Devocional especial para hermanas
El pasado domingo 11 de febrero, 1,170 hermanas del Consejo de Coordinación Oeste, República Dominicana, se reunieron en la capilla de San Gerónimo para escuchar un mensaje especial impartido por el élder Dale G. Renlund de los Doce, acompañado por el élder Claudio D. Zivic de los Setenta y las hermanas Renlund y Zivic.
La hermana Renlund compartió: “Estoy feliz de estar aquí y reunirme con ustedes. Estoy casada con el élder Renlund, tenemos una hija y antes que le llamaran como Autoridad General ejercí por 23 años la carrera de leyes”.
El mensaje de la hermana Renlund se basó en dos discursos del presidente Russell M. Nelson, ofrecidos en las conferencias generales de octubre 2016 y de octubre de 2015 (“El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 81; “Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 95).
En uno de estos discursos el presidente Nelson citó al presidente Boyd K. Packer (1924–2015) quien declaró: “Necesitamos mujeres organizadas y que puedan organizar; necesitamos mujeres con capacidad ejecutiva que puedan planificar, dirigir y administrar; mujeres que puedan enseñar y que puedan dar su opinión. Necesitamos mujeres con el don de discernimiento que puedan ver las tendencias mundanas y detecten aquellas tendencias que, a pesar de ser populares, sean insustanciales o peligrosas”.
La hermana Renlund también les habló sobre la importancia de desarrollar nuestra fe en medio de todas nuestras responsabilidades.
“A veces nos enfocamos más en nuestra familia y en dar socorro que en desarrollar nuestra propia fe. Estamos ocupadas cuidando hijos, hermanos, padres, también trabajamos, estudiamos y servimos en la Iglesia. En la Sociedad de Socorro pensamos en servir a otros, ayudar a quienes han perdido a alguien, en un evento de la comunidad, una hermana enferma o que necesita ayuda, no hay tiempo para nada ¡y encima hay que dormir! y es por esto por lo que a veces pasamos por alto el hecho de que necesitamos desarrollar fe en Jesucristo como un fundamento esencial para todo lo demás.”
Así que ¿Cómo hacemos para tener fe y aumentarla? Sugiero que lo hagamos por “actos privados y personales de devoción”. Son cosas que nadie más puede ver, no salen en Facebook, ni las hablamos con otras personas, son nuestras oraciones fervientes de noche y de día, la preparación cuidadosa para tomar los sacramentos, enfocándonos en tener la compañía del Espíritu continuamente, estudiar las escrituras y meditar las impresiones que recibimos, ir al templo. “Son los actos de devoción privados y personales, que aumentará nuestra fe en Jesucristo”.
El élder Renlund, expresó a las hermanas el amor que siente el presidente Nelson por cada una de ellas. “Es su deseo que cada una de ustedes sienta en sus vidas el amor de Cristo y que sepan que Él está consciente de sus circunstancias, familias y cada aspecto de sus vidas. Cristo es la fuente de paz y felicidad en esta vida, debido a lo que Él ya ha hecho por nosotros.
“No hay nada que Dios quiera más, que el que todos Sus hijos e hijas regresen a Él con sus familias. Como apóstol del Señor les declaro que Él es nuestro Abogado. Si cometemos un error Él nos anima a seguir mejorando; a Él no le interesa quiénes fuimos, sino en lo que queremos convertirnos.
“Yo sé que Cristo vive, Él desea bendecirlas, algunas cosas requieren que las pidamos, y otras que actuemos con fe. Al iniciar este camino de convenios y decidir permanecer en él, les prometo que Dios les cuidará, que la misericordia que Cristo reclama del Padre se aplicará a ustedes, recuerden que después de todo, Él las tiene grabadas en las palmas de Sus manos, las conoce, las ama y al ejercitar su fe en Él, las bendecirá.
“Cada una de ustedes es una mujer de fe. Cada una de ustedes en sus propias vidas han hecho que algo bueno pase a causa de su fe.
“Al cantar el himno final recuerden que una de las cosas que el presidente Nelson dijo que nos ayudaría a encontrar gozo en Cristo es contar nuestras bendiciones. Es por esto por lo que, aunque nuestras vidas estén llenas de problemas, sepan que Dios las ama y las aprecia. Ustedes son líderes que hacen que las cosas sucedan por medio de la fe”.
Finalmente les dejó la siguiente invitación:
“El 14 de enero del 2018, 13 apóstoles vivientes se reunieron en Lago Salado para saber qué quería hacer el Señor respecto a la organización de la Primera Presidencia. Llegamos en ayuno, habíamos orado y el Señor nos hizo saber que Él quería reorganizar la Primera Presidencia y que Russell M. Nelson era aquél a quien Jesucristo eligió como profeta. Ese día, él fue apartado y ordenado para ser presidente de la Iglesia. El gozo, la paz y el espíritu que sentí fue abrumador. Supe que él era el profeta de Cristo en la tierra. Mi invitación es que ustedes también puedan recibir el mismo testimonio. Si preguntan sinceramente en oración, les prometo, en el nombre de Cristo, que recibirán ese testimonio.
“Como Apóstol les doy una bendición a cada una de que Dios les cuidará, protegerá y les ayudará. Sentirán Su amor por ustedes personalmente, estarán conscientes de la preocupación que Él tiene por ustedes, serán más capaces de sentir el Espíritu Santo enseñándoles. Dios les protegerá y velará por ustedes, las cosas que no están del todo bien en su familia se solucionarán, verán la mano de Dios a medida que Él las soluciona. No será inmediato, pero mantengan la fe en Cristo, Él ama, repara corazones quebrantados, ama sanar las heridas, ama ver que nos arrepentimos, y ama perdonar nuestros pecados”.
La hermana Dina Zivic tocó uno de los puntos del discurso del presidente Russell M. Nelson “Necesitamos mujeres convertidas que guarden sus convenios”.
Ella dijo que la conversión es un proceso, no un acontecimiento. El Señor se refiere a ese cambio como un nuevo nacimiento, un cambio de corazón (Mosíah 27:25–26).
Sabremos que estamos en el proceso de conversión si necesitamos orar, si es un placer leer y estudiar las escrituras, si aceptamos un llamamiento, si renovamos nuestros convenios cada domingo, si actuamos con el “fin en mente” que es ser dignas de entrar al templo.
El élder Claudio D. Zivic se refirió especialmente a dos escrituras. Una de ellas fue Juan 15:4–5, en donde el Señor enseña que debemos estar siempre adheridos a Él para permanecer en Su camino y para producir frutos. La otra fue Mosíah 3:19, explicando cómo es el hombre natural y que al orientarnos verticalmente a los cielos se recibirá el influjo del Santo Espíritu y podemos vencer al hombre natural.
Al finalizar la conferencia, el élder y la hermana Renlund y el élder y la hermana Zivic saludaron una por una a todas las personas presentes que desearon ir y estrechar sus manos.