LECCIÓN 49
EL DESTINO DE LA IGLESIA
TEMAS
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La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la piedra que vio Daniel y que al fin llenará toda la tierra.
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Todos los Profetas han testificado que el Señor guía el destino de la Iglesia.
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La restauración del Evangelio ha sido una bendición en la vida de muchas personas, y la Iglesia continuará llevando a cabo su destino.
EL MANUAL PARA EL ALUMNO Y LAS ESCRITURAS
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Manual para el alumno, capítulo 47, págs. 713–716.
SUGERENCIAS
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Hable con los alumnos sobre el destino de la Iglesia, según está profetizado en las Escrituras. Los siguientes pasajes de las Escrituras podrían ser de utilidad: Daniel 2:44; Doctrina y Convenios 45:64–71; 115:5–6. Lea las siguientes declaraciones.
Élder John Taylor “Creemos que hemos de levantar edificios espléndidos, magníficos templos y hermosas ciudades que se convertirán en el orgullo, el honor y la gloria de toda la tierra. Creemos que este pueblo se distinguirá en la literatura, la ciencia, las artes y la industria. De hecho, habrá una concentración de conocimiento, no sólo del conocimiento combinado del mundo que ya existe, sino que el hombre recibirá inspiración en cuanto a estos asuntos de una manera y hasta un extremo que jamás haya experimentado; y al fin tendremos, cuando los propósitos del Señor se lleven a cabo, los edificios más magníficos, los jardines más bellos y agradables, la ropa más costosa y la gente más saludable y más intelectual que more en la tierra. Esto es parte integral de nuestra fe” (en Journal of Discourses, 10:147).
“Cuando Sión se establezca en su hermosura, honor y gloria, los reyes y príncipes de la tierra vendrán para adquirir conocimiento y enseñarlo después a su pueblo. Vendrán, como fueron a aprender de la sabiduría de Salomón” (The Gospel Kingdom, sel. G. Homer Durham, 1987, pág. 216).
Presidente Gordon B. Hinckley “El progreso de la Iglesia en nuestros días es en verdad sorprendente. El Dios del cielo ha llevado a cabo este milagro en estos últimos días, y lo que hemos visto es tan sólo un anticipo de las cosas grandiosas que aún están por venir” (“We Have a Work to Do”, Ensign, febrero de 1988, pág. 6).
Élder Neal A. Maxwell “Estamos entrando en unos tiempos en los que, como miembros de la Iglesia, creo que tendremos algunos retos que harán necesario que sigamos a las Autoridades Generales. Todas las cosas fáciles que la Iglesia ha tenido que llevar a cabo ya se han hecho; de ahora en adelante, será una gran aventura, y el que sepamos seguir se presentará en maneras muy interesantes” (“The Old Testament: Relevancy within Antiquity”, en A Symposium on the Old Testament, pág. 12).
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Comparta las siguientes declaraciones y aliente a los alumnos a captar la visión de quiénes son ellos y la función que desempeñarán en el destino de la Iglesia.
Élder Neal A. Maxwell: “Durante mucho tiempo hemos oído decir y creído que el Señor ha reservado espíritus especiales para venir en los postreros días de la última dispensación. La nueva generación de hombres y mujeres jóvenes de la Iglesia son parte de ese grupo de vanguardia. Reservados por el Señor para estos días, deben ahora ser preservados por sus padres y preparados para el momento especial que les toca en la historia del género humano. Se les ha retenido para venir en esta época, pero ahora es preciso empujarlos hacia adelante para que cumplan su cometido” (“Unto the Rising Generation”, Ensign, abril de 1985, pág. 8).
Élder Dean L. Larsen “No creo que ustedes se encuentren en la tierra en esta época por accidente. Pienso que en la vida premortal fueron dignos de venir a la tierra en una época en la que se les requerirían cosas muy importantes. Creo que antes de venir, demostraron que eran dignos de confianza bajo circunstancias particularmente difíciles, que serían capaces de enfrentar los mayores problemas y pruebas. No me interpreten mal. No estoy diciendo que sean mejores ni superiores a ninguna otra generación que haya habitado la tierra; ni que merezcan automáticamente bendiciones o ventajas sobre cualquier otra persona que haya vivido desde la creación del mundo. Ustedes pueden desviarse, caer en el pecado y la transgresión, y sufrir el juicio de Dios igual que cualquier otro ser humano; en realidad, el medio en el que viven podría descalificarlos con mayor facilidad que los de todas las generaciones que han vivido antes. Pero Dios confía en que no se dejarán descalificar, confía en que se mantendrán dignos de llevar a cabo las monumentales labores que les tiene reservadas” (véase “Una generación real”, Liahona, julio de 1983, pág. 50–55).
Presidente Ezra Taft Benson: “Ruego por la inspiración de los cielos al dirigir mis breves palabras a la juventud de la Iglesia, ‘la nueva generación’, como la llama el Libro de Mormón (véase Alma 5:49).
“…Supongo que saben que les amamos. Como líderes de la Iglesia, no hay nada en este mundo que no haríamos por ustedes, siempre que fuera para su beneficio. Tenemos gran confianza en ustedes; no son jóvenes varones y mujeres ordinarios, son espíritus escogidos y muchos han sido retenidos en reserva durante casi seis mil años para venir a la tierra en estos días, en esta época en que las tentaciones, las responsabilidades y las oportunidades son las más grandes.
“Dios les ama, como ama a cada uno de Sus hijos, y Su deseo, propósito y gloria es que regresen a Él, puros e inmaculados, habiendo probado que son dignos de pasar la eternidad en Su presencia.
“Su Padre Celestial se preocupa por ustedes y les ha dado mandamientos que les guíen y disciplinen; también les ha dado su albedrío —la libertad de escoger— “para ver si [haréis] todas las cosas que [Él] os mandare” (Abraham 3:25). La libertad de escoger es un principio divino y eterno. Su reino aquí en la tierra está bien organizado, y sus líderes están dedicados a ayudaros. Sepan que… tienen nuestro amor constante, nuestra atención y nuestras oraciones.
“Satanás también se ocupa de ustedes, y está dedicado a destruirlos; él no les da mandamientos para disciplinarlos, sino que les ofrece la libertad de hacer lo que les plazca: la libertad de fumar, beber, abusar de drogas o de rebelarse contra el consejo y los mandamientos de Dios y de Sus siervos…
“…El programa de Satanás es de “divertirse ahora y pagar después”; él quiere que todos sean miserables como él mismo lo es (véase 2 Nefi 2:27). El programa del Señor es tener felicidad ahora y gozo eterno por medio de la obediencia al Evangelio. Como uno de Sus siervos, y debido al amor que tengo en mi corazón por la juventud de Sión, les ofrezco estos consejos para su felicidad presente:
“Primero, les aconsejo que lleven una vida moralmente limpia.
…“Segundo, les aconsejo que permanezcan allegados a sus padres.
…“Sí, queridos jóvenes, tendrán pruebas y tentaciones por las que deberán pasar, pero les esperan grandes momentos en la eternidad… tienen nuestro amor y confianza. Oramos para que estén preparados para ser líderes. Les decimos, ‘Levantaos y brillad’ (D. y C. 115:5), sed una luz y un ejemplo para otros.
“Es mi oración que ustedes, la nueva generación que está creciendo, mantengan su cuerpo y mente limpios, libres de las contaminaciones del mundo; que sean vasos puros y dignos de llevar a cabo triunfantes las responsabilidades del Reino de Dios en preparación para la segunda venida de nuestro Salvador. En el nombre de Jesucristo. Amén” (véase “Un mensaje a la nueva generación”, Liahona, febrero de 1978, págs. 37–38, 39, 40).
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Pida a los alumnos que enumeren las maneras en que nuestro Padre Celestial es consciente de ellos. Pregunte: ¿De qué formas está Satanás también consciente de ellos? ¿Qué debe hacer cada uno de los Santos de los Últimos Días para prepararse para la Segunda Venida del Señor?
FUENTES DE ESTUDIO PARA DESARROLLAR LOS TEMAS
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Gordon B. Hinckley, “La obra que tenemos que realizar”, Liahona, junio de 1988, págs. 2–7.
El presidente Hinckley, como miembro de la Primera Presidencia, recalca la responsabilidad que tienen los miembros de la Iglesia de llevar el Evangelio a toda nación.
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Ezra Taft Benson, “ ‘Venid a Cristo, y perfeccionaos en él’ “, Liahona, julio de 1988, págs. 84–85.
El presidente Benson exhortó a los miembros de la Iglesia a “venir a Cristo” al predicar el Evangelio, redimir a los muertos y esforzarse por alcanzar la perfección.
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“Comentarios del profeta José Smith sobre nuestra dispensación”, Liahona, abril de 1980, págs. 13–16.
Una colección de declaraciones proféticas del profeta José Smith que corresponden a la última dispensación.
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Bruce R. McConkie, “El glorioso Evangelio en nuestros días”, Liahona, abril de 1980, págs. 82–91.
El élder McConkie habla de la Restauración y de las bendiciones y las pruebas que están todavía por venir y de la labor que aún está por realizarse en esta dispensación.
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Spencer W. Kimball, “La obra del Señor seguirá adelante”, Liahona, julio de 1980, págs. 4–7.
El presidente Kimball exhorta a los santos a continuar con fe al llevar la Iglesia hacia el futuro.
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Gordon B. Hinckley, “Por qué hacemos algunas de las cosas que hacemos”, Liahona, enero de 2000, págs. 62–69.
El presidente Hinckley exhorta a los santos a darse cuenta del lugar que ocupan en la historia y a esforzarse por llevar a cabo su parte.