Adicción
Paso 12: Tras haber logrado un despertar espiritual mediante la Expiación de Jesucristo como resultado de dar estos pasos, compartimos este mensaje con otras personas y ponemos en práctica estos principios en todo momento


“Paso 12: Tras haber logrado un despertar espiritual mediante la Expiación de Jesucristo, compartimos este mensaje con otras personas”, Sanación mediante el Salvador — Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse en 12 pasos, 2023

“Paso 12”, Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse en 12 pasos

Imagen
misioneros saludando a una mujer

Paso 12: Tras haber logrado un despertar espiritual mediante la Expiación de Jesucristo como resultado de dar estos pasos, compartimos este mensaje con otras personas y ponemos en práctica estos principios en todo momento.

Principio clave: El servicio

Al acercamos al paso 12, reconocemos que este no es el final de nuestro viaje. Como resultado de trabajar en estos pasos, disfrutamos de una vida de recuperación mediante la gracia y la misericordia de Dios. Testificamos que trabajar en los pasos una vez nunca es suficiente. Descubrimos que era fundamental seguir trabajando en estos pasos, poner en práctica los principios en todo ámbito de la vida y llevar el mensaje de esperanza a otras personas.

Tenemos un mensaje de esperanza para los que luchan con problemas de adicción y para todas las personas que afrontan los desafíos de la vida terrenal: Dios es un Dios de milagros, como siempre lo ha sido (véase Mormón 9:11, 16–19). Nuestras vidas son prueba de eso. Cada uno de nosotros está siendo renovado por medio de la Expiación de Jesucristo. Podemos compartir mejor este mensaje al servir a otras personas. Expresar nuestro testimonio de Su misericordia y Su gracia es uno de los servicios más importantes que podemos brindar. El presidente Spencer W. Kimball señaló: “Uno de los actos más esenciales que podemos realizar es el de expresar nuestro testimonio por medio del servicio, lo cual, a su vez, traerá progreso espiritual, más dedicación y una capacidad mayor de guardar los mandamientos” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 98).

Llevar las cargas los unos de los otros por medio de actos de bondad y servicio desinteresado es parte de nuestra nueva vida como seguidores de Jesucristo (véase Mosíah 18:8). El deseo de ayudar a los demás es una consecuencia natural del despertar espiritual. Al igual que los hijos de Mosíah deseaban compartir el Evangelio con los lamanitas después de su conversión, puede que nosotros también deseemos compartir la esperanza y la sanación que hemos experimentado a través de la Expiación de Cristo (véase Mosíah 28:1–4). Quizás deseemos bendecir, ayudar y elevar a quienes nos rodean. Entendemos la verdad que el rey Benjamín enseñó cuando dijo: “Cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17).

Una manera natural de servir a los demás es convertirse en padrino o mentor de personas que sean nuevas en el proceso para recuperarse. (consulte el documento “Elegir un padrino” para obtener más información). Informamos a otros participantes de los grupos de recuperación a los que asistimos o a nuestros líderes locales de la Iglesia que nos gustaría ayudar como padrinos o mentores. Cuando sabemos de alguien que está combatiendo una adicción, compartimos información sobre el Programa para recuperarse de las adicciones. Les contamos sobre la esperanza de recuperarse mediante el Salvador Jesucristo y los invitamos a asistir a una reunión con nosotros.

Además de ayudar a quienes luchan con la adicción, también servimos a sus familiares y seres queridos. Muchas veces la gente se centra en la persona que está luchando con la adicción y descuida a sus seres queridos. Podemos validar y reconocer las dificultades que ellos afrontan. Podemos compartir la esperanza de que pueden recurrir al Salvador y encontrar paz y sanación, independientemente de si su ser querido elige o no recuperarse. Podemos compartir la Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación e invitarlos a asistir a una reunión para cónyuges y familiares.

Cuando servimos a los demás apoyándolos en su recuperación, tenemos que ser cuidadosos de no permitir que se vuelvan demasiado dependientes de nosotros. Nuestra responsabilidad se limita a animarlos a acudir al Padre Celestial y al Salvador en busca de guía y poder. Además, debemos alentarlos a buscar apoyo de otras personas. Hay grandes bendiciones que provienen del Señor por medio de los líderes de la Iglesia, los padrinos, los familiares, los amigos y otras personas. Podemos compartir con ellos el documento “Apoyo para recuperarse”, que se encuentra en el apéndice de esta guía.

Cuando intentamos ayudar a otras personas, es posible que no estén listas para dar estos pasos. Al compartir el mensaje de recuperación y esperanza mediante el Salvador, debemos ser pacientes y mansos. En nuestra nueva vida no hay lugar para el ego ni otro sentimiento de superioridad. Es útil recordar nuestro propio cautiverio y el modo en que Jesucristo nos redimió mediante Su misericordia y gracia (véase Mosíah 29:20).

En nuestro entusiasmo por ayudar al prójimo, nos esforzamos por tener un equilibrio entre compartir el mensaje y seguir aplicando estos pasos en nuestra vida. Nuestro enfoque principal debe ser seguir aplicando estos principios para recuperarnos a nosotros mismos. Nuestros intentos por compartir estas ideas con otras personas solo serán tan eficaces como nuestro propio proceso para recuperarnos.

Si estamos dispuestos, hallaremos numerosas oportunidades para compartir los principios espirituales que hemos aprendido en este programa. A medida que bendecimos la vida de los demás, nuestra propia vida es bendecida. Experimentamos el principio que enseñó el presidente Ezra Taft Benson: “Los hombres y las mujeres que entreguen su vida a Dios descubrirán que Él puede hacer mucho más con sus vidas que lo que ellos mismos pueden hacer. Les dará más gozo, ampliará su visión, avivará su mente, fortalecerá sus músculos, elevará sus espíritus, multiplicará sus bendiciones, aumentará sus oportunidades, confortará sus almas, les dará amigos y los colmará de paz. Quienquiera que pierda su vida al servicio de Dios hallará la vida eterna” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Ezra Taft Benson, 2014, pág. 47).

Pasos a seguir

Este es un programa de acción. Nuestro progreso depende de poner en práctica los pasos de forma constante en nuestra vida diaria. Esto se conoce como “trabajar en los pasos”. Las siguientes acciones nos ayudan a venir a Cristo y a recibir la orientación y el poder necesarios para dar el siguiente paso para recuperarnos.

Prestar servicio a los demás

El deseo de prestar servicio es un resultado natural de nuestro proceso de sanación mediante el Señor. A través de nuestra recuperación, hemos experimentado un poderoso cambio de corazón hacia nosotros mismos y hacia los demás (véase Alma 5:14). El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Verdaderamente procura[mos] vivir el primer gran mandamiento y el segundo. Cuando amamos a Dios con todo el corazón, Él nos vuelve el corazón hacia el bienestar de otras personas en un bello círculo virtuoso” (“El segundo gran mandamiento”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 97).

Sin embargo, el servicio no siempre es fácil. Aunque quizás deseemos hacerlo, no podemos servir a todas las personas necesitadas. Seguiremos necesitando la guía y el poder del Señor para prestar servicio a los demás. Podemos orar para pedir ayuda a fin de notar y reconocer las maneras en que Él desea que prestemos servicio. Podemos preguntarle a quienes nos rodean si saben de oportunidades y necesidades con las que podamos ayudar. Puede que nos sorprenda la cantidad de oportunidades que están disponibles para nosotros. Servir a los demás puede ser tan simple como sonreír o puede requerir involucrarnos más, como participar en un proyecto importante. Debemos aplicar un criterio prudente en nuestro servicio para evitar ir más allá de nuestra fuerza o capacidad.

Una de las mejores formas en que podemos servir es relatar nuestra historia de recuperación. Podemos seguir asistiendo a las reuniones para recuperarse y testificar de la gracia y el poder sanador de Jesucristo. Cuando éramos nuevos, recibimos esperanza de quienes habían trabajado en los pasos y se recuperaron antes que nosotros. Ahora tenemos la oportunidad de compartir el mensaje de recuperación mediante nuestra historia. También compartimos nuestro testimonio del poder del Salvador en la iglesia y con nuestros familiares y amigos.

Participar en la obra del templo y de historia familiar

Una manera significativa y poderosa de servir es a través de la obra del templo y de historia familiar. Este servicio no solo bendice a quienes han muerto, sino también a nosotros. El presidente Russell M. Nelson nos recordó: “Aunque la obra del templo y de historia familiar tiene el poder para bendecir a los que están más allá del velo, tiene el mismo poder para bendecir a las personas que están vivas. Tiene una influencia refinadora en aquellos que participan de ella” (“Generaciones entrelazadas con amor”, Liahona, mayo del 2010, pág. 94). Para muchos de nosotros, la obra del templo y de historia familiar es una parte importante para recuperarnos.

Puede que algunos de nosotros no nos sintamos listos para prestar servicio en el templo. Es posible que no nos sintamos motivados o que ni siquiera sepamos por dónde empezar la obra de historia familiar. Sin embargo, podemos decidir comenzar. Podemos reunirnos con nuestro obispo o presidente de rama para contarle sobre nuestros deseos de prestar servicio. Nuestro deseo de hacer la voluntad del Señor y continuar con nuestra recuperación nos puede motivar. Es posible que debamos hacer algunos cambios en nuestra vida para entrar al templo. Quizá ni siquiera sepamos cómo hacer la obra de historia familiar, pero podemos pedir ayuda. La presidenta de la Sociedad de Socorro y el presidente del cuórum de élderes pueden ayudarnos a saber por dónde empezar. Además, hay recursos en línea para ayudarnos en FamilySearch.org y LaIglesiadeJesucristo.org.

La obra del templo y de historia familiar proporciona poder y fortaleza para recuperarnos. “No solo hallarán protección contra la tentación y los males de este mundo, sino que también hallarán poder personal: poder para cambiar, poder para arrepentirse, poder para aprender, poder para ser santificados y poder para hacer volver el corazón de su familia unos hacia otros y para sanar lo que necesite sanación” (Dale G. Renlund, “La historia familiar y las bendiciones del templo”, Liahona, febrero de 2017, pág. 39). Los principios que se presentan en esta guía nos llevan a seguir al Señor y a disfrutar de todas las bendiciones que Él tiene para nosotros, en especial las que se encuentran en el templo.

Estudio y comprensión

Los siguientes pasajes de las Escrituras y declaraciones de los líderes de la Iglesia pueden ayudarnos a recuperarnos. Podemos utilizarlos para meditar, estudiar y escribir en un diario. Debemos recordar ser sinceros y específicos cuando escribimos para aprovechar al máximo los beneficios de ello.

Conversión y recuperación

“La verdadera conversión es más que simplemente tener un conocimiento de los principios del Evangelio, e implica incluso más que solo tener un testimonio de esos principios […]. Estar verdaderamente convertido significa que actuamos de acuerdo con lo que creemos y permitimos que eso genere ‘un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones’ [Mosíah 5:2] […]. [La conversión] [r]equiere tiempo, esfuerzo y trabajo” (Bonnie L. Oscarson, “Convertíos”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 76–77).

A medida que el Señor cambia nuestros corazones a través de la conversión y la recuperación, nos convertimos en fuentes de fortaleza para otros que recién comienzan este camino. El Salvador le dijo a Pedro: “Y tú, una vez vuelto, fortalece a tus hermanos” (Lucas 22:32).

  • ¿Cómo se aplica a mi experiencia de recuperación la definición de conversión de la hermana Oscarson?

  • ¿Cómo me siento en cuanto a fortalecer a otras personas mientras se recuperan de una conducta adictiva?

Gran progreso mediante pequeños pasos

“No os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes” (Doctrina y Convenios 64:33).

  • ¿Cómo me siento al pensar en vivir estos principios en todos los aspectos de mi vida?

  • ¿Cómo me ayuda el darme cuenta de que las grandes obras se llevan a cabo mediante pequeños pasos?

Expresar nuestro testimonio y consolar a otros

“Esta es mi gloria, que quizá sea un instrumento en las manos de Dios para conducir a algún alma al arrepentimiento; y este es mi gozo.

Y he aquí, cuando veo a muchos de mis hermanos verdaderamente arrepentidos, y que vienen al Señor su Dios, mi alma se llena de gozo; entonces recuerdo lo que el Señor ha hecho por mí, sí, que ha oído mi oración; sí, entonces recuerdo su misericordioso brazo que extendió hacia mí” (Alma 29:9–10).

Hemos aprendido que para recuperarse es esencial estar dispuestos a expresar nuestro testimonio de estos principios.

  • ¿De qué forma el relatar mi experiencia me ayudará a mantenerme firme para recuperarme?

“[Si] estáis dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo, y ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que estuvieseis, aun hasta la muerte, para que seáis redimidos por Dios, y seáis contados con los de la primera resurrección, para que tengáis vida eterna;

“os digo ahora, si este es el deseo de vuestros corazones, ¿qué os impide ser bautizados en el nombre del Señor, como testimonio ante él de que habéis concertado un convenio con él de que lo serviréis y guardaréis sus mandamientos, para que él derrame su Espíritu más abundantemente sobre vosotros?” (Mosíah 18:9–10).

Su experiencia con la adicción lo ayuda a empatizar con aquellos que luchan con ella; su experiencia de recuperarse le permite consolarlos.

  • ¿Cómo aumentó mi deseo de ser testigo de Dios desde que sigo los pasos para recuperarse?

Servir a pesar de la imperfección

“Excepto en el caso de Su Hijo Unigénito perfecto, Dios se ha tenido que valer de gente imperfecta” (Jeffrey R. Holland, “Creo”, Liahona, mayo de 2013, pág. 94).

“Ninguno de nosotros tiene una vida perfecta ni una familia perfecta; ciertamente, yo no la tengo. Cuando procuramos tener empatía hacia los demás, que también experimentan desafíos e imperfecciones, podemos ayudarlos a sentir que no están solos en sus dificultades. Todos necesitan sentir que realmente pertenecen y son necesarios en el cuerpo de Cristo” (J. Anette Dennis, “Su yugo es fácil y ligera Su carga”, Liahona, noviembre de 2022, pág. 82).

A veces nos preguntamos si estamos preparados para compartir nuestra recuperación con otras personas porque aún no ponemos en práctica estos principios a la perfección.

  • ¿De qué manera el saber que el Salvador obra a través de personas imperfectas me ayuda a estar más dispuesto a compartir mi experiencia de recuperación?

El poder de Dios para salvación

“Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo; porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16).

  • ¿Qué pensamientos y sentimientos tengo cuando reflexiono sobre mi transformación espiritual durante el proceso para recuperarme?

  • ¿Estoy reticente a relatar mi experiencia de recuperación? Si es así, ¿por qué?

“Sigue tu camino, doquier que sea mi voluntad, y el Consolador te indicará lo que has de hacer y a dónde has de ir.

“Ora siempre, para que no entres en tentación y pierdas tu galardón.

“Sé fiel hasta el fin y, he aquí, estoy contigo. Estas palabras no son de hombre ni de hombres, sino mías, sí, de Jesucristo, tu Redentor, por la voluntad del Padre” (Doctrina y Convenios 31:11–13).

Las Escrituras están llenas de consejos para mantener un modo de vida espiritual que nos llevará de regreso a Dios.

  • ¿Qué guía específica encuentro en estos versículos?

Imprimir