Adicción
Paso 4: Escudriñarnos y realizar un valiente inventario moral por escrito de nosotros mismos


“Paso 4: Escudriñarnos y realizar un valiente inventario moral por escrito de nosotros mismos”, Sanación mediante el Salvador — Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse en 12 pasos, 2023

“Paso 4”, Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse en 12 pasos

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una mujer dirigiéndose al grupo

Paso 4: Escudriñarnos y realizar un valiente inventario moral por escrito de nosotros mismos.

Principio clave: La verdad

El propósito del paso 4 es mirar el pasado para comprender mejor nuestras debilidades y reconocer qué es lo que nos impide llegar a ser semejantes al Salvador y servir a los demás. Por ejemplo, el miedo, la justificación y la negación nublan nuestra capacidad para ver las cosas con claridad. Sin embargo, no podemos cambiar algo si no estamos plenamente conscientes de ello. Nuestro inventario nos ayuda a comprender todo lo que se está interponiendo en nuestro proceso para recuperarnos. Hacer un inventario por escrito nos exige ser sinceros con nosotros mismos en cuanto a quiénes somos y dónde hemos estado para que podamos pedirle a Dios que nos ayude a cambiar, mejorar y sanar.

Todos hemos experimentado situaciones muy difíciles. Nuestros corazones se han roto y tenemos dolorosas cicatrices emocionales. Acudimos a sustancias y comportamientos adictivos que aliviaban el dolor y luego tomamos decisiones para seguir buscando ese alivio temporal. Esos comportamientos causaron aún más dolor, lo que nos dio más motivos para utilizar la adicción para afrontar el problema. Los dolores de la vida y nuestros comportamientos adictivos se convirtieron en montañas de vergüenza que tratamos de ocultar, olvidar o negar.

Nuestras adicciones, miedo y negación paralizaban nuestra capacidad de reflexionar sobre nuestra vida con honestidad. Negábamos o no comprendíamos el daño y la destrucción que nuestras adicciones causaban en nuestras relaciones. Entonces hicimos todo lo posible por olvidar, justificar o mentirnos a nosotros mismos a fin de lidiar con el dolor. En consecuencia, no pudimos reconocer muchos de nuestros errores o intentamos olvidarlos. Nos habíamos mentido a nosotros mismos de una forma tan convincente que ya no podíamos ver gran parte de nuestro pasado. Nuestros padrinos y otras personas nos pidieron, en los grupos de recuperación, que hiciéramos el trabajo difícil y admitiéramos ante nosotros mismos lo que quizás habíamos olvidado o no queríamos ver. Solo entonces pudimos entender que necesitábamos que el Salvador nos sanara.

La idea de reflexionar sobre nuestro pasado y luego escribirlo parecía abrumadora y, en ocasiones, incluso imposible. Requirió mucho esfuerzo y trabajo hacerlo. Tuvimos que examinar nuestro corazón y mente para recordar nuestras experiencias pasadas, y fue difícil anotarlas. Lo importante era sentarse y comenzar a escribir. Esto nos obligó a ejercer nuestra nueva confianza fortalecida en Dios. La esperanza de que podríamos ser sanados, perdonados y librados de la esclavitud nos dio el valor para intentarlo. Le pedimos a Dios que nos ayudara a superar el miedo. Le pedimos que nos ayudara a recordar y afrontar nuestros errores y el dolor con valentía. Él nos escuchó y estuvo a nuestro lado.

Los padrinos fueron esenciales para ayudarnos a dar este paso con valor. Debido a que ellos mismos habían dado este paso, pudieron alentarnos y ayudarnos a ver nuestro pasado con claridad. No lo hicimos a la perfección, pero hicimos nuestro mejor esfuerzo. Y al final, fue suficiente. Al reconocer y descubrir los elementos destructivos de nuestra vida, dimos un paso necesario para corregirlos. Además, nos pareció útil reconocer lo bueno en nuestro pasado e incluir en nuestro inventario las cosas positivas que hemos hecho y las fortalezas que hemos desarrollado. El paso 4 nos ayudó a darle a Dios un informe honesto de quiénes somos, incluidas nuestras debilidades y fortalezas.

Estas listas escritas de nuestros resentimientos, temores, heridas y fortalezas llegan a ser una herramienta fundamental en nuestro proceso para recuperarnos. Cuando finalmente avancemos a los pasos 6 y 7, utilizaremos nuestro inventario para repasar las debilidades que nos mantienen perpetuamente atascados en ciclos destructivos. Por ejemplo, fueron el orgullo y el miedo los que nos impidieron asumir nuestros errores, los que nos hicieron dañar nuestras relaciones y la confianza. Luego, a medida que nos acerquemos a los pasos 8 y 9, las personas que mencionamos en nuestro inventario son aquellas a las que podremos perdonar y con las que podremos hacer las paces.

Paso a seguir

Este es un programa de acción. Nuestro progreso depende de poner en práctica los pasos de forma constante en nuestra vida diaria. Esto se conoce como “trabajar en los pasos”. Las siguientes acciones nos ayudan a venir a Cristo y a recibir la orientación y el poder necesarios para dar el siguiente paso para recuperarnos.

Escribir un inventario con la ayuda de un padrino

En este paso, comenzamos a ejercer nuestra fe a través de nuestras obras (véase Santiago 2:17–18). Para muchos de nosotros, este es el paso más difícil. Puede ser difícil, doloroso y abrumador, y es posible que sintamos que necesitamos rendir cuentas de todo lo que sucedió en nuestro pasado. Sin embargo, escribir nuestro inventario no debe ser una tarea insuperable. Podemos sentarnos, orar y comenzar a escribir, incluso si solo escribimos en cuanto a una pregunta o suceso a la vez.

Revise los ejemplos y los principios que se encuentran en el apéndice (por ejemplo, la hoja de ejercicios). Podemos utilizar uno de esos ejemplos como plantilla para ayudarnos a comenzar. Si complicamos demasiado este proceso, será mucho más difícil para nosotros comenzar o avanzar. Por lo tanto, al escribir nuestro primer inventario, quizás sea mejor mantenerlo sencillo. Siempre podemos volver a revisarlo a medida que seguimos trabajando en los pasos. Trabaje con su padrino mientras escribe su inventario. Dios nos bendice cuando trabajamos en esto, y nunca nos arrepentiremos de hacerlo.

Estudio y comprensión

Los siguientes pasajes de las Escrituras y declaraciones de los líderes de la Iglesia pueden ayudarnos a recuperarnos de la adicción. Podemos utilizarlos para meditar, estudiar y escribir en un diario. Debemos recordar ser sinceros y específicos cuando escribimos para aprovechar al máximo los beneficios de ello.

La adicción es un síntoma

“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7).

Muchos de nosotros creíamos que nuestras adicciones son un problema físico. Nos sorprendió saber que nuestros pensamientos, sentimientos y creencias son las raíces de nuestros comportamientos adictivos. La difícil combinación del cerebro, el cuerpo y la actitud es lo que pareciera mantenernos atascados. Hemos llegado a notar que nuestros comportamientos adictivos no son el principal problema, sino una solución dañina a nuestros problemas reales.

  • ¿De qué manera esta perspectiva sobre mi adicción me ayuda a continuar escribiendo mi inventario?

Hacer un inventario

En las Escrituras, se nos invita muchas veces a vernos a nosotros mismos en detalle y con honestidad. Un ejemplo maravilloso se encuentra en Alma 5:14. El profeta Alma hizo estas preguntas de inventario: “¿Habéis nacido espiritualmente de Dios? ¿Habéis recibido su imagen en vuestros rostros? ¿Habéis experimentado este potente cambio en vuestros corazones?”. Sugerimos estudiar el resto del capítulo 5 de Alma para encontrar más ejemplos de preguntas de inventario que podemos hacernos.

Puede ser muy beneficioso hacer un inventario de nuestra situación actual. Por ejemplo, un negocio que no hace un inventario de sus activos y pasivos de forma regular no suele prosperar. Hacer un inventario es una oportunidad para que los dueños de negocios determinen con objetividad lo que es valioso y debería mantenerse y lo que es perjudicial y debería descartarse. Si los dueños de negocios caen en la trampa de la deshonestidad y se engañan a sí mismos sobre la naturaleza verdadera del inventario, no podrán tomar decisiones precisas sobre el valor de sus bienes.

De manera similar, es importante que analicemos nuestra vida y nuestro carácter con honestidad.

  • Cuando oro y le pido a Dios que me ayude a ser sincero, ¿qué me enseña el Espíritu Santo sobre mi tendencia a negar la realidad de mi condición y mis circunstancias?

  • ¿De qué manera me he engañado a mí mismo respecto a mis debilidades?

  • ¿De qué manera no he visto mi verdadero valor y fortaleza?

Enfrentar nuestro pasado

“Y cuando deseo regocijarme, mi corazón gime a causa de mis pecados; no obstante, sé en quién he confiado” (2 Nefi 4:19).

Mientras realizamos nuestro inventario, hubo momentos en los que nuestro corazón gimió por nuestros pecados y por los dolores que hemos afrontado.

  • ¿Cómo puede la confianza en Dios ayudarme a medida que completo mi inventario y hago frente a mis pecados y mi dolor?

Confiar en que Él nos sanará

“Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5–6).

Un inventario puede ayudarnos a ver el panorama completo. Nos ayuda a ser conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, así como también de aquellos que se han visto afectados por nuestras decisiones. Dos de los temas comunes en muchos de nuestros inventarios fueron el miedo y la excesiva confianza en nosotros mismos. El compromiso que hicimos en el paso 3 fue confiar en Dios y en este proceso para recuperarnos. Nuestro inventario es el siguiente paso de la recuperación y nos proporcionará ideas concretas sobre cómo proceder.

  • ¿En qué modo serían diferentes mi vida y mis decisiones si dejara de lado el orgullo y, en su lugar, eligiera confiar en Dios y recurrir a Él?

  • ¿Siento reticencia en cuanto a avanzar en mi compromiso de entregar mi vida y mi voluntad a Dios?

  • Cuando le pregunto a Dios si me cuidará en cada paso para recuperarme, ¿cuál es la respuesta que recibo en mi corazón y mente por medio del Espíritu Santo? Tenga en cuenta que es posible que la manera en que Dios cuida de nosotros sea diferente de lo que elegiríamos para nosotros mismos.

La enfermedad espiritual

“A veces, la enfermedad espiritual es el resultado del pecado o de heridas emocionales. A veces, los colapsos espirituales ocurren tan gradualmente que apenas podemos darnos cuenta de lo que está sucediendo. Tal como las capas de roca sedimentaria, el dolor y la aflicción espirituales se van acumulando con el tiempo, pesando sobre nuestro espíritu hasta que es casi imposible de soportar […].

“Pero el solo hecho de que las aflicciones espirituales sean reales, no significa que sean incurables.

“Podemos sanar espiritualmente.

“Aun las heridas más profundas —sí, aun las que parecen incurables— pueden sanar” (Dieter F. Uchtdorf, “Portadores de luz celestial”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 78).

Piense en las tres peores cosas que ha hecho en su vida. ¿Estaba cerca del Salvador y Su Espíritu cuando hizo esas cosas? Si usted era como nosotros solíamos ser, entonces no era receptivo a Su Espíritu. Muchas de las personas que están recuperándose llaman a esta desconexión estar “espiritualmente enfermo”.

  • Cuando cedo ante comportamientos adictivos e indebidos, ¿estoy espiritualmente enfermo? ¿Por qué sí o por qué no?

Resentimientos

Una parte importante de nuestro inventario es registrar nuestros resentimientos. Esto incluye rencores que hemos guardado hacia personas, instituciones y otras cosas que creemos que nos hicieron daño o que nos trataron de forma injusta. Albergar resentimiento ha sido una de las fuerzas más venenosas y perjudiciales de nuestras adicciones. Nos puso en contra de otros y nos llevó a sentir que nuestras decisiones dañinas o apáticas estaban justificadas.

Encontramos la ayuda celestial para ver a los demás con una nueva luz generosa, ya que tomamos la decisión consciente de orar por ellos y pedirle a Dios que los bendiga con cada bendición que querríamos para nosotros mismos. “Perdonar puede requerir un valor y una humildad tremendos; también puede tomar tiempo. Requiere de nosotros que depositemos nuestra fe y confianza en el Señor al asumir nuestra responsabilidad por el estado de nuestro corazón. En esto radica la importancia y el poder del albedrío” (Amy A. Wright, “Cristo sana lo que está roto”, Liahona, mayo de 2022, págs. 82–83).

  • ¿Puedo elegir adoptar una nueva perspectiva sobre las personas por quienes siento resentimiento? ¿Es posible que ellas, como yo, hayan estado espiritualmente enfermas y desconectadas de Dios cuando me ofendieron?

  • Si esto es difícil para mí, ¿cómo puedo cambiar mi enfoque para orar por estas personas?

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