“Lección 21 — Material de preparación para la clase: Vencer el orgullo”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro, 2021
“Lección 21 — Material de preparación para la clase”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro
Lección 21 — Material de preparación para la clase
Vencer el orgullo
El orgullo es un peligro espiritual del que se hace énfasis en el Libro de Mormón. De dicho registro aprendemos cómo el orgullo dañó la armonía en la familia de Lehi, creó divisiones en la Iglesia del Señor, dio origen a innumerables guerras y finalmente llevó a la destrucción a la civilización nefita. El presidente Ezra Taft Benson advirtió que “el orgullo es el pecado universal, el gran vicio” (“Cuidaos del orgullo”, Liahona, julio 1989, pág. 7). Conforme estudias para prepararte para la clase, busca las enseñanzas que te puedan ayudar a identificar señales de orgullo en tu propia vida. También, considera de qué manera las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo pueden ayudarte a vencer el orgullo.
Sección 1
¿Cómo puedo reconocer mejor los efectos dañinos que el orgullo podría estar teniendo en mi vida?
Después de la muerte de Nefi, Jacob estaba preocupado por el aumento de la iniquidad entre los nefitas. El Señor mandó a Jacob a tratar los pecados del pueblo (véase Jacob 1:15–2:4, 11). Obedientemente, Jacob habló al pueblo en el templo respecto a sus pecados; entre ellos, la forma en que sus riquezas los estaban alejando se Dios.
Al final del Libro de Mormón, Mormón y Moroni fueron testigos de cómo los nefitas fueron llevados a la completa destrucción al no arrepentirse del orgullo (véase Moroni 8:27). Después de ser testigos de su destrucción, Moroni vio en una visión cómo el orgullo sería un problema para las personas de nuestros días.
En 1989, el presidente Benson dio un discurso histórico sobre el orgullo. A medida que leas este fragmento del discurso, podrías marcar las palabras y frases claves que describen el significado principal del orgullo.
La mayoría de nosotros piensa en el orgullo como egocentrismo, vanidad, jactancia, arrogancia o altivez; aunque todos estos son elementos que forman parte de ese pecado, su núcleo, su esencia no está en ellos.
La característica principal del orgullo es la enemistad: enemistad hacia Dios y enemistad hacia nuestros semejantes. Enemistad significa “tener odio, tener hostilidad y hallarse en un estado de oposición”. Es el poder por el cual Satanás desea dominarnos.
El orgullo tiene una naturaleza esencialmente competitiva. Ubicamos nuestra voluntad en contra de la de Dios […].
Los orgullosos no pueden aceptar que la autoridad de Dios dé dirección a sus vidas (véase Helamán 12:6) […]
Los orgullosos hacen de toda persona su adversario, compitiendo con el intelecto, las opiniones, los trabajos, las posesiones, los talentos y otros valores mundanos de los demás. Según las palabras de C. S. Lewis: “El orgullo no encuentra placer en poseer algo, sino en poseerlo en mayor cantidad que el vecino […]. Lo que nos enorgullece es la comparación, el placer de colocarnos por encima de los demás. Una vez que desaparece el elemento de competencia, el orgullo deja de existir”. (Mere Christianity, Nueva York: Macmillan, 1952, págs. 109–110) […].
El temor de los juicios de los hombres se manifiesta en la competencia que tiene lugar por lograr la aprobación de los demás […].
La mayoría de nosotros lo considera un pecado de los que están en la cumbre, como los ricos y los eruditos, que nos miran a nosotros por encima del hombro (véase 2 Nefi 9:42). Sin embargo, hay una dolencia mucho más común entre nosotros, y es la del orgullo de los que están abajo mirando hacia arriba; este se manifiesta de diversas formas, como la crítica, el chisme, la calumnia, la murmuración, la pretensión de gastar más de lo que tenemos, la envidia, la codicia, la supresión de la gratitud y el elogio que podrían elevar a otro, y el rencor y los celos (“Cuidaos del orgullo”, págs. 4–6).
Sección 2
¿Cómo puedo vencer el orgullo?
Después de que Jacob enseñó a su pueblo sobre el orgullo, les enseñó verdades importantes sobre cómo vencerlo.
En el Libro de Mormón, los nefitas se volvieron orgullosos muchas veces. Por ejemplo, después de ganar una larga guerra contra los ladrones de Gadiantón, los nefitas prosperaron y enseguida cayeron en el orgullo, haciendo diferencias entre ellos según sus riquezas y conocimientos. Algunos comenzaron a perseguir a los que eran menos afortunados que ellos (véase 3 Nefi 6:4–12).
El presidente Benson enseñó lo siguiente sobre cómo vencer el orgullo:
El antídoto contra el orgullo es la humildad: la mansedumbre, la sumisión (véase Alma 7:23) […].
Elijamos ser humildes.
Podemos elegir ser humildes al vencer la enemistad hacia nuestros hermanos, amándolos como a nosotros mismos y elevándolos hasta nuestra altura o por encima de nosotros (véase Doctrina y Convenios 38:24).
Podemos elegir ser humildes al aceptar los consejos y las amonestaciones que se nos dan (véase Jacob 4:10).
Podemos elegir ser humildes al perdonar a quienes nos hayan ofendido (véanse 3 Nefi 13:11,14; Doctrina y Convenios 64:10).
Podemos elegir ser humildes al servir con abnegación (véase Mosíah 2:16-17).
Podemos elegir ser humildes al salir a la misión y predicar la palabra que puede hacer que otras personas también se vuelvan humildes (véase Alma 4:19).
Podemos elegir ser humildes al asistir con más frecuencia al templo.
Podemos elegir ser humildes al confesar y abandonar nuestros pecados y nacer nuevamente de Dios (véase Doctrina y Convenios 58:43).
Podemos elegir ser humildes al amar a Dios, a someter nuestra voluntad a la Suya y a darle a Él el lugar de prioridad en nuestra vida (véanse 3 Nefi 11:11) (“Cuidaos del orgullo”, págs. 7–8).