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Alivio al colaborar con Dios
Del devocional “Our Covenant Relationship with God: A Wellspring of Relief”, dirigido a los alumnos de la Universidad Brigham Young en Provo, Utah, EE. UU., el 24 de octubre de 2023.
Cada uno de ustedes tiene la oportunidad de colaborar con su Padre Celestial y el Salvador de manera profunda y poderosa a través de su relación por convenio.
Hay alivio al colaborar con Dios. Nunca estamos solos.
Cada uno de ustedes tiene la oportunidad de colaborar con su Padre Celestial y el Salvador de manera profunda y poderosa a través de su relación por convenio. Es un gran alivio saber que nunca están solos en sus tristezas, desafíos, decisiones, inseguridades o debilidades. Dios, el Padre de nuestro espíritu, los ama, y por medio de Su Hijo Amado, Jesucristo, y Su sacrificio expiatorio, todas las bendiciones que el Padre desea para ustedes están disponibles en esta relación por convenio.
Cuando recibimos las ordenanzas y los convenios, tanto en el bautismo y la confirmación como en Su santa casa, no hemos terminado de aprender sobre los convenios y el poder del sacerdocio. No hemos terminado de aprender acerca del Señor y Sus caminos. No hemos terminado de aprender acerca de quiénes somos realmente.
La recepción de las ordenanzas y los convenios del Evangelio del Salvador es solo el comienzo. No es un elemento transaccional incluido en una lista de tareas, sino el comienzo de un hermoso vínculo por convenio. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “La senda de los convenios se trata ante todo de nuestra relación con Dios”. Escuchen las palabras del profeta cuando describió esta relación por convenio y cómo Dios desea bendecirlos:
“Cuando hacemos un convenio con Dios, abandonamos el terreno neutral para siempre. Dios no abandonará Su relación con aquellos que han forjado tal vínculo con Él. De hecho, todos los que han hecho convenio con Dios tienen acceso a un tipo especial de amor y misericordia. En el idioma hebreo, ese amor del convenio se llama hesed (חֶסֶד) […].
“Debido a que Dios tiene hesed por quienes han hecho convenio con Él, los amará; seguirá obrando con ellos y ofreciéndoles oportunidades de cambiar; los perdonará cuando se arrepientan; y si se descarrían, los ayudará a encontrar el camino de regreso a Él.
“Una vez que ustedes y yo hemos hecho un convenio con Dios, nuestra relación con Él se vuelve mucho más estrecha que antes del convenio. Ahora estamos unidos. Debido a nuestro convenio con Dios, Él jamás cejará en Sus esfuerzos por ayudarnos, y nunca agotaremos Su misericordiosa paciencia para con nosotros. Cada uno de nosotros tiene un lugar especial en el corazón de Dios. Él tiene grandes esperanzas en cuanto a nosotros”.
¿Pueden sentir el amor de Dios por ustedes en esas palabras? Como hermana que aún no se ha casado, esta amorosa y misericordiosa relación por convenio con mi Padre Celestial y mi Salvador tiene un lugar poderoso en mi vida y ha sido y es mi mayor fuente de alivio y paz. Me brinda un consuelo indescriptible, un gozo divino y una certeza profunda y permanente de que soy amada como Su hija y de que pertenezco a Su familia eterna. Sé que Él me conoce y me comprende completamente.
Sea cual sea nuestro estado civil u origen, el Señor desea que nos asociemos con Él de una manera poderosa, que “seamos uno” (3 Nefi 19:23) con Él en “todos [nuestros] hechos” (Alma 37:37). No necesitamos transitar esta vida solos, y tampoco se supone que debamos hacerlo. Podemos optar por hallar alivio asociándonos con el Señor por medio de nuestros convenios.
En la Conferencia General de abril de 2023, la presidenta Camille N. Johnson dijo: “Hermanos y hermanas, no puedo hacerlo sola; no tengo que hacerlo y no lo haré. Al optar por unirme a mi Salvador Jesucristo por medio de los convenios que he hecho con Dios, ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’ [Filipenses 4:13]”.
“Jesucristo es la figura central del convenio abrahámico”. Solo por medio de Él y de Su sacrificio podemos hacer convenios con Dios. Todas las cosas se hicieron posibles cuando el Salvador venció lo imposible. Él es “un Dios de milagros”, un Dios de amor (Mormón 9:11; véanse también los versículos 11–21). Y mi amor por Él continúa creciendo cada día.
Cuando sentimos Su amor y correspondemos a ese amor eligiéndolo a Él cada día, el Evangelio empieza a centrarse menos en las tareas que hay que tachar de una lista y más en el amor y el deseo. Esto permite que las verdaderas raíces del Evangelio crezcan en cada uno de nosotros, brindándonos nutrición y gozo duraderos. Este “amor del convenio” nos ayuda a perseverar cuando el deber o las listas de cosas por hacer no son suficientes.
Todas las bendiciones de la misericordiosa Expiación de Jesucristo se les prometen por medio de su relación por convenio con Dios. ¡Acepten el deseo que Él tiene de bendecirlos! Inviertan en esa relación, esfuércense por guardar sus convenios, procuren arrepentirse a menudo, pasen tiempo con el Señor, aprendan de Él y ámenlo con todo el corazón. No hay mayor propósito ni nada más gratificante o significativo que el que “te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).