“Cuatro maneras de crear un espacio espiritual”, Liahona, junio de 2024.
Jóvenes adultos
Cuatro maneras de crear un espacio espiritual
Una política de no proselitismo en Jerusalén cambió mi perspectiva sobre la creación de un espacio espiritual en mi vida.
Hay varios sitios bíblicos a poca distancia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde actualmente vivo como estudiante. Puedo visitar la escalinata del templo en la que Jesús pudo haber enseñado o el Sepulcro del Huerto, donde algunos creen que Su cuerpo fue puesto antes de Su Resurrección. Vivir en Tierra Santa es una bendición y estoy agradecido por cada día que puedo pasar en este maravilloso lugar. Sin embargo, estar aquí como miembro de Su Iglesia no es fácil.
Debido a la política de no proselitismo en Israel, no se me permite compartir mis creencias. No me di cuenta de lo difícil que sería eso hasta que uno de mis amigos me pidió un ejemplar del Libro de Mormón y no se lo pude dar. Algunas veces, ser discípulo de Cristo puede ser un poco solitario.
Sin embargo, aquí también estoy aprendiendo algunas lecciones importantes; aún puedo compartir la luz y el amor de Jesucristo con cualquier persona y puedo conectarme con el Espíritu.
Por medio de conversaciones espirituales
Aunque mi programa educativo es muy secular, casi todos los demás alumnos de mis clases son cristianos creyentes. A menudo, nos sentamos después de clase e intercambiamos opiniones y reflexiones sobre las lecciones. Esas conversaciones me han proporcionado un espacio en el que puedo dar testimonio de Jesucristo.
Cuando conversamos, a menudo recuerdo Mateo 18:20: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Aunque no puedo compartir activamente el Evangelio en esas conversaciones, esta experiencia me ha enseñado cómo el hablar acerca de Cristo con otros discípulos puede invitar al Espíritu a nuestras relaciones y mantenerlo en el centro de todo lo que hacemos.
Por medio del cumplimiento de los convenios
Me he dado cuenta de que la única manera de realmente compartir el Evangelio de Jesucristo aquí es por medio de quién soy. No puedo darles a las personas un Libro de Mormón aquí, pero puedo orar con ellas, puedo ayudarlas a sentir el amor de Dios y puedo dar testimonio de que Dios las ama. Cuando simplemente me esfuerzo por guardar mis convenios y seguir los mandamientos del Señor, estoy testificando de mi fe en el Evangelio de Jesucristo.
Sin importar cuáles sean tus circunstancias, considera las maneras en que tu ejemplo puede ser una luz que guíe a los demás hacia la verdad y que comparta la bondad del Espíritu.
Como enseñó recientemente el élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Llegamos a ser […] discípulos [de Jesucristo] y lo representamos bien cuando de manera intencional y creciente tomamos sobre nosotros el nombre de Jesucristo mediante convenios”.
Por medio de centrarnos en nuestra relación con el Padre Celestial y Jesucristo
Solo puedo sentir el Espíritu si me conecto primero con el Padre Celestial y Jesucristo todos los días, para permanecer en Ellos a fin de poder “glorifi[car] a [mi] Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). A veces vemos el Evangelio como una fórmula en la que introducimos cosas para obtener ciertos resultados, pero he aprendido que el núcleo del Evangelio es realmente nuestra relación con el Padre Celestial y el Salvador.
Mi proceso de conexión con Ellos no es diferente aquí en Tierra Santa. Aunque puedo visitar los lugares por donde Jesús caminó, siento más el Espíritu cuando oro, estudio las Escrituras y dedico tiempo de mi día para pasar tiempo de calidad con Ellos; así lo ha sido toda mi vida.
La hermana Bonnie H. Cordon, quien fue Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, enseñó: “Hay poder en hacer que esos hábitos sagrados sean menos como una lista de [tareas para hacer] y más como un testimonio. El proceso será gradual, pero se desarrollará con la participación diaria y activa, y con la búsqueda de experiencias con Cristo”.
El esforzarte sinceramente por conectarte con el Padre Celestial y Jesucristo te ayudará a dar cabida a momentos sagrados en tu vida.
Te prometo que sentirás la diferencia.
Por medio de centrarnos en verdades sencillas
Debido a que me hallo en circunstancias únicas en las que no puedo hablar de los detalles de mis creencias, estar en Jerusalén me ha enseñado a no “traspasar lo señalado” (Jacob 4:14). He aprendido a centrarme en las verdades sencillas del Evangelio: Dios ama a todos Sus hijos, Jesucristo es mi Salvador y el presidente Russell M. Nelson es el profeta de Dios sobre la tierra hoy en día.
Esta perspectiva me ha ayudado a guardar mis convenios y a mantenerme conectado con el Espíritu a medida que supero los desafíos de ser un joven adulto en la Iglesia, especialmente en un lugar con pocos miembros.
Sin embargo, he descubierto que no importa dónde me encuentre, siempre y cuando me esfuerce por crear espacio espiritual en mi vida cada día, mis preguntas, problemas y preocupaciones siempre se resuelven por medio de la esperanza en el Padre Celestial y en mi Salvador, Jesucristo.