2020
Ilumina el Mundo: una iniciativa que ha llenado mi corazón al servir a los demás
Diciembre de 2020


Voces de los Santos de los Últimos Días

Ilumina el Mundo: una iniciativa que ha llenado mi corazón al servir a los demás

Servir a los demás es un privilegio, es la oportunidad que tenemos de ser las manos del Señor en esta tierra. Servir nos ayuda a ser más humildes y sensibles a las necesidades de los demás.

Me diagnosticaron con asma cuando tenía dos meses de edad. Durante mis años de infancia entraba y salía de los hospitales. Cuando tenía doce años estuve internada dos veces por un fuerte dolor abdominal, que terminó en una cirugía de vesícula. Hace dos años, tuve una cirugía más para que me resecaran unos quistes.

No había pasado mucho tiempo después de mi última cirugía, cuando me encontraba preparando un proyecto de servicio para el programa de metas de las Mujeres Jóvenes. Después de mucha oración recibí la respuesta de lo que debería de hacer para mi proyecto. Recordé las dificultades que pasan los familiares de los niños enfermos en los hospitales.

Al igual que la mía, las familias hacen muchos esfuerzos económicos y con frecuencia no tienen suficiente para sus propios alimentos o para su hospedaje. Esa era la respuesta, así que muy emocionada le dije a mi familia: “¡Tengo una idea, y necesitaré de su ayuda!”

Les expliqué mi idea, que consistía en preparar alimentos para los familiares de los niños hospitalizados en el “Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel”. Ese es el hospital en donde estuve yo misma varias veces. Mi familia y yo ahorramos un poco de dinero; aun mis hermanos mayores Jonathan, Jennifer y mi hermanito Luis estuvieron dispuestos a colaborar con mi proyecto.

Pensé que sería una buena oportunidad llevarlo a cabo en diciembre, y ayudar al mismo tiempo con la iniciativa Ilumina el Mundo. Ahorramos un poco de dinero por algunos meses, y juntos conseguimos suficiente para preparar comida para 60 personas. Conseguí los permisos para poder hacer el proyecto en este hospital, y me puse a trabajar en los planes del menú y la logística de entrega. Aunque había elegido el día 12 de diciembre, sentí la impresión de cambiar la fecha para el domingo siguiente. No entendía por qué, pero la impresión fue clara.

El día de la actividad cocinamos y empacamos la comida junto con unas tarjetitas con una Escritura impresa. Ya listos para salir, ¡el transporte nos falló! Pero el hermano Juárez estuvo dispuesto a llevarnos en su vehículo.

Estando en el hospital, las personas empezaron a llegar poco a poco. Aun con el cansancio mi corazón estaba lleno. Tuvimos suficiente para ochenta personas, y mientras ofrecía los últimos refrescos, una señora me dijo: “Me quedé sin dinero, y no tenía nada para comer hoy. Estuve pidiendo a Dios ayuda, con todo mi corazón. Y luego llegaste tú como respuesta a mi oración”.

Hubo alguien más con quien pude platicar un momento. Descubrí que era una chica miembro de la Iglesia, de Colón. Estaban haciendo turnos con su familia, pero por alguna razón, nadie llegó a relevarla y no estaba preparada para estar más tiempo allí. Ella me compartió sus sentimientos: “Cuando estás en un hospital se vive un ambiente de tristeza y preocupación. No sabes cómo hallar aliento para seguir adelante. Hoy encontré consuelo con ustedes, y estoy muy agradecida”.

No solo gané mi propio testimonio del servicio, sino entendí muy bien mi Escritura favorita, 1 Nefi 3:7. Vi cómo el Señor prepara la vía para que Sus obras se manifiesten.

Servir a los demás es un privilegio, es la oportunidad que tenemos de ser las manos del Señor en esta tierra. Servir nos ayuda a ser más humildes y sensibles a las necesidades de los demás. Pienso que el servicio es como un búmeran, nosotros damos, y el Señor nos devuelve bendiciones multiplicadas. Pero lo más importante es el sentimiento que guardamos en el corazón.

La época de Navidad es maravillosa. Muchos están buscando maneras de sentir el amor del Salvador, y nosotros podemos ayudar. Aunque un plato de comida calma el hambre y llena el vacío de una necesidad temporal, la acción de servir llena el alma, y es un sentimiento que crece y se multiplica.

Imprimir