Gracias a José
Descubre seis formas en las que tu vida es (o puede ser) diferente por causa del profeta José Smith.
José Smith murió hace más de ciento setenta años. Sólo vivió treinta y ocho años, y pasó la mayor parte del tiempo en lugares tan desconocidos que probablemente no los encontrarás en ningún mapa, salvo los más detallados. Tal vez sepas muchas cosas que hizo durante su vida, pero ¿has pensado cómo te afectan a ti personalmente? Aunque hay incontables maneras, puedes comenzar con estas seis.
Gracias a José Smith:
1. Comprendes quiénes son realmente Dios y Jesucristo.
Aun si no fuese por José Smith, quizás tú igual creerías en Dios el Padre y en Jesucristo; tendrías los testimonios de la Biblia. Pero piensa en cuánto más profundo e intenso es tu entendimiento debido a lo que José Smith restauró: el testimonio firme y confirmador del Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Por ejemplo, tú sabes algo que el resto del mundo no sabe: que el Salvador resucitado se apareció en las Américas, y demostró así, en Sus propias palabras, que no sólo es el “Dios de Israel, [sino] el Dios de toda la tierra” (3 Nefi 11:14).
Piensa en la forma en que tu testimonio del Padre Celestial y de Jesucristo se fortalece mediante los poderosos testimonios de profetas como Nefi, Alma y Moroni, e incluso el de José Smith mismo, que declaró: “¡Que vive! Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios” (D. y C. 76:22–23). En una época en la que la fe en Dios y en Jesucristo se pone en duda y a menudo se deja de lado, ¡qué bendición es tener esa luz adicional!
2. Sabes que eres un hijo o una hija de Dios, y que también lo son todas las demás personas.
Quizás la verdad más importante que José Smith restauró fue la verdad en cuanto a nuestra relación con Dios1. Él es, literalmente, nuestro Padre. ¿Te has puesto a pensar alguna vez sobre las cosas que derivan de ese hecho? Cambia la forma en que te ves a ti mismo: Sin importar lo que el mundo piense de ti, tú sabes que eres un hijo amado de Dios y que llevas en tu interior las cualidades que Él posee. Cambia la forma en que ves a los demás: De pronto, todas las personas, todas, son tus hermanos y hermanas. Cambia la forma en que ves la vida misma: Todas sus alegrías y dificultades son parte del plan del Padre Celestial para que llegues a ser como Él. ¡No es poco lo que se deriva de lo que cantas en la Primaria!2
3. Tu familia puede ser eterna.
¿Por qué hay tantas personas que están confundidas acerca de la importancia del matrimonio y de la familia? Tal vez porque no conocen la doctrina que José Smith restauró de que el matrimonio y la familia son ordenados por Dios y que su propósito es que sean eternos (véanse D. y C. 49:15; 132:7). Éstas no son sólo tradiciones establecidas por los hombres que nuestra sociedad ya no necesita; son parte del orden eterno de los cielos; y gracias a las llaves del sacerdocio y a las ordenanzas del templo que José Smith restauró, tu familia eterna puede comenzar aquí sobre la Tierra.
4. Puedes acceder al sacerdocio y a sus bendiciones.
Debido a que Dios restauró Su sacerdocio por medio de José Smith, tú puedes ser bautizado y recibir el don del Espíritu Santo; puedes procurar recibir bendiciones de sanación, consuelo y guía; puedes hacer convenios sagrados que te vinculan a Dios; y puedes renovar tus convenios cada semana al participar de la Santa Cena. Mediante las ordenanzas del sacerdocio, el poder de Dios se manifiesta en tu vida (véase D. y C. 84:20–21). Nada de ello sería posible sin la obra que se llevó a cabo por medio de José Smith.
5. Eres libre de la adicción a sustancias dañinas.
O al menos puedes serlo si obedeces la revelación que José recibió en 1833, mucho antes de que se comprobara clínicamente que el tabaco produce cáncer pulmonar y que el alcohol está relacionado con las enfermedades del hígado. Cuando se tiene a un profeta que revela la sabiduría de Dios, ¿por qué esperar hasta que el mundo llegue a ese conocimiento? La Palabra de Sabiduría demuestra que Dios no sólo se preocupa por nuestro espíritu, sino también por nuestro cuerpo (véase D. y C. 89). Después de todo, como lo demuestran las revelaciones que se dieron a José Smith, el tener un cuerpo nos hace más, no menos, semejantes a nuestro Padre Celestial, que también tiene un cuerpo de carne y huesos (véase D. y C. 130:22).
6. Puedes saber la verdad por ti mismo por medio del Espíritu Santo.
Cuando el joven José entró en la Arboleda Sagrada en 1820, la creencia común entre muchas iglesias era que la revelación era algo del pasado. La primera visión de José Smith demostró que no era así; los cielos están abiertos; y no sólo para los profetas. Cualquier persona que tenga una pregunta puede recibir respuesta si la busca con humildad y diligencia (véanse D. y C. 42:61; 88:63). Por ejemplo, tú puedes saber por ti mismo que José Smith fue un profeta de Dios de la misma manera que José Smith lo supo: preguntando a Dios.
Esta lista es sólo un comienzo. ¿Tú qué agregarías? ¿De qué manera es diferente tu vida por causa de José Smith?