Hasta que nos volvamos a reunir
El Libro de Mormón trae abundancia
De “El Libro de Mormón: La [piedra] clave de nuestra religión”, Liahona, octubre de 2011, págs. 55–56.
Hay un poder en el libro que empezará a fluir en la vida de ustedes en el momento en que empiecen a estudiarlo seriamente.
¿No hay algo profundo en nuestro corazón que añora acercarse más a Dios, ser más como Él en nuestra vida diaria, sentir Su presencia constantemente? Si es así, el Libro de Mormón nos ayudará a lograrlo más que ningún otro libro.
No es solo que el Libro de Mormón nos enseña la verdad, aunque en realidad sí lo hace; no es solo que el Libro de Mormón da testimonio de Cristo, aunque de hecho también lo hace; hay algo más que eso. Hay un poder en el libro que empezará a fluir en la vida de ustedes en el momento en que empiecen a estudiarlo seriamente. Encontrarán mayor poder para resistir la tentación. encontrarán el poder para evitar el engaño, encontrarán el poder para mantenerse en el camino estrecho y angosto. A las Escrituras se las llama “las palabras de vida” (D. y C. 84:85), y en ningún otro caso es eso más verdadero que en el caso del Libro de Mormón. Cuando ustedes empiecen a tener hambre y sed de esas palabras, encontrarán vida en mayor abundancia…
Esas promesas —el aumento del amor y la armonía en el hogar, un mayor respeto entre padres e hijos, mayor espiritualidad y rectitud— no son promesas vanas, sino es exactamente lo que el profeta José Smith quiso decir cuando declaró que el Libro de Mormón nos ayudará a acercarnos más a Dios…
Hace más de diez años hice la siguiente declaración acerca del Libro de Mormón:
“¿Habrá consecuencias eternas que dependan de nuestra reacción a este libro? Sí, ya sea para nuestra bendición o para nuestra condenación.
“Todo Santo de los Últimos Días debería hacer del estudio de este libro un empeño de toda la vida. De otro modo, está poniendo en peligro su alma, descuidando aquello que puede darle unidad espiritual e intelectual a toda su vida. Hay una diferencia entre un converso edificado en la roca de Cristo a través del Libro de Mormón y que permanece aferrado a esa barra de hierro, y otro que no lo está”.
…“No permanezcamos bajo condenación… por el hecho de tratar ligeramente este gran y maravilloso don que el Señor nos ha concedido. Más bien, obtengamos las promesas que se reciben al atesorarlo en nuestro corazón”.