La Historia Familiar
Día de descubrimiento familiar
Cada persona desempeña una función importante al transmitir sus relatos familiares, legado, cultura y tradiciones. Cada uno es un eslabón que conecta el pasado y el presente con el futuro; y transmitir esos aspectos importantes sobre lo que somos y de quién somos puede fortalecer a la nueva generación en un momento en que más lo necesita. Igual de importante, si no más, que transmitir la cultura y el legado es transmitir nuestro testimonio del evangelio de Jesucristo, de Él y de Su expiación. Ese legado de fe transmitido de generación en generación es el legado supremo que podemos transmitir a las generaciones futuras.
Después de todo, el Libro de Mormón se escribió para el beneficio de los hijos a fin de que “sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados.
“Por lo tanto, hablamos […] para que nuestros hijos […] miren […] adelante hacia aquella vida que está en Cristo” (véase 2 Nefi 25:26–27).
Al participar en la historia familiar y descubrir más de los que nos precedieron, hallamos poder en ese descubrimiento, poder que puede ayudarnos a comprender mejor quiénes somos y a quién pertenecemos. Los descubrimientos de los que hablamos no solo pueden tener un efecto poderoso y duradero en nuestra vida personal, sino también en la vida de aquellos con quienes compartimos.
Recuerden que la historia familiar no se limita al pasado lejano. Pueden fijarse en sus experiencias recientes, o en su historia a medida que se va desarrollando aquí, en el presente. Pueden crear sus propias tradiciones; lo que los hace únicos es una combinación del pasado y del presente.
Comprender quiénes somos, de dónde y de quién venimos puede brindar a nuestra vida el mayor sentimiento de paz, perspectiva y propósito.
Es interesante reconocer que, mientras que descubrir quiénes somos pone de relieve nuestra singular individualidad, descubrir de quién somos pone de relieve que somos iguales. Todos somos iguales ante Dios; y sin importar nuestras diferencias, cada uno tiene el mismo legado divino y la misma oportunidad de tener un destino celestial glorioso.
Hermanos y hermanas, es en el templo donde ustedes pueden descubrir no solo quiénes son y de quién son, sino también quiénes han de llegar a ser.
En el templo pueden aprender y reaprender del plan que Dios tiene para nosotros. Allí pueden escapar de las voces que tan desesperadamente tratan de distraerlos de lo que realmente son. Allí tenemos la oportunidad de ayudar en la grandiosa causa del recogimiento para aquellos de nuestra familia que nunca tuvieron la oportunidad de recibir ordenanzas sagradas en su vida. Al ayudar al Señor a llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre, las Escrituras enseñan que literalmente llegamos a ser salvadores en el monte de Sion. En esencia, participar en esta obra nos ayuda en nuestros esfuerzos por llegar a ser más semejantes a Jesucristo.
En cada templo de los últimos días de todo el mundo se pueden encontrar estas palabras: Santidad al Señor, la Casa del Señor. Cuando uno entra por las puertas del templo, está en Su casa y está mucho más cerca de Él y del Padre. No hay otro lugar en la tierra donde la conexión con Dios y Jesucristo se sienta y se entienda más claramente que dentro de las paredes del templo.
Testimonio del élder Soares
Es mediante la expiación de Jesucristo que podemos hallar pureza y paz al esforzarnos por someter nuestra voluntad a la voluntad del Padre, como hizo el Salvador. Leemos sobre Su vida, Su ejemplo perfecto y Sus mandamientos; y descubrir esos aspectos de quién es Él establece la norma suprema de cómo debemos vivir, el ejemplo que debemos dar y los mandamientos que debemos seguir. El camino para descubrir quién es Él es ciertamente individual y tiene sus altibajos; pero ese descubrimiento conducirá finalmente, y sin duda, a la pureza y a la paz, a la perspectiva y al propósito, y al poder y al lugar en la familia de Dios.
En esa búsqueda de llegar a ser como Él, descubrimos que dependemos de Él y de Su expiación. Es mediante la expiación de Jesucristo que podemos hallar pureza y paz al esforzarnos por someter nuestra voluntad a la voluntad del Padre, como hizo el Salvador.
A medida que procuren descubrir y transmitir quiénes son, de dónde son y de quién son, llegarán a saber quién es Él, su Salvador Jesucristo; y les prometo que hallarán pureza y paz, perspectiva y propósito, y hallarán poder y lugar en la familia de Dios.
Como testigo especial de Él, testifico que Él vive, Él los conoce y Sus brazos están extendidos, invitándolos a venir a Él. Solo por medio de Él pueden llegar a ser lo que están destinados a llegar a ser. Testifico que es verdad en Su sagrado nombre, Jesucristo. Amén.