Mosíah 3:19 y averigua qué puedes hacer para vencer al hombre natural.

El pueblo del rey Benjamín orando

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, hizo las siguientes reflexiones sobre el hombre o la mujer natural:

Élder David A. Bednar

Hasta cierto punto, el hombre natural descrito por el rey Benjamín vive en cada uno de nosotros (véase Mosíah 3:19). El hombre o la mujer natural es impenitente, carnal y sensual (véanse Mosíah 16:5; Alma 42:10; Moisés 5:13), es permisivo y dado a excesos, es orgulloso y egoísta. Como enseñó el presidente Spencer W. Kimball: “El ‘hombre natural’ es el ‘hombre terrenal’ que ha permitido que las burdas pasiones animales sean más fuertes que sus inclinaciones espirituales” (véase “Corrientes oceánicas e influencias familiares”, Liahona, junio de 1984, pág. 5) […].

De modo que, la naturaleza precisa de la prueba de la vida terrenal puede resumirse con esta pregunta: ¿Responderé a las inclinaciones del hombre natural o me someteré al influjo del Santo Espíritu, me despojaré del hombre natural y me haré santo mediante la expiación de Cristo el Señor (véase Mosíah 3:19)? Esa es la prueba. Todo apetito, deseo, tendencia e impulso del hombre natural puede vencerse por medio de la expiación de Jesucristo y a través de ella. Estamos aquí en la tierra para desarrollar cualidades divinas y para refrenar todas las pasiones de la carne (véase “Creemos en ser castos”, Liahona, mayo de 2013, págs. 42, 43).

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¿Alguna vez has sentido que no podías controlar o vencer los apetitos e impulsos del hombre o de la mujer natural? ¿De qué manera pueden las enseñanzas de Mosíah 3:19 brindarte esperanza en que puedes hacer cambios rectos y llegar a ser más semejante al Salvador?