“Bautismo”, Temas y preguntas, 2023
Guía para el estudio del Evangelio
Bautismo
“El que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).
¿En qué ocasiones ha sentido el remordimiento que viene después de cometer un grave error o un pecado? El mensaje clave del Evangelio restaurado es que, mediante la fe en Jesucristo, el arrepentimiento sincero y el bautismo por inmersión por alguien que posee la autoridad, podemos obtener el perdón y la remisión de nuestros pecados. El bautismo simboliza el renacer, el comienzo de una nueva vida. Es el primer paso en el camino para llegar a ser miembro de Su Iglesia y prepararse para recibir las sagradas ordenanzas y convenios que se encuentran en la Casa del Señor. Cuando usted es bautizado, testifica a Dios el Padre que está “dispuest[o] a tomar sobre [usted] el nombre de Cristo” (2 Nefi 31:13). Esa importante promesa se renueva cada vez que participa de la Santa Cena (véase Doctrina y Convenios 20:77).
Sección 1
Jesucristo invita a todos a seguirlo y a ser bautizados
Aunque Jesucristo era santo y sin pecado, vino a Juan el Bautista y fue bautizado para “cumplir toda justicia” (véanse Mateo 3:13–17; Hebreos 4:15; 2 Nefi 31:5–7). Dios ha mandado a todos Sus hijos que sigan el ejemplo de Jesucristo y sean bautizados para que puedan recibir la remisión de sus pecados y heredar la vida eterna (véase 2 Nefi 31:13, 17–18). Nos preparamos para el bautismo cuando ejercemos fe en Jesucristo y nos arrepentimos de nuestros pecados, lo cual se manifiesta mediante un corazón quebrantado y un espíritu contrito (véanse Moroni 6:1–3; Doctrina y Convenios 20:37).
Dios ha mandado que el bautismo lo efectúe una persona que posea la autoridad del sacerdocio (véanse 3 Nefi 11:21–28; Doctrina y Convenios 20:72–74; 22:1–4, incluida la introducción histórica). En mayo de 1829, el mensajero celestial Juan el Bautista restauró al profeta José Smith la ordenanza del bautismo y la autoridad para bautizar (véase José Smith—Historia 1:68–73).
A lo largo de la historia, muchos de los hijos de Dios han vivido y muerto sin conocer el Evangelio de Jesucristo ni recibir el bautismo efectuado bajo Su autoridad del sacerdocio. Debido a que toda alma es valiosa a la vista de Dios, Su plan brinda a esas personas fallecidas la oportunidad de aprender el Evangelio en el mundo de los espíritus (Doctrina y Convenios 138:30–37). Los miembros de la Iglesia de la actualidad se esfuerzan por buscar los nombres de sus antepasados fallecidos que no recibieron las ordenanzas necesarias del Evangelio en esta vida y son bautizados por representante en su nombre en los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (véase Doctrina y Convenios 128:16–18).
Algo en qué pensar
-
El profeta Nefi escribió acerca de por qué Jesucristo fue bautizado. Estudie 2 Nefi 31:4–13. ¿Qué le enseñan esos pasajes sobre el propósito del bautismo del Señor? ¿Qué significa que su bautismo es un testimonio “al Padre que est[á] dispuest[o] a tomar sobre [usted] el nombre de Cristo”? (2 Nefi 31:13).
-
Lea Doctrina y Convenios 20:37 y busque las maneras importantes en que una persona debe prepararse para el bautismo. ¿Cómo puede este pasaje brindar guía a un miembro de la Iglesia que haya sido bautizado a una edad joven?
Actividad para aprender con otras personas
-
La doctrina restaurada del bautismo por los muertos fue una gran bendición para José Smith y los primeros Santos de los Últimos Días como lo es para nosotros en la actualidad. Consideren cómo se hubieran sentido al ser uno de los primeros Santos que aprendieron acerca de la doctrina del bautismo por los muertos. ¿Qué les enseña esta doctrina acerca del Plan de Salvación del Padre Celestial?
Más información
-
1 Corintios 15:29; Alma 7:14–16; Doctrina y Convenios 18:41–42; Artículos de Fe 1:4
-
“El bautismo y el don del Espíritu Santo”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 93–105
-
David A. Bednar, “Siempre retendréis la remisión de vuestros pecados”, Liahona, mayo de 2016, págs. 59–62
-
“Jesucristo enseña sobre el arrepentimiento y el bautismo” (video), Biblioteca del Evangelio
Sección 2
El bautismo lo prepara para la vida eterna
El bautismo simboliza la muerte, la sepultura y la Resurrección de Jesucristo. Esta importante imagen nos ayuda a ver el simbolismo de nuestro propio renacimiento espiritual cuando nos bautizamos. Así como Jesucristo resucitó de entre los muertos a una nueva vida, también nosotros debemos “and[ar] en vida nueva” al salir de las aguas del bautismo (Romanos 6:4; véanse también los versículos 3–11).
Las Escrituras también comparan el bautismo, así como el cambio espiritual que se produce en los humildes seguidores de Jesucristo, con el nacimiento (véase Juan 3:1–8). Así como un niño nace por medio del agua, la sangre y el espíritu, todos los que son bautizados y se esfuerzan por seguir a Jesucristo nacen de nuevo por medio del agua y del Espíritu, y son “purificados por sangre, a saber, la sangre de [Cristo]” (Moisés 6:59). Por lo tanto, es útil considerar cómo el renacimiento espiritual, o “nacer de nuevo”, nos proporciona un nuevo comienzo en la vida (véanse Mosíah 5:7; 27:25–26).
El Señor enseña que el bautismo de agua precede al bautismo de fuego. Esto se refiere al don del Espíritu Santo, que limpia y purifica como el fuego (véanse Hechos 1:5; 2 Nefi 31:13). El bautismo de fuego trae la remisión de los pecados (véanse 2 Nefi 31:17; 3 Nefi 9:19–20; Doctrina y Convenios 39:6).
Algo en qué pensar
-
El élder David A. Bednar enseñó:
“Somos seres humanos imperfectos que nos esforzamos por vivir en la mortalidad de acuerdo con el plan perfecto del Padre Celestial para nuestro progreso eterno. Los requerimientos de Su plan son gloriosos, misericordiosos y rigurosos. Es posible que a veces estemos llenos de determinación, y en otras, sentirnos totalmente incompetentes. Puede que nos preguntemos si espiritualmente alguna vez podremos cumplir el mandamiento de presentarnos ante Él sin mancha en el postrer día.
“Con la ayuda del Señor y mediante el poder de Su Espíritu, quien ‘[nos] enseñará todas las cosas’ [Juan 14:26], efectivamente podemos ser bendecidos para hacer realidad nuestras posibilidades espirituales. Las ordenanzas traen determinación y poder espirituales a nuestra vida, conforme nos esforzamos por nacer de nuevo y llegar a ser hombres y mujeres de Cristo. Nuestras debilidades pueden ser fortalecidas y nuestras limitaciones, superadas”1.
¿Cuál es nuestra función al “nacer de nuevo”? ¿Qué bendiciones puede recibir alguien que se esfuerza por “nacer de nuevo”?
Actividad para aprender con otras personas
-
Considere mostrar “Jesús enseña acerca de nacer de nuevo” (6:03), e invite a los miembros del grupo a escuchar los principios que Jesucristo enseñó a Nicodemo. ¿De qué forma utilizó Jesús el simbolismo del nacimiento físico para ayudar a Nicodemo a entender mejor cómo prepararse para el reino de Dios?
Más información
-
David A. Bednar, “Os es necesario nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2007, págs. 19–22
-
D. Todd Christofferson, “Nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2008, págs. 76–79
Sección 3
Los niños pequeños no necesitan el bautismo
Jesucristo enseñó que los niños pequeños están libres de pecado ante Dios (véanse Mateo 18:3; Marcos 2:17; Moroni 8:8). Gracias a la Expiación de Jesucristo, los niños pequeños no necesitan el bautismo. Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos la importancia de la fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo y el don del Espíritu Santo (véase Doctrina y Convenios 68:25–28). Los niños deben bautizarse a los ocho años, lo cual las Escrituras describen como la edad de responsabilidad (véanse Doctrina y Convenios 20:71; 29:46–47; 68:27). “Todos los niños que mueren antes de llegar a la edad de responsabilidad se salvan en el reino celestial” (Doctrina y Convenios 137:10).
Algunas personas tienen discapacidades que les impiden ser responsables. Ellas no necesitan el arrepentimiento ni el bautismo, sino que se salvan en el Reino Celestial (véanse Moroni 8:22; Doctrina y Convenios 29:49–50; 137:10). Los líderes de la Iglesia han aclarado que “no se deben negar las ordenanzas [de personas con discapacidades] si la persona es digna, desea recibirlas y demuestra suficiente responsabilidad y capacidad de rendir cuentas”2.
Algo en qué pensar
-
Lea 3 Nefi 17:21–24 y Doctrina y Convenios 29:46–48. ¿Qué encuentra en estos pasajes que indique lo que el Padre Celestial y Jesucristo sienten por los niños pequeños?
Actividad para aprender con otras personas
-
El presidente Brigham Young declaró: “Los niños pequeños son puros, no tienen remordimientos ni pecados de que arrepentirse y abandonar, y por lo tanto no están en condición de ser bautizados para la remisión de pecados”3. Con su grupo, lea Moroni 8:4–15, 19–24. ¿Cómo puede ayudarlos este pasaje a explicar a los demás algunas de las razones por las que los niños no necesitan el bautismo?
Más información
-
Shayne M. Bowen, “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”, Liahona, noviembre de 2012, págs. 15–17