Voces de los Santos de los Últimos Días
La formación académica es parte de Su plan
Con esfuerzo, fe y dedicación, podemos superar los obstáculos que encontramos en nuestro camino de la educación.
Soy una joven soltera de 20 años que nací y crecí en Honduras. Reconozco la importancia de aprender por medio de los mejores libros1 y aprovechar las oportunidades para educarme en un mundo competitivo.
Desde temprana edad, el evangelio de Jesucristo ha sido una parte central en mi vida y la base de la búsqueda de mi superación personal. Mi familia siempre me apoyó en mis esfuerzos por alcanzar excelencia académica, en mi progreso en la Iglesia y en todo lo demás que me proponía. Recuerdo las palabras de mi madre: “Esfuérzate por ser la mejor en lo que haces”.
Desde que era una adolescente me ha encantado la cocina. Cuando no estaba estudiando, estaba ayudando en el negocio de repostería de mi familia. Mi corazón está lleno de gratitud porque en mi familia, mis hermanos y yo aprendimos la importancia del trabajo en equipo, la superación y la educación. Mis padres pusieron especial empeño en fortalecer nuestra fe y los valores que se nos enseñan en la Iglesia.
Empecé mis estudios universitarios. Elegí estudiar la carrera de técnico en bebidas y alimentos. Justo antes de terminar mi carrera, me enteré de un programa de becas para estudiar Gastronomía Internacional en Francia. Era un requisito haber obtenido buenas calificaciones por tres años, también haber mostrado buena actitud y puntualidad. Además, pedían un buen manejo del idioma inglés.
Con mucho esmero me gradué tratando de cumplir con los requisitos de la beca. Mis muchas oraciones de fe fueron escuchadas y fue la voluntad del Señor que pudiera obtener la beca. En el 2019 viajé a Francia para iniciar mi nueva preparación. Estar lejos de casa es difícil y en ocasiones la presión es fuerte. Tal vez el reto más grande ha sido aprender francés.
Una frase que siempre tengo presente es la del presidente Russell M. Nelson cuando dijo: “Por el carácter sagrado que tiene para nosotros el intelecto humano, consideramos que el obtener una educación es una responsabilidad religiosa”2.
El Señor conoce los deseos de nuestro corazón. Él sabe también cuáles son las cosas que son difíciles para nosotros y que, con esfuerzo, fe y dedicación, podemos superar los obstáculos que encontramos en nuestro camino de la educación.
Ahora vivo en Niza, Francia, en donde estudio y trabajo. ¡Cuán agradecida estoy por la beca que obtuve!
Hay muchas oportunidades grandiosas para cada uno. Mi consejo para cada joven es que busque oportunidades de superarse. El Señor, en Su misericordia y gran amor por nosotros, prepara el camino para que alcancemos nuestro mejor potencial. No siempre es fácil, pero es posible. Todos somos hijos de Dios y tenemos un brillante futuro. Pero claramente, el Señor se complace cuando tenemos firme fe en Él y caminamos a Su lado.
Al ser fieles en guardar Sus mandamientos, desarrollar una actitud constante al aprender y trabajar en lo que más nos gusta, veremos más y nuevas oportunidades para crecer en sabiduría y lograr conocimiento, para este tiempo y para toda la eternidad.