Liahona
¿Eres mayor y estás considerando volver a casarte?
Junio de 2024


“¿Eres mayor y estás considerando volver a casarte?”, Liahona, junio de 2024.

Envejecer fielmente

¿Eres mayor y estás considerando volver a casarte?

Volver a casarse puede suponer tanto desafíos como alegrías.

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dos flores

Cuando su esposo falleció después de 25 años de matrimonio, mi amiga Susan pensó que era demasiado mayor para considerar casarse de nuevo. “Me conformaba con ser viuda el resto de mi vida”, dijo ella.

No obstante, sorprendentemente, dos años después se volvió a casar. Su esposo, George, también era viudo. En la actualidad, llevan una vida feliz juntos, compartiendo intereses comunes como la investigación histórica y el servicio en la Iglesia y la comunidad.

Alegrías y desafíos

Puede parecer una historia de “felices para siempre”, pero Susan y George están de acuerdo en que volver a casarse a cualquier edad puede suponer tanto alegrías como desafíos. Esto puede ser particularmente cierto para quienes se sellaron en el templo en su primer matrimonio. Mi propia vida es un ejemplo.

Amaba a mi esposa Raelene y atesoro nuestro matrimonio en el templo. Cuando falleció inesperadamente después de 42 años de matrimonio, estaba desconsolado. Me sumí en la autocompasión durante casi un año. Con el tiempo, encontré un nuevo empleo en una nueva ciudad. Me sentía listo para empezar de nuevo y me planteé la posibilidad de salir en citas, pero, ¿significaba eso que estaba siendo desleal?

Hablé con un amigo que se había vuelto a casar. “Es una decisión personal”, dijo él. “Conoces a tu esposa fallecida. ¿Qué pensaría ella? Conoces a tu familia y sabes cómo podrían reaccionar. Es como cualquier otra decisión: se debe tratar con humildad y oración”.

Otro amigo que se había vuelto a casar dijo: “No se trata de dejar el pasado atrás. Se trata de seguir adelante con fe, más allá de casarse de nuevo o de permanecer soltero”.

Así que escudriñé las Escrituras y leí a menudo el relato de Rut, una viuda, y su suegra, Noemí, que sentía que “en gran amargura [la] ha[bía] puesto el Todopoderoso” (Rut 1:20) a causa de la muerte de su esposo y sus dos hijos. Finalmente, Booz se casó con Rut, conmovido por “todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu marido” (Rut 2:11). Esa “historia de amor” de las Escrituras entre Rut y Booz me recordó que Dios siempre está cerca, incluso en nuestros momentos más oscuros, y puede guiarnos en nuestras decisiones en la vida.

Comencé a salir de nuevo en citas y, con el tiempo, conocí a mi esposa Stephanie. Cuando nos casamos, decidimos que esperar que todo fuera igual que en nuestros primeros matrimonios o hacer comparaciones con cónyuges o circunstancias anteriores era una receta para el desastre. Necesitábamos crear nuestra propia “familia adicional” e incluir a todos nuestros hijos en las decisiones importantes y a todos nuestros nietos en las nuevas tradiciones.

Permanecer soltero o volver a casarse: una decisión personal

En las Escrituras hay muchos ejemplos de personas rectas que permanecieron solteras después del fallecimiento de su cónyuge. La viuda de Sarepta es admirada por su fidelidad y generosidad (véase 1 Reyes 17:8–16). La viuda que echó dos blancas al arca fue elogiada por el Salvador por haber echado “todo lo que tenía, todo su sustento” (Marcos 12:44). El salmista señala que el Señor “al huérfano y a la viuda sostiene” (Salmo 146:9). Estos ejemplos nos recuerdan que el Señor tiene muy presentes a aquellos que han perdido a su cónyuge. El élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “Nuestra posición ante el Señor y en Su Iglesia no es una cuestión de nuestro estado civil, sino de llegar a ser discípulos fieles y valientes de Jesucristo”.

El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, tenía solo siete años cuando su padre falleció de tuberculosis. Su madre permaneció soltera el resto de su vida mientras prestaba un gran servicio a la Iglesia y a la comunidad, incluso llegó a ser alcaldesa de la ciudad de Provo.

“Fui bendecido con una madre extraordinaria”, recuerda el presidente Oaks. “Sin duda alguna, fue una de las muchas mujeres nobles que han vivido en los últimos días”.

Perseverar en el Evangelio

Mientras servía como miembro de los Setenta, el élder Randy D. Funk señaló “algunas causas de infelicidad: […] la tristeza y la soledad, de la muerte de un ser querido; y el miedo, de la incertidumbre sobre lo que sucede cuando morimos”. Como antídoto, sugirió que “la paz interior de estar seguros dentro del redil de Dios” puede superar esa soledad e incertidumbre.

El élder Gong señaló que la fe, el guardar los convenios y las abundantes bendiciones están muy disponibles para quienes deciden no volver a casarse después de la pérdida de su cónyuge. Él habla de una progenitora de su familia que “quedó con cinco hijos pequeños cuando repentinamente murieron su esposo y su hijo mayor, con solo unos días de diferencia. Fue viuda durante cuarenta y siete años y crio a su familia con el amor sustentador de los líderes locales y los miembros. Durante esos largos años, la abuela le prometió al Señor que, si Él la ayudaba, ella nunca se quejaría. El Señor la ayudó y ella nunca se quejó”.

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Arreglo de varias flores

Combinar familias

La combinación de familias es una consideración en muchos matrimonios y puede ser particularmente difícil cuando hay hijos de por medio, sin importar su edad. Uno de los mayores desafíos, de hecho, puede ser ayudar a los hijos a aceptar nuevas relaciones.

Los hijos, a menudo, son los dolientes olvidados cuando fallece uno de los padres. Es posible que se sientan perdidos al cambiar las circunstancias, o que al menos sientan el deseo de deliberar en consejo en cuanto a las decisiones que afectan a la familia. Es posible que tengan recuerdos que ya no crean que pueden compartir. Las frases “Recuerdas cuando…” podrían sentirse incompletas y tal vez incluso no deseadas. Tal vez les resulte difícil adaptarse a la nueva relación de su padre o madre vivo o que incluso les cueste dar su amor y lealtad a un padrastro o una madrastra.

En la mejor de las circunstancias, el nuevo cónyuge puede sentir que es un extraño. “Incluso cuando los miembros de la familia se esfuerzan por darte la bienvenida, todavía puedes sentirte al margen la mayor parte del tiempo”, dice una mujer que se volvió a casar. ¿Su consejo? “Recuerda que no estás reemplazando a nadie; solo te estás sumando a la familia. Dedícale mucho tiempo y amor”.

A veces, no se trata tanto de las actividades planificadas o deliberadas, sino que son más bien las experiencias sencillas y espontáneas las que promueven esta nueva relación. Estas tres cosas parecen ser útiles:

  • Asistir a los eventos de deportes, conciertos y otros intereses personales que sean importantes para cada hijo.

  • Practicar escuchar profundamente sin dar demasiados consejos.

  • Compartir experiencias y puntos débiles personales.

Hijos y nietos

En lugar de retirarse de la interacción de la familia extendida y permanecer al margen, los padres y abuelos “adicionales” pueden buscar intereses comunes con cada integrante de la familia y descubrir juntos nuevas ideas y enfoques. En nuestra familia adicional, compartimos mensajes de texto sobre temas que van desde la crianza de los hijos, la política, los negocios, consejos para hacer ejercicios y cocinar hasta la ficción histórica. Comenzamos a reunirnos en línea por separado con cada una de las dos familias extendidas durante la pandemia para estudiar juntos Ven, sígueme y hemos continuado haciéndolo desde entonces.

Equilibrio

Equilibrar las preferencias de tiempo libre, los quehaceres del hogar y, en especial, la economía familiar en un nuevo matrimonio posteriormente en la vida puede ser difícil y complejo. Se requiere empatía, ternura y el “adorno de un espíritu agradable y apacible” (1 Pedro 3:4) para sortear las exigencias nuevas y, a veces, contradictorias.

Cada pareja encontrará sus propias respuestas a la hora de gestionar las tareas domésticas, el tiempo libre y las finanzas. Si las preferencias se analizan abiertamente, la mayoría de las diferencias se pueden resolver con el tiempo. Como guía útil para tales análisis, considere este consejo sobre el establecimiento de metas que dio presidente M. Russell Ballard (1928–2023), Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Establezcan metas a corto plazo que puedan alcanzar; metas bien equilibradas; no muchas ni muy pocas, y no muy altas ni muy bajas. Pónganlas en una lista y trabajen por alcanzarlas según su orden de importancia. Al establecer metas, siempre debemos pedir la guía divina”.

Un segundo matrimonio, al igual que un primer matrimonio, puede ser satisfactorio y gratificante o estresante y difícil. En gran medida, depende de la capacidad de la pareja para tratar juntos los asuntos comunes. Muchos de los que se casan otra vez a una edad más avanzada descubren que la vida puede ser más enriquecedora con alguien con quien hablar, reírse e incluso compartir lágrimas cuando es necesario. Como cualquier acto de fe, volver a casarse requiere ejercitar los atributos semejantes a los de Cristo como la paciencia, la tolerancia, el perdón, la bondad y el amor.

El autor vive en Utah, EE. UU.

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