Liahona
No se pierda una misión para personas mayores
Julio de 2024


“No se pierda una misión para personas mayores”, Liahona, julio de 2024.

Envejecer fielmente

No se pierda una misión para personas mayores

Nuestros convenios nos invitan a prestar servicio unos a otros, a ser testigos de Dios y a consolar a los que necesitan de consuelo. Servir como misioneros mayores es una manera de cumplir esas invitaciones, bendecir nuestra propia vida y la de aquellos a quienes servimos.

un matrimonio mayor se apresura a subir a un avión

Hay 34 000 misioneros mayores que prestan servicio de tiempo completo o en misiones de servicio en este momento que, de la misma manera que sus pares más jóvenes, encuentran mucho gozo en esa experiencia. Los miembros solteros y los matrimonios pueden prestar servicio como misioneros mayores en una variedad de asignaciones.

La necesidad de misioneros es significativa. En la Conferencia General de octubre de 2023, el élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, animó a los miembros mayores a considerar una misión para personas mayores. Él preguntó: “‘¿Qué están haciendo en esta etapa de su vida?’. Hay muchas formas en las que los misioneros mayores pueden hacer lo que nadie más puede. Ustedes son una fuerza considerable para hacer el bien, con experiencia en la Iglesia y preparados para animar y rescatar a los hijos de Dios”.

Al explicar cómo se llama a los misioneros mayores, el presidente Russell M. Nelson dijo: “Las oportunidades para los misioneros mayores son diversas e ilimitadas. Sus llamamientos para servir se hacen oficialmente después de considerar, con oración, sus antecedentes de trabajo, experiencia con otros idiomas, y aptitudes. De todos los requisitos para servir, el deseo de servir tal vez sea el más importante”. También describió las contribuciones de los misioneros mayores como “irreemplazables”.

“Algunos misioneros mayores trabajan en la oficina de la misión, con BYU–Pathway o con iniciativas humanitarias que tienen una estructura bien definida”, señaló un misionero mayor. “Hemos servido en varios de esos tipos de misiones, así que estábamos un poco inseguros cuando se nos llamó a una misión de soporte de MLS (apoyo para miembros y líderes). Una vez que empezamos, nos gustó mucho la flexibilidad y creatividad que nos daba ese tipo de misión para visitar a los miembros y reforzar las ramas locales”.

Una hermana mayor que sirve en un centro de visitantes dijo: “Cuando falleció mi esposo, no sabía qué hacer con mi tiempo. Ahora tengo cosas que hacer, lugares a los que ir, personas a las que ver. Tengo personas que dependen de mí”.

“No hay por qué estar preocupado, incluso si no prestó servicio de joven”, comentó una hermana después de regresar a casa de su misión para mayores. “Es algo nuevo para todos nosotros. Todos juntos aprendimos a confiar en el Señor y a confiar los unos en los otros, y descubrimos que ‘por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas’ [Alma 37:6]”.

Bendiciones para los misioneros

Las misiones para personas mayores varían tanto como los misioneros mayores. Las hay de todos los tipos, cada una con sus propios desafíos, alegrías y beneficios personales. Sin embargo, hay algunos puntos en común para cualquier tipo de misión para mayores: estudio significativo de las Escrituras, oraciones frecuentes y fervientes, servicio comprometido, guía continua del Espíritu Santo y una oportunidad única para marcar la diferencia.

“Nunca me sentí más cerca del Señor que cuando servíamos como misioneros mayores”, dijo un misionero mayor. “Sabía que algunas cosas escapaban a mi control, sobre todo en casa, con los hijos y los nietos. Así que lo puse todo en las manos del Señor y Él bendijo a nuestra familia. Nunca estuvimos más cerca de nuestros nietos que cuando nos reuníamos cada semana por Zoom. Hablamos de cosas que antes nunca les habrían interesado. Aunque no le ocurre a todo el mundo, en nuestro caso un hijo volvió a la Iglesia mientras prestábamos servicio y otro se volvió a casar y más tarde se selló en el templo”.

Otro misionero mayor dijo: “Nuestro estudio diario de las Escrituras, tanto personal como en compañerismo, se hizo más significativo porque buscábamos formas de ponerlas en práctica, no solo de leerlas. No me limitaba a la cantidad de páginas, como había hecho a veces en el pasado. Durante nuestro servicio, parecía que me refería constantemente a un pasaje de las Escrituras que habíamos leído ese día o esa semana, así que empecé a esperar utilizar pasajes recientes de las Escrituras que había leído durante el día. Era menos pasivo en mi estudio de las Escrituras, anticipando que me referiría a algo que había leído durante el día”.

“Prestar servicio en una misión me ha dado una nueva oportunidad en la vida”, dijo una hermana mayor. “Me dio un propósito significativo, nuevas ganas de vivir y algo que hacer más allá de jugar al golf o cuidar a mis nietos”.

“El servicio es una calle de doble sentido”, afirmó otro misionero mayor. “Cuando pensábamos, un poco presuntuosamente, en lo mucho que hacíamos por los demás, no teníamos mucho éxito. Sin embargo, cuando nos dimos cuenta de lo mucho que estábamos aprendiendo y creciendo nosotros mismos, no solo cambiamos nosotros, sino que los demás también parecían más interesados en lo que decíamos y hacíamos. Las bendiciones que recibimos fueron más grandes y mejores de lo que jamás habíamos imaginado”.

Relaciones más fuertes

Cuando las personas prestan servicio como misioneros mayores, desarrollan relaciones profundas que duran toda la vida. Muchos se acercan más a quienes sirven. También cultivan fuertes relaciones con otros misioneros y líderes locales. “Entablamos amistades con misioneros más jóvenes, con otros matrimonios y con gente que nunca habríamos conocido si nos hubiéramos quedado en casa”, afirma un misionero mayor. “Todavía seguimos en contacto. En un momento en que pensaba que todos los días iban a ser iguales, ir a una misión nos dio un nuevo comienzo y nuevos amigos para compartir la experiencia con nosotros”.

Las misiones para personas mayores también pueden ayudar a las parejas a fortalecer su matrimonio. A medida que las personas se jubilan o reducen el tiempo de trabajo, los matrimonios pueden verse en la necesidad de reconsiderar un propósito común, puesto que es posible que ya no críen a los hijos en su hogar. También pueden estar acostumbrados a hacer las cosas individualmente y a su manera, con sus propios horarios. El envejecer o la jubilación pueden cambiar eso. Empezar juntos una nueva experiencia compartida, ya sea sirviendo desde casa o a tiempo completo en una misión para mayores, puede ayudar a crear un nuevo propósito para un matrimonio y fortalecer su confianza mutua.

“Hay un viejo dicho que dice que en la jubilación ‘tienes la mitad de los ingresos y el doble de marido que antes’”, comenta riendo una hermana. “Prestar servicio en una misión en un lugar lejos de casa nos permitió hablar de estos cambios de un modo que nunca habríamos hecho antes de la misión. Cuando mi esposo se jubiló, nos enojábamos cuando teníamos algún conflicto. Ahora, en vez de ir cada uno por su lado e ignorarnos, no queremos tener un impacto negativo en la obra del Señor, así que hablamos de lo que nos molesta”.

“Mi esposa y yo empezamos a hablar cada noche de las tiernas misericordias que recibíamos cada día mientras prestábamos servicio en la misión”, dijo un misionero mayor. “No solo nos ayudó a centrarnos más en lo ocurrido y menos en nosotros mismos, sino que también nos dio la oportunidad de ver lo bueno a nuestro alrededor incluso cuando ese día algunas cosas no habían salido bien”.

“Como era lo último que hacíamos cada noche”, añade su esposa, “nos íbamos a la cama menos estresados y más contentos que en años. ¡Incluso me ayudó a dormir mejor!”.

Bendiciones para aquellos a quienes prestan servicio

La vida tiene sus altibajos, sus días buenos y malos. También pasa en la misión, pero servir al Señor tiene muchas recompensas intrínsecas, no solo una vez terminada la misión, sino también durante esta. Como dijo a Ester su primo Mardoqueo: “¿Quién sabe si para esta hora tú has llegado al reino?” (Ester 4:14; cursiva agregada). Al mirar atrás en su servicio, muchos misioneros mayores han sentido que se les asignó una tarea o un área en la que estaban especialmente calificados para atender una necesidad concreta.

Experimenté de primera mano el poderoso bien que puede hacer un matrimonio misionero mayor cuando viví en Luisiana, EE. UU. Poco después de que me llamaran para prestar servicio en el sumo consejo de la Estaca Nueva Orleans, Luisiana, me asignaron para apoyar a la Rama Port Sulphur. Había muy pocos hermanos del sacerdocio activos en la rama y la mayoría de los puestos de enseñanza y liderazgo estaban ocupados por mujeres cuyos esposos no eran miembros. Ocasionalmente se asignaba a misioneros mayores o líderes de estaca a la rama, pero tenían un éxito limitado a la hora de acercarse a estas familias donde no todos eran miembros.

Entonces se asignó a un matrimonio mayor de Wyoming, EE. UU., para apoyar a la rama. Habían sido agricultores durante muchos años y habían trabajado en una fábrica de queso local cercana a su casa. Por su formación y experiencia en la vida, se conectaron fácilmente con muchas personas de Port Sulphur que trabajaban en la industria petrolera. El matrimonio mayor pasó mucho tiempo en la rama estableciendo relaciones con las familias en las que no todos eran miembros y atendiéndolas. Debido a su servicio y amor, durante su tiempo en Port Sulphur la rama fue fortalecida y bendecida de manera única a través de su fiel servicio. Varios hombres de aquellas familias en las que no todos eran miembros se unieron a la Iglesia, fortaleciendo el cuórum de élderes y la rama.

Los misioneros mayores bendicen vidas, tanto las suyas como las de los demás’. ¡No se pierda las maravillosas oportunidades de prestar servicio y progresar!

Notas

  1. Ronald A. Rasband, “Cuán grande será su gozo”, Liahona, noviembre de 2023, pág. 53.

  2. Russell M. Nelson, “Los misioneros mayores y el Evangelio”, Liahona, noviembre de 2004, pág. 81.

  3. Russell M. Nelson, “Predicar el Evangelio de paz”, Liahona, mayo de 2022, pág. 7.

  4. “Gozo, esperanza, poder sustentador de Dios, protección contra la tentación, sanación. Todas estas, y más (incluso el perdón de pecados), destilan sobre nosotros del cielo a medida que compartimos el Evangelio” (Marcus B. Nash, “Alcen su luz”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 72).