“De todas las lecciones que aprendemos de la vida del Salvador, ninguna es más clara y poderosa que la lección de la obediencia”, enseñó el élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, en la Conferencia General de abril de 2014. El ejemplo del Salvador nos enseña no sólo por qué es importante obedecer al Padre Celestial, sino también cómo podemos ser obedientes. A medida que repases los siguientes ejemplos de Su ministerio, piensa en cómo podrían establecer un camino que puedes seguir en la vida.
1. Aunque Jesús no cometió pecados, se sometió al bautismo “para cumplir con toda justicia” (Mateo 3:13–17 ; véanse también 2 Nefi 31:4–7 ; Juan 3:5 ).
2. A la edad de 12 años, cuando José y María encontraron a Jesús enseñando en el templo, Él “estaba sujeto a ellos” y regresó obedientemente a su casa con ellos (véase Lucas 2:42–51 ).
3. Aunque preguntó si la copa podía pasar de Él, se sometió al sufrimiento en el jardín de Getsemaní (véanse Mateo 26:36–44 ; Lucas 22:39–54 ).
4. Guardó el día de reposo y asistió a los servicios en la sinagoga (véase Lucas 4:16–44 ).
5. Jesús se sometió a ser juzgado por los hombres para que la obra y la gloria del Padre se llevaran a cabo (véanse Isaías 53:7 ; Mateo 26:53 ; Moisés 1:39 ).
6. Para finalizar Su obra, permitió que hombres inicuos lo crucificaran (véanse Mateo 27:35 ; Juan 10:17–18 ; Gálatas 1:3–5 ).
7. Siempre obediente a Su Padre, Jesús fue al mundo de los espíritus y allí organizó la obra misional (véase 1 Pedro 3:18–20 ; 4:6 ).
8. Jesús fue tentado por Satanás, pero no cedió a la tentación (véanse Mateo 4:1–11 ; D. y C. 20:22 ).
9. Él continúa haciendo la voluntad del Padre y dirige la Iglesia (véanse José Smith—Historia 1:16–17 ; D. y C. 19:2, 24 ).
El élder Hales dijo: “Jesús nos enseñó a obedecer con palabras sencillas que son fáciles de comprender: ‘Si me amáis, guardad mis mandamientos’, [Juan 14:15 ], y ‘Ven, sígueme’ [Lucas 18:22 ]”. ¿Qué harás hoy para ser más obediente?
“Porque nuestro Salvador fue obediente, Él expió nuestros pecados; de ese modo hizo posible nuestra resurrección y preparó el camino para que regresemos a nuestro Padre Celestial, quien sabía que cometeríamos errores mientras aprendíamos sobre la obediencia en la vida terrenal. Cuando obedecemos, aceptamos Su sacrificio, ya que creemos que por la Expiación de [Jesucristo], todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes, ordenanzas y [mandamientos] del Evangelio”.
Élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, “Si me amáis, guardad mis mandamientos”, Liahona, mayo de 2014, pág. 35.