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Cómo conocer y amar a nuestros antepasados
Trabajé arduamente buscando los nombres de mis antepasados en los rollos que la Iglesia proporcionaba y me encantaba conocerlos a través de la información que encontraba en los registros.
Cuando conocí este Evangelio, a mis 56 años, me encantó. Cada parte era nueva y maravillosa, cada día estudiaba con ahínco y dedicación. Quería aprender y conocer a nuestro Padre Celestial para hacer Su voluntad y tratar de vivir de acuerdo con lo que Él nos manda.
Aprendí que los propósitos de la Iglesia son perfeccionar a los santos, proclamar el Evangelio y redimir a los muertos. No sé por qué me incliné durante el último tiempo con todo mi corazón, amor y energía por ayudar a redimir a los muertos.
Investigación profunda
Trabajé arduamente con los rollos que la Iglesia proporcionaba, en mi ciudad natal Olanchito, Yoro. Pasaba horas buscando los nombres de mis antepasados y me encantaba leer toda la información que se me revelaba. Además, iba al cementerio de la ciudad, donde obtuve mucha información. Visité a mis familiares y a las personas mayores de mi comunidad, me encantaba escuchar las historias que me contaban sobre mis antepasados; de esta manera aprendí a conocer sus cualidades y a amarlos.
Resultados eternos
Transcribí y organicé toda esta información en libros, me preparaba física, económica y espiritualmente para poder ir al templo a realizar las ordenanzas por cada uno de ellos.
Me siento tan feliz de haber trabajado mucho y de haber ayudado a mis familiares a recibir sus ordenanzas sagradas.
Ya soy una persona mayor, tengo 87 años y mi salud es precaria, no puedo seguir trabajando como antes. Deseo con todo mi corazón que cada uno sienta la necesidad y el privilegio de hacer las ordenanzas por sus seres queridos y que ellos tengan las mismas oportunidades que nosotros.