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LECCIÓN 25: LA JORNADA A TRAVÉS DE IOWA


LECCIÓN 25

LA JORNADA A TRAVÉS DE IOWA

TEMAS

  1. 1Abandonar Nauvoo fue un acto de fe de parte de los santos, pues salieron de allí sin saber a dónde iban ni cuándo llegarían a su destino.

  2. 2La parte más difícil de la jornada de los pioneros fue el trayecto a través de las planicies de Iowa.

  3. 3Entre Nauvoo y Winter Quarters se establecieron puestos intermedios para facilitar el traslado de los miembros a las Montañas Rocosas.

  4. 4El reclutamiento del Batallón Mormón fue una bendición para los miembros de la Iglesia.

  5. 5Los pobres de Nauvoo fueron bendecidos y liberados de sus opresores.

  6. 6Durante un tiempo, la sede de la Iglesia estuvo en Winter Quarters.

EL MANUAL PARA EL ALUMNO Y LAS ESCRITURAS

  • Manual para el alumno, capítulo 25, págs. 339–353.

SUGERENCIAS

  • Diga a los alumnos que se fijen en el mapa que hay en su manual (pág. 354); explíqueles lo que pasó en cada uno de los lugares que aparece marcado en el mapa. Recalque que la travesía de Iowa les llevó más tiempo a los miembros de la Iglesia que la jornada desde Winter Quarters hasta Salt Lake City.

Sugar Creek.Este lugar fue la localidad donde se hicieron los preparativos para la jornada hacia el Oeste. En 1846 pasaron por Sugar Creek entre nueve y diez mil miembros de la Iglesia. Las temperaturas extremadamente bajas y el mal tiempo que hubo en febrero hicieron la vida muy difícil allí.

Richardson’s Point.No muy lejos de ese lugar, el caballo de William Hall enfermó de cólico y se hinchó.

“Algunos de los hermanos citaron al profeta Joel, que dijo que en los últimos días el Señor iba a derramar Su Espíritu sobre toda carne (Joel 2:28), y, poniendo las manos sobre el animal, lo bendijeron. Posteriormente, el caballo se recuperó” (Stanley B. Kimball, “The Iowa Trek of 1846”, Ensign, junio de 1972, pág. 40).

Los santos se quedaron en Richardson’s Point dos semanas a causa de la lluvia y el lodo. Durante ese tiempo, la banda de William Pitt tocó varias veces en la localidad cercana de Keosauqua para reunir dinero y provisiones.

Campamento de Chariton River.Se reorganizó a los santos agrupándolos en compañías de cien familias, con capitanes de diez y de cincuenta. Debido al mal tiempo y a la enfermedad, el promedio de camino recorrido en esa región fue de entre cinco y seis kilómetros y medio por día.

Campamento de Locust Creek.El 6 de abril, los miembros celebraron aquí el decimosexto aniversario de la organización de la Iglesia.

En este campamento fue donde William Clayton, al enterarse de que su esposa Diantha había dado a luz sin problemas a un varoncito, escribió la letra del himno “¡Oh, está todo bien!” (véase Himnos, Nº 17).

Garden Grove.El campamento de Garden Grove se estableció en forma permanente para el bien de todos los que llegaran después. Una vez que Brigham Young siguió adelante, otros se quedaron para mantenerlo.

Monte Pisgah.Parley P. Pratt eligió y nombró este sitio, que le hizo pensar en el Pisga bíblico desde el cual Moisés divisó la Tierra Prometida (véase Deuteronomio 3:27). Monte Pisgah fue el segundo campamento permanente que se estableció.

En 1846, el presidente Brigham Young cumplió los cuarenta y cinco años de edad y lo celebró en este campamento; y en julio del mismo año, se reclutó allí parte del Batallón Mormón.

Council Bluffs (Kanesville). Los santos dieron a Council Bluffs el nombre de Kanesville en honor de su amigo, el coronel Thomas L. Kane.

El élder Orson Hyde fue nombrado para presidir a los miembros de Iowa, y, mientras estaba allí, publicó un periódico, el Frontier Guardian, que apareció desde el 7 de febrero de 1849 hasta el 20 de febrero de 1852.

En este lugar, Oliver Cowdery regresó a la Iglesia en octubre de 1848 y poco después fue bautizado otra vez por Orson Hyde.

  • Hable con la clase sobre lo difícil que debe haber sido para las familias de los quinientos hombres que se alistaron en el batallón el verlos irse, mientras ellos se quedaban en Winter Quarters. El siguiente relato les dará una idea más clara:

    “Era necesario conseguir los quinientos hombres para el Batallón Mormón en un plazo de dos semanas. Drusilla Dorris Hendricks tenía sólo un hijo apto para el servicio, William, el mayor de los varones. El esposo, James, paralizado por una bala que le había dado en el cuello durante la batalla del río Crooked, Misuri, necesitaba cuidados especiales; sus otros hijos eran Elizabeth, Joseph, de nueve años, y las niñas menores, las únicas personas que podían prestarle ayuda en el resto del viaje.

    “Al recibirse el llamado para juntar las tropas, los amigos le preguntaban a la hermana Hendricks: ‘¿William no va?’ ‘No, no va’, respondía ella a la defensiva, agregando que ‘gato escaldado hasta del agua fría huye’.

    “Pero cuando se quedaba sola, oía la voz del Espíritu que le hablaba: ‘¿Tienes acaso miedo de confiar en el Dios de Israel? ¿No ha estado Él contigo en todas tus pruebas?’ ‘Entonces’, escribió ella después, ‘tenía que reconocer la mano de Dios y toda Su bondad conmigo’.

    “Pasaron las dos semanas y el batallón se aprestó para partir. En el momento en que fue a sacar harina del carromato para preparar el desayuno, la hermana Hendricks creyó oír la misma voz interior que le preguntaba si no deseaba alcanzar la gloria suprema. ‘Sí, por supuesto’, contestó. ‘¿Y cómo has de alcanzarla sin hacer el sacrificio supremo?’, le preguntó la voz.

    “ ‘¿Y qué me falta’, volvió ella a preguntar.

    “ ‘Deja a tu hijo ir con el batallón’, dijo la voz.

    “ ¡Es demasiado tarde, ya están preparándose para salir esta mañana’. Según escribió ella después, el Espíritu la dejó con su gran angustia.

    “Mientras ofrecían la oración de la mañana, antes del desayuno, se oyó llamar desde el campamento: ‘¡Venid, hombres, venid a las filas! Todavía nos faltan hombres para el batallón’.

    “La hermana Hendricks escribió: ‘William levantó los ojos y me miró fijamente. En ese momento supe que se iría con tanta seguridad como sé ahora que lo hizo’. Sin poder terminar el desayuno, la hermana se fue a ordeñar las vacas. Allí, mientras se hallaba sola, se arrodilló y le dijo al Señor que ‘si Él quería a su hijo, se lo llevara, pero que le preservara la vida’.

    “Meses después, cuando los hermanos Hendricks habían estado establecidos apenas unos días en el Valle del Lago Salado, William se reunió con ellos, sano y salvo, luego de haber cumplido su servicio en el Batallón Mormón” (Maureen Ursenbach Beecher, “The Greatest Glory”, Church News, 13 de dic. de 1980, pág. 16).