Posfacio

Al llegar al final de esta guía, testificamos que no hemos llegado al final de este viaje sagrado. La primera vez que asistimos a las reuniones para recuperarse, imaginamos que el milagro más grande que alguna vez experimentaríamos sería recuperarnos de la adicción. Aquellos de nosotros que experimentamos esta bendición sabemos que hay más: más trabajo por hacer y más milagros y gracia por recibir. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman” (1 Corintios 2:9).

Quienes hemos dado estos pasos y nos estamos recuperando, esperamos y rogamos que usted también sea bendecido con una recuperación completa, incluidas las bendiciones adicionales de la participación total en la Iglesia. Estar limpios y sobrios es el comienzo de aceptar todo lo que el Señor tiene para nosotros.

Algunos de nosotros participamos en el programa, creemos que estamos curados, dejamos de participar y luego recaemos. Otros se recuperaron, pero se detuvieron justo antes de recibir las bendiciones de la plena actividad en la Iglesia. Hemos descubierto que una recuperación completa incluye encontrar un equilibrio y una conexión entre los 12 pasos para recuperarse y el Evangelio de Jesucristo.

Llegamos a ser nuevas criaturas en Cristo y, como tales, podemos ser instrumentos poderosos para ayudar al Señor en ambos lados del velo (véase 2 Corintios 5:17). Testificamos sobre la fortaleza adicional que encontramos a medida que seguimos poniendo en práctica estos principios del Evangelio en todos los aspectos de nuestra vida, incluso en nuestra actividad en la Iglesia. Los principios que ponemos en práctica en la recuperación, las lecciones que aprendemos y las experiencias que vivimos nos ayudan a venir a Cristo más completamente y nos llevan a actuar según el plan del Señor. Nos convertimos en miembros “anhelosamente consagrados” de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Doctrina y Convenios 58:27).

El Señor nos ha bendecido al utilizar las herramientas sugeridas en esta guía. Sin embargo, la Iglesia de Jesucristo es el almacén de todas las herramientas necesarias para permanecer sobrios, crecer y progresar en la senda de los convenios. Al concluir esta guía, invitamos a todos los participantes del Programa para recuperarse de las adicciones a “seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres” (2 Nefi 31:20). Cuando lo hacemos, recibimos la mayor de todas las promesas del Señor: “Tendréis la vida eterna” (versículo 20).

En conclusión, le damos nuestro testimonio de que hay esperanza para recuperarse por medio del Salvador Jesucristo y de estos principios. Hemos participado en el Evangelio y hemos dado estos pasos, y sabemos que funcionan. Lo invitamos a orar para tener el deseo y la voluntad de continuar con esta obra, para que la gracia infinita de Jesucristo complete su recuperación. Rogamos que Dios lo bendiga en su camino.