2020
“El mundo necesita tu luz”
Julio de 2020


Mensaje de los líderes del Área

“El mundo necesita tu luz”

En tiempos de oscuridad, turbulencia e incertidumbre, terminamos recurriendo a la única y verdadera fuente de luz, esperanza y paz. Él nos dio el ejemplo de amar y servir a los demás y nos mandó que hiciéramos lo mismo. Al seguirle a Él, hacemos convenio de ayudar a los necesitados y testificar de Cristo toda la vida1.

Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, la Galería Nacional de Londres evacuó miles de cuadros importantes a Gales para su custodia2. Sin embargo, el público en general presionó al gobierno para que devolviera algunas obras de arte y se tomó la decisión de exponer un cuadro al mes al público para levantar la moral. Una carta publicada en el periódico ‘The Times’ de enero de 1942 explicaba lo siguiente: “Debido a que el rostro de Londres está lleno de cicatrices y magulladuras estos días, necesitamos más que nunca ver cosas bellas”.

El primer ‘cuadro del mes’ que eligió la gente fue Noli me Tangere (“No me toques”) del artista italiano Tiziano3. El cuadro representa al Cristo resucitado apareciéndose a María Magdalena. Al encontrar la tumba vacía después de Su muerte, ella lo confunde con el hortelano y le implora que le diga dónde ha trasladado el cuerpo de Cristo. Mientras la llama, ella reconoce Su voz y, al hacerlo, se da cuenta de Su verdadera identidad: su Salvador y “Maestro”4.

Hemos sido testigos de convulsiones significativas este año. Como la María de Tiziano, quizás podríamos estar buscando al Salvador. El presidente Nelson nos recuerda que Jesús es la “luz que brilla en la oscuridad”5. El Salvador enseñó a Sus seguidores: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”6.

Una forma de seguir al Salvador es guardar el convenio que hemos concertado de ayudar a los necesitados. Cuando el profeta Alma enseñó sobre el convenio bautismal, dijo que deberíamos estar “dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras” y “dispuestos a llorar con los que lloran” y “consolar a los que necesitan de consuelo”7.

El Salvador es nuestro mayor ejemplo de servicio. A pesar de los desafíos, amenazas y persecuciones que enfrentó, Él “anduvo haciendo bienes”. Pasó Su ministerio en la tierra bendiciendo, sirviendo y ayudando a los demás. La expiación de Jesucristo fue en sí misma una expresión suprema de amor, sacrificio y servicio al género humano. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”8.

Lamentablemente, esto no es lo que el mundo enseña. Este nos dice que debemos cuidarnos a nosotros mismos, que la felicidad se encuentra en las compras, el consumismo y los elogios de los compañeros9. El Salvador en cambio sugirió un camino muy diferente para Sus discípulos. Era una senda menos preocupada por “tener” y más centrada en “ser”. En particular, nos enseñó a ser cariñosos, amables, prontos a perdonar, misericordiosos, pacientes, mansos, amables, longánimos y humildes. Sus instrucciones no se centraban tanto en “salvar la vida”. En lugar de ello, nos invitó a “perdernos” en cuidar y amar a los demás.

Jesucristo pasó Su tiempo sirviendo y ayudando a todos y, como discípulos Suyos, se nos invita a hacer lo mismo. El Salvador dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”10.

Las oportunidades de servir a los demás son ilimitadas, puede ser algo tan sencillo como una sonrisa o una palabra amable, el tiempo que se pasa escuchando, un gesto de cariño, sobre todo por aquellos que pueden ser pasados por alto, olvidados, aislados socialmente o marginados en la comunidad.

El servicio bendice a los demás, pero también nos bendice a nosotros de manera significativa. Puede ayudarnos a sentir el amor de Dios por nosotros, así como a alejarnos de nuestras propias preocupaciones, miedos, ansiedades y dudas11. Los actos sencillos y regulares de servicio son manifestaciones de nuestro amor por Dios y por nuestros semejantes. El élder Uchtdorf declaró: “Cuando realmente entendemos lo que es amar como Jesucristo nos ama, se disipa la confusión y se adaptan las prioridades. Nuestra vida, como discípulos de Cristo, se llena de gozo y cobra nuevo significado; nuestra relación con nuestro Padre Celestial se profundiza”12.

Me gustaría sugerir tres cosas que todos podemos tener en cuenta.

  1. Quedarse tranquilos. Jesucristo es la luz que brilla en la oscuridad.

  2. Ser una luz. Pueden ser una luz en el hogar, en la familia y en la comunidad mientras ayudan a los necesitados y dan testimonio de Cristo durante toda la vida.

  3. Hacer el bien. Los actos sencillos de servicio traerán gozo, esperanza y paz a muchas personas.

Jesucristo es la luz que buscamos en tiempos de oscuridad, confusión e incertidumbre. Él nos ha invitado a cada uno de nosotros a ser una “luz” al mundo. Hay alguien a quien conocemos que necesita ayuda, alguien a quien podemos levantar y fortalecer. Esta es la obra a la cual se nos ha llamado. Es Su obra. Al hacerlo, descubriremos nuestra verdadera identidad como hijos de un amoroso Padre Celestial.

Referencias:

  1. Presidente Henry B. Eyring, ‘Venid a mí’, abril de 2013.

  2. Carta desde Londres: Arte en tiempos de guerra por Ben Street, Art 21 Magazine, 23 de septiembre de 2008.

  3. La Galería Nacional; Foto del mes, octubre 2019: Noli me Tangere.

  4. Juan 20:14–18.

  5. Presidente Russell M. Nelson, ‘Siete verdades que tienen el poder de transformar su vida y la de los demás’, Orlando Florida, domingo 9 de junio de 2019.

  6. Juan 8:12.

  7. Mosíah 18:8–9.

  8. Juan 15:13.

  9. Erich Fromm, ‘Tener o Ser’ 1976.

  10. Juan 13:35.

  11. Élder Patrick Kearon, ‘Una característica de la Iglesia verdadera y viviente del Señor’ Devocional mundial para jóvenes adultos, 6 de mayo de 2018, Universidad Brigham Young–Idaho.

  12. Élder Dieter F. Uchtdorf, ‘El amor de Dios’ octubre de 2009.