Liahona
Jesucristo aligeró mis cargas
Junio de 2024


“Jesucristo aligeró mis cargas”, Liahona, junio de 2024.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Jesucristo aligeró mis cargas

Con toda la conmoción que había en mi vida, sentí que me estaba ahogando hasta que hallé paz cuando leí el Libro de Mormón.

Imagen
Mujer sentada sobre un Libro de Mormón y flota en el mar

Ilustración por Mariko Kowalski

Un día, mientras ministraba a una hermana de nuestro barrio, ella me dijo que leía el Libro de Mormón cada año. También testificó de las grandes bendiciones que esta iniciativa le había traído. Agradezco el ejemplo de esta hermana.

Antes de esa visita, yo había leído el Libro de Mormón de principio a fin solo una vez, aunque siempre lo estudiaba cuando me preparaba para las asignaciones de enseñanza. Después de mi visita, decidí seguir el ejemplo de esta hermana. Comencé de nuevo desde 1 Nefi y lo leí hasta el final. ¡Ella tenía razón! Fui bendecida de muchas maneras que pude reconocer y estoy segura que también de otras maneras que no pude darme cuenta.

Poco después de haber terminado el Libro de Mormón por segunda vez, mi esposo abandonó a nuestra familia. Las tareas aparentemente imposibles de mi nuevo trabajo se volvieron extremadamente estresantes y la enfermedad crónica de mi hijo me hizo sentir que me estaba ahogando.

Sin embargo, luego recordé haber leído en el Libro de Mormón acerca de cómo Amulón había puesto grandes cargas sobre Alma y su pueblo. Cuando el pueblo oró para pedir ayuda, el Señor les dijo que estaba al tanto de su situación y que los libraría. Hasta entonces, Él dijo: “Y también aliviaré las cargas que pongan sobre vuestros hombros, de manera que no podréis sentirlas sobre vuestras espaldas” (Mosíah 24:14).

Había estudiado ese capítulo de Mosíah muchas veces antes y lo había enseñado muchas veces a otras personas en las clases del Evangelio. Creía en la veracidad de esos versículos. Debido a que me había familiarizado con las enseñanzas del Libro de Mormón, sabía que la verdad personal aparecía al comparar las Escrituras a mis circunstancias personales.

Así que comencé a leer ese capítulo todos los días en busca de fortaleza y para recordarme a mí misma que el Señor también se preocupaba por mí. Todavía tenía que pasar por pruebas, pero Él aligeró mis cargas.

Esos versículos del Libro de Mormón me ayudaron a atravesar una época de gran adversidad personal, proporcionándome paz y un conocimiento reconfortante de que el Señor está al tanto de todos Sus hijos.

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