2020
Miembros nuevos: Este es el lugar al que pertenecen
Marzo de 2020


Jóvenes adultos

Miembros nuevos: Este es el lugar al que pertenecen

¿Estás tratando de cumplir con las expectativas equivocadas?

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Cuando conoces a alguien, ¿cómo te presentas? ¿Qué es lo que es importante para tu identidad? Me llamo Brian y pertenezco a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; sin embargo, no siempre he sentido que realmente formaba parte de ella.

Me uní a la Iglesia durante mi primer año de universidad. Tras lo que parecieron solo momentos después de mi bautismo, algunos miembros bien intencionados empezaron a preguntar: “¿Vas a prestar servicio en una misión?”. La misión no era algo que había podido considerar seriamente todavía, pero sentía que la respuesta que se esperaba de mí era “sí”.

¿Estoy a la altura?

Justo después de cumplir un año de haberme unido a la Iglesia, recibí mi llamamiento para servir en Inglaterra y llegué con mucho ánimo de enseñar, pero a los pocos días me di cuenta de lo nostálgico que me sentía. No estaba preparado para servir en una misión de tiempo completo.

Mientras hablaba sobre mis sentimientos con el presidente de misión, él tuvo la impresión de cantar “Tengo gozo en mi alma hoy” (himno nro. 146) al teléfono. Me pareció un poco extraño, pero me produjo sentimientos de luz y calidez.

No obstante, una semana más tarde me encontraba en un avión de regreso a casa. Mantuve una lucha interna con mis sentimientos durante todo el vuelo. Me sentía abrumado por la preocupación de lo que los demás pensarían sobre mis decisiones y me sentía enojado conmigo mismo por no haber servido los dos años; después de todo, había dejado atrás a mis amigos y familiares, y había postergado mis estudios para servir en una misión. Había sufrido mucha congoja, y ahora sentía como si el Padre Celestial me hubiera abandonado en mi momento de necesidad. Debido a que no había cumplido con cada una de las expectativas, me preguntaba si todavía tenía un lugar en la Iglesia.

Vengan como son

Una semana después de haber regresado a casa, la familia de mi mejor amigo me invitó a ver una sesión de la conferencia general. Era lo último que quería hacer, pero fui.

A la mitad de la sesión, el élder Jeffrey R. Holland caminó hacia el púlpito y dijo: “Tengo gozo en mi alma hoy”: lo mismo que mi presidente de misión había cantado inesperadamente dos semanas antes. El Espíritu me susurró: “Esta es la Iglesia a la que perteneces”. Durante los siguientes quince minutos, mi perspectiva cambió completamente.

Es fácil sentir que no formamos parte de algo cuando consideramos que no hemos cumplido con las expectativas que tenemos unos de otros. Sin embargo, todos cometemos errores (véase Romanos 3:23); y, efectivamente, Dios dice que de todos modos hay un lugar para cada uno de nosotros en Su Iglesia (véase 1 Corintios 12:20–23).

El élder Holland enseñó durante ese discurso de la conferencia: “‘Vengan como son’, nos dice el amoroso Padre a cada uno de nosotros, pero añade: ‘No planeen permanecer como son’” (“Las canciones que se cantan y las que no se cantan”, Liahona, mayo de 2017, pág. 51). Dios desea que estemos aquí independientemente de quiénes seamos o lo que hayamos hecho, porque eso le permite ayudarnos a cambiar quiénes llegaremos a ser (véase 3 Nefi 18:22).

Antes de escuchar el discurso del élder Holland, pensaba que formar parte de verdad de la Iglesia significaba cumplir con toda expectativa, pero ahora entiendo mejor que la Iglesia del Señor no es para quienes ya son perfectos, sino para ayudar a perfeccionar a quienes no lo son. Y si estamos tratando de seguirle, entonces pertenecemos a Su Iglesia.