Voces de los Santos de los Últimos Días
Doble o nada
Con la ayuda de las Escrituras, la oración y el apoyo de sus padres, Daniel y Jared sintieron que el Evangelio era verdadero y que debían ir y servirle al Señor en una misión de tiempo completo.
Luego que nacieron sus hijos gemelos, Anayansi y José Renteria, aceptaron la invitación de su familiar, Carlos Vega, de conocer la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la ciudad de Colón, Panamá. Anayansi tomó la invitación de ser bautizada mientras que José esperó un poco más.
Sus gemelos, Daniel y Jared, crecieron conociendo las verdades del Evangelio restaurado. Ambos avanzaron por todos los programas de la Primaria y los Hombres Jóvenes, caracterizándose por su parecido idéntico y su espíritu deportivo. Poco antes de ser ordenados diáconos, la familia se mudó a la ciudad de Panamá; el período de adaptación fue su principal desafío.
Cada uno en su oficio del sacerdocio tuvo la oportunidad de crecer espiritualmente, aun cuando muchas de las asignaciones y responsabilidades fueron compartidas, nada diferente a la vida de un gemelo. Acostumbrados a sentir amor por el otro, a pensar como el otro, los gemelos Renteria pasaron momentos de crecimiento espiritual, donde cuestionaron los principios que habían aprendido desde su infancia, y pusieron en tela de juicio aquellas verdades que nunca habían negado, luchando por obtener su propio testimonio. Las conversaciones entre los dos duraban largas horas, la duda de estudiar una carrera universitaria o irse a la misión, repercutía a diario en sus pensamientos.
“Me puse a pensar en el futuro en cómo sería mi vida sin la Iglesia, que pasaría si no estuviera en ella, puse a prueba mi testimonio. Tanto mi hermano como yo experimentamos lo mismo al mismo tiempo, conversábamos a profundidad y nos apoyamos, en ese momento decidimos que los dos íbamos a la misión o no, ¡doble o nada! Al cabo de algunos días pudimos fortalecernos, con la ayuda de las Escrituras, la oración y el apoyo de nuestros padres, aun cuando nuestro padre no era miembro de la Iglesia pero asistía frecuentemente. Ambos sentimos que el Evangelio era verdadero y que debíamos ir y servirle al Señor”, mencionó Daniel Renteria.
Luego de decidir partir juntos a la misión, y sin tener ningún problema, llegaron sus llamamientos para servir como misioneros de tiempo completo. Jared asignado a servir en la Misión Costa Rica Este, Costa Rica, y Daniel en la Misión Trujillo Norte, Perú.
Después de algunos meses en el campo misional, José Renteria habló con sus hijos por video llamada y les dio la noticia que sentía la necesidad de convertirse al Evangelio. Un momento de felicidad, el cual desde niños añoraban con presenciar, ahora toda la familia disfrutaría de las verdades restauradas. Aun sin estar presentes en aquel hermoso momento, la tecnología hizo posible que Trujillo, San José y ciudad de Panamá se conectaran para presenciar aquel momento único.
La conversión llega a cada uno en tiempos diferentes, a Anayansi en el nacimiento de sus gemelos, a Daniel y Jared en la etapa más crucial de la juventud y a José al experimentar las historias de sus hijos en la misión.
“Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad. ¡Oh recordad, recordad que estas cosas son verdaderas!, porque el Señor Dios lo ha declarado” (Mosíah 2:41).