Voces de los miembros
Rumbo al Cristo
Recorriendo las rutas nacionales en el interior de Argentina, se puede apreciar que en los accesos a las ciudades y los pueblos se encuentran letreros gigantes con el nombre de cada localidad. En un pueblo en particular, en ese acceso también hay ubicada una imagen de Cristo en la cruz y un pequeño lugar de descanso. Todos conocen este lugar como “EL CRISTO”.
Entre los habitantes de ese pueblo es común escuchar expresiones como: “¿Vamos al Cristo?” o “Se fue a caminar al Cristo”, etc. Desde este punto, al lado de la ruta, hasta la plaza central hay aproximadamente tres kilómetros y se utilizan como una ruta de paseo, esparcimiento o entrenamiento. Para algunos, “ir al Cristo” es todo un desafío, puede llevar una hora o más de caminata. En todo el trayecto no hay bancos ni lugares de descanso sino hasta llegar al final, bajo la imagen colocada del Cristo. Para llegar allí hay que recorrer casi dos km a campo abierto. En los días ventosos o fríos se hace más difícil tomar la decisión de emprender la marcha.
Muchas personas eligen esta zona para pasear, respirar aire puro, disfrutar del silencio, ver un bello paisaje o puestas del sol en el horizonte campestre. Se pueden ver tanto personas solas, como matrimonios, padres con hijos o grupos de amigos caminando. Algunos pasean en bicicleta, otros caminan y otras personas usan este camino para entrenar.
Una calurosa tarde de verano, tres amigas salieron a correr por este lugar, al poco tiempo una de ellas comenzó a sentir cansancio y le costaba continuar. Al notarlo, las otras dos que iban unos metros más adelante, bajaron la marcha para acompañarla y la alentaron a no dejar de avanzar con palabras como: “Allí en el Cristo descansaremos, ¡vamos, no pares, falta poco! ¡Mira lo cerca que está, tú puedes!”. Esto le dio el ánimo que necesitaba para seguir y lograron llegar juntas a la meta. Allí se recuperaron y volvieron al pueblo.
Nuestro trayecto hacia el Cristo verdadero, no una imagen de piedra sino el Hijo de Dios, nuestro Salvador, puede verse en ocasiones como el de la corredora exhausta, puede parecer largo, agotador y desafiante, sin embargo, en Él hallaremos descanso, paz y seguridad.
En el relato de la natividad del Salvador encontramos también diferentes grupos de personas que caminaron hacia Él, como los pastores y los magos. Todos ellos habían escuchado del Salvador y fueron a buscarlo, unos fueron “de prisa”, dejando sus quehaceres, poniendo como prioridad conocer al Señor. A otros les llevó más tiempo encontrarlo, habiendo prestado atención a las señales de Su nacimiento porque lo esperaban y se prepararon, caminaron, lo buscaron y lo adoraron ofreciéndole lo mejor que podían darle.
Cuando nuestra mira está en Jesucristo, en Su misericordia, en Su infinita Expiación y en Su inmenso amor por nosotros, recorrer el camino necesario hacia Él, lo que conocemos como “la senda de los convenios”, no es una carga sino una bendición porque nos transforma en lo que Él sabe que podemos llegar a ser, nos convertimos en Sus discípulos y recibimos así el poder para enfrentar cualquier desafío en nuestro rumbo hacia el Cristo, el Mesías, el Príncipe de Paz. En nuestro camino personal e individual nunca estaremos solos, Su Espíritu nos acompaña si hacemos nuestra parte. Veremos Su amor reflejado en otras personas que nos animan a continuar avanzando, estas pueden ser nuestra familia, amigos, líderes o el profeta.
El presidente Russell M. Nelson dijo: “El llegar a ser discípulos tan poderosos no es fácil ni automático. Nuestro enfoque debe estar anclado en el Salvador y Su Evangelio. Es mentalmente riguroso esforzarnos por mirar hacia Él en todo pensamiento, pero cuando lo hacemos, nuestras dudas y temores desaparecen […].
“Cuando procuren el poder del Señor en su vida con la misma intensidad que tiene uno que se está ahogando y lucha por respirar, el poder proveniente de Jesucristo será de ustedes. Cuando el Salvador sepa que ustedes realmente desean acudir a Él —cuando Él pueda sentir que el mayor deseo de sus corazones es obtener el poder de Él en sus vidas—, serán guiados por el Espíritu Santo para saber exactamente lo que deben hacer”.