Ejemplos de valor
El sueño de Anthony
Anthony se despertó sorprendido. ¡Era la tercera vez que tenía el mismo sueño! En el sueño, un hombre alto le había mostrado un hermoso edificio. ¿Qué podía significar?
Como maestro de escuela, Anthony había visitado muchos lugares fuera de su aldea en Nigeria. El edificio de su sueño no se parecía a nada que hubiera visto antes. Quizás no existía en realidad; pero tenía algo especial.
Con el paso de los años, Anthony siguió pensando acerca de su sueño, pero estaba preocupado por otros asuntos. Comenzó una guerra en Nigeria. No era seguro para Anthony, su esposa e hijos salir de la casa, pero era difícil estar dentro todo el día. Anthony extrañaba ver a sus amigos y a sus alumnos.
Un día, Anthony encontró una vieja revista en su casa. Cuando la abrió, vio algo que le resultó familiar. ¡Era el hermoso edificio de su sueño! Era real.
El edificio pertenecía a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Nunca he oído hablar de esa Iglesia, pensó Anthony. Quería saber más, pero, debido a la guerra, todavía no podía salir de su casa. Tendría que esperar.
Cuando al fin terminó la guerra, Anthony envió una carta a las Oficinas Generales de la Iglesia en Salt Lake City. Preguntó si podían enviar a misioneros que les enseñaran a él y a su familia. “¿Pueden edificar su Iglesia en mi aldea?”, escribió Anthony. “Por favor, envíenme las Escrituras para poder enseñar a los otros habitantes de mi aldea”.
Anthony se entristeció cuando recibió una carta de las Oficinas Generales de la Iglesia: “En este momento no tenemos misioneros en su país”. En aquel entonces, la mayoría de los hombres de raza negra no podían recibir el sacerdocio y la Iglesia no estaba muy organizada en África.
Sin embargo, Anthony tuvo la paciencia de esperar a que llegara el tiempo del Señor. Aunque todavía no se podía bautizar, mantuvo su fe firme.
La Iglesia envió el Libro de Mormón y otros libros de la Iglesia a Anthony y a su familia. Anthony estudió los libros y enseñó lo que aprendió de ellos a los otros habitantes de la aldea.
Había tantas personas interesadas en el Evangelio, que Anthony deseaba tener un lugar para que todos se reunieran.
En un camino surcado de plátanos, Anthony edificó una pequeña capilla con una puerta y contraventanas azules. Al frente del edificio decía: “Santos de los Últimos Días de Nigeria”.
Pasaron los años y un día, Anthony oyó una noticia maravillosa. Dios le dijo al profeta que todos los hombres dignos podían recibir el sacerdocio. ¡La Iglesia iba a enviar misioneros a la aldea de Anthony!
Los misioneros se sorprendieron al encontrar un edificio de la Iglesia y a tantas personas preparadas para bautizarse. Les asombraba la fe de Anthony y de los otros habitantes de la aldea.
“Ha sido una espera larga y ardua”, dijo Anthony a los misioneros, “pero eso ahora no importa; por fin han venido”.
Anthony fue la primera persona en bautizarse en el río Ekeonumiri en Nigeria. Cuando se organizó la nueva rama, se le llamó como presidente de rama. Su esposa, Fidelia, era la presidenta de la Sociedad de Socorro. Años después, se sellaron en el templo.
Anthony continuó compartiendo su fe con los demás. A menudo les decía a las personas que la semilla del Evangelio que se había plantado en Nigeria crecería hasta ser un gran árbol; el mundo se sorprendería con su crecimiento.
Anthony tenía razón. En la actualidad hay más de 170 000 miembros de la Iglesia en Nigeria, ¡y un hermoso templo! La semilla del Evangelio que Anthony ayudó a plantar sigue creciendo por todo el mundo hoy en día. ●