2022
Nunca es demasiado tarde
Abril de 2022


Voces de los miembros

Nunca es demasiado tarde

Durante mis primeros días que llegué a la República Dominicana, mis compañeras me trajeron a visitar a un hombre que se llama Amado. Durante esa visita, hablamos del plan de salvación y la oportunidad que tendrá de ver a su esposa que había fallecido. Hubo un espíritu muy fuerte durante la conversación. Su hija y algunos nietos estaban allí, testificando del gozo que han sentido al vivir el Evangelio. Testificaron de los templos y el poder de estar con nuestros seres queridos después de esta vida a través de las ordenanzas sagradas del templo.

Durante los siguientes meses, volvimos a esa casa semanalmente. Hablamos de la restauración del evangelio de Jesucristo, que este Evangelio tiene el poder de Dios para que podamos tomar pasos y hacer promesas que nos ayudarán a regresar a vivir con Dios. Le hablamos del poder del sacerdocio, el poder de Dios aquí en la tierra. Explicamos que Dios nos ama tanto que nos dio otro testamento de Su Hijo, Jesucristo: el Libro de Mormón. Explicamos las verdades de Cristo y Su doctrina.

Él tenía algunas preguntas acerca de por qué esta Iglesia es la única Iglesia verdadera en la tierra. Le invitamos a venir a la iglesia, y ver por sí mismo. Le gustó, pero todavía quería visitar su iglesia, donde se sentía más cómodo. Le invitamos a orar y realmente hablar con Dios y preguntarle cuál era Su iglesia. Lo hizo y recibió una respuesta en una manera que él no pudo dudar que Jesucristo restauró Su Iglesia. Siguió asistiendo y llegó el día que le invitamos a ser bautizado. Pero primero nos preguntó si podría ver a su esposa, si se bautizaba en una iglesia diferente de la cual se casó con su esposa. Testificamos del amor y plan perfecto de Dios y que hace posible que cada persona fallecida tenga la oportunidad de aceptar el evangelio de Jesucristo, y que parte de esta responsabilidad es nuestra. Tenemos la responsabilidad de ser bautizados en el nombre de nuestros antepasados para que las personas que ya no tienen sus cuerpos puedan entrar en el Reino de Dios.

Él fue bautizado por su nieto, y fue un día muy especial. Todos allí sentimos el Espíritu Santo testificando que ese paso que tomó ese día fue correcto y ordenado por Dios. En visitas siguientes, Amado nos testificó que ahora sabe que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la Iglesia de Dios, y que él sabe que fuimos llamados por Dios para ayudarle a entender. Él había dicho a muchos misioneros en el pasado que fueran a predicar a las personas que no conocían a Dios, que él ya lo conocía y que no necesitaba a los misioneros. Aprendí aún más que Dios nos coloca donde nos necesita, que podemos ser instrumentos en las manos de Dios cuando somos obedientes y lo amamos a Él y a Sus hijos.

La hermana Grimes sirvió como misionera en la Misión República Dominicana Santo Domingo Oeste.