100 años de vigencia de la noche de hogar
Este mes marca los 100 años desde que la Primera Presidencia animó a los miembros a efectuar la noche de hogar. El siguiente extracto proviene de la carta de la Primera Presidencia en la que se instituye la noche de hogar. Se emitió en abril de 1915, y se imprimió en la revista Improvement Era en junio de 1915 (págs. 733–734). Se ha modernizado el uso de las mayúsculas y la puntuación.
Estimados hermanos y hermanas:
Aconsejamos a los Santos de los Últimos Días que observen más estrictamente el mandamiento que el Señor dio en la sección 68 de Doctrina y Convenios:
“Y además, si hay padres que tengan hijos en Sión… y no les enseñen a comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espíritu Santo por la imposición de manos, al llegar a la edad de ocho años, el pecado será sobre la cabeza de los padres…
“Y también enseñarán a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor” [véase D. y C. 68:25–28].
Los hijos en Sion deben también observar más fielmente el mandamiento que el Señor dio al antiguo Israel y que ha reiterado a los Santos de los Últimos Días:
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” [Éxodo 20:12].
Estas revelaciones se aplican con gran fuerza a los Santos de los Últimos Días, y se requiere que los padres en esta Iglesia enseñen y apliquen estos mandamientos en su hogar.
Con ese fin, aconsejamos y exhortamos a que se establezca una “noche de hogar” en toda la Iglesia, un período en el cual los padres puedan reunir a los hijos a su alrededor en el hogar y enseñarles la palabra del Señor. De ese modo, podrán darse cuenta mejor de las necesidades y condiciones de su familia, al mismo tiempo que ellos y sus hijos se familiarizan más con los principios del evangelio de Jesucristo. Esa “noche de hogar” debe dedicarse a orar, a cantar himnos y canciones, a tocar o escuchar música instrumental, a leer las Escrituras, a hablar sobre temas de interés familiar, y a dar instrucción específica sobre principios del Evangelio y problemas éticos de la vida, así como sobre los deberes y obligaciones de los hijos hacia los padres, el hogar, la Iglesia, la sociedad y la nación. Para los niños pequeños, se pueden presentar recitados, canciones, relatos o juegos apropiados. Se puede servir un refrigerio de los que se preparan en el hogar.
Se debe dar especial atención a evitar la formalidad y el ambiente ceremonioso, y toda la familia debe participar en estas tertulias.
Esas reuniones darán oportunidades de desarrollar la confianza mutua entre padres e hijos y entre hermanos, así como de que los padres ofrezcan palabras de advertencia, de exhortación y de consejo a sus hijos. Ofrecerán también a los hijos la oportunidad de honrar al padre y a la madre y de demostrar el aprecio que sienten por las bendiciones del hogar, a fin de que la promesa que el Señor les ha hecho se cumpla plenamente y su vida se prolongue y sean felices…
[Alentamos]… a los jóvenes a quedarse en casa esa noche y a dedicar sus energías a lograr que [este programa] sea instructivo, provechoso e interesante.
Si los santos obedecen este consejo, les prometemos grandes bendiciones como resultado; aumentarán el amor en el hogar y la obediencia a los padres; se desarrollará la fe en el corazón de los niños y jóvenes de Israel, y obtendrán fuerzas para combatir la mala influencia y las tentaciones que los acosan.
Sus hermanos,
Joseph F. Smith
Anthon H. Lund
Charles W. Penrose
La Primera Presidencia