Arrepentimiento

Crecer y mejorar mediante el amor y la misericordia de Jesucristo

El Padre Celestial nos ama. Más que cualquier otra cosa, Él desea que regresemos a Él; pero nuestros pecados e imperfecciones nos separan de Dios y nos impiden regresar a vivir en Su presencia y llegar a ser como Él. Sin embargo, hay esperanza. Debido a que el Padre Celestial nos ama tanto, envió a Su Hijo Jesucristo para salvarnos. Cristo tomó voluntariamente sobre Sí nuestros pecados e imperfecciones para que podamos ser perdonados, continuar creciendo y, con el tiempo, regresar a vivir con nuestro Padre Celestial. A este gran don se le llama la expiación de Jesucristo. Comenzamos a recibir las bendiciones de la expiación de Cristo al ejercer fe en Él y arrepentirnos de nuestros pecados.

¿Qué es el arrepentimiento?

El arrepentimiento es un cambio en la manera de pensar y en el corazón; apartarse del pecado y volverse a Dios. Se nos invita a arrepentirnos cuando experimentamos la tristeza que es según Dios por haber pecado (véase 2 Corintios 7:9–11). Cuando nos arrepentimos, admitimos sinceramente nuestras faltas y pecados, hacemos lo que podemos para corregirlos, nos esforzamos por hacer todos los cambios necesarios que podamos y confiamos humildemente en el poder del Salvador para cambiar lo que no podemos. El arrepentimiento sincero puede suceder cuando ejercemos fe en Jesucristo y Su capacidad para limpiarnos.

Reseña del tema: Arrepentimiento

Guías para el estudio del Evangelio relacionadas: Fe en Jesucristo, Expiación de Jesucristo, Santa Cena, Obediencia

Sección 1

Purificado mediante el arrepentimiento: “¿[C]ómo se lleva esto a efecto?”

En el Libro de Mormón, el profeta Enós describió la “lucha que tuv[o] ante Dios” al procurar el perdón de sus pecados. Cuando finalmente su “culpa fue expurgada”, preguntó algo que tal vez usted se haya preguntado: “Señor, ¿cómo se lleva esto a efecto?”. Lea acerca de su experiencia en Enós 1:1–8. ¿Cómo cambió Enós? ¿Qué aprende de la forma en que describió su arrepentimiento?

Por supuesto, la única manera de entender plenamente el arrepentimiento es experimentarlo. A medida que se arrepienta y sienta la paz y el gozo del perdón, considere escribir acerca de su experiencia. Incluso podría sentirse inspirado a compartirlo con un familiar o un amigo.

Algo en qué pensar

¿Cómo obtenemos acceso al poder limpiador del Salvador en nuestra vida? Puede encontrar respuestas a esta pregunta en el mensaje del presidente Dallin H. Oaks “Limpios mediante el arrepentimiento”¹. Piense en particular en las enseñanzas que se encuentran en la primera sección, titulada “Arrepentimiento”. Medite en lo que el Señor desea que haga para recibir el perdón de sus pecados.
- Explore lo que el Salvador ha dicho acerca de Su sacrificio expiatorio por nosotros en 3 Nefi 9:13–14 y Doctrina y Convenios 19:16–19. ¿Qué mensajes podría tener el Señor para usted, específicamente, en Sus palabras?
- Fíjese en las palabras y frases que describen el perdón en Jeremías 33:6–9; Alma 5:21. ¿Qué le sugieren esas palabras y frases en cuanto al arrepentimiento y el perdón del pecado?

Actividad para aprender con otras personas

El profeta Isaías habló sobre el lavamiento y la purificación cuando enseñó acerca del arrepentimiento. Consideren leer Isaías 1:16–18 en familia mientras limpian algo juntos, como la ropa o los platos. ¿Qué hace posible que estas cosas lleguen a estar limpias? ¿Qué hace posible que lleguemos a ser limpios espiritualmente o limpios de nuestros pecados? (Véase 3 Nefi 27:19–20).

También podrían comparar cómo se siente limpiarse físicamente con lo que se siente al ser perdonado de nuestros pecados.

Para obtener más información

1 Juan 1:7–9; Mosíah 4:1–12.
Dieter F. Uchtdorf, “Él los colocará en Sus hombros y los llevará a casa”, Liahona, mayo de 2016, págs. 101–104.

Sección 2

El arrepentimiento significa cambio y es para todos

Las Escrituras contienen muchos ejemplos de personas que parecían candidatos poco probables para el cambio pero que, mediante el poder de Jesucristo, se arrepintieron y llegaron a ser personas rectas. El apóstol Pablo, muchos de los lamanitas y Alma, hijo, experimentaron un cambio dramático y sorprendente de corazón. Se apartaron del pecado y se dirigieron al Salvador, permitiéndole transformar sus vidas. A veces este cambio parece suceder de manera repentina; más a menudo es una transformación gradual. De cualquier manera, es un milagro que Jesucristo ofrece a todos los que se arrepienten, y es un milagro que todos necesitamos “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Algo en qué pensar

Estudie los ejemplos de arrepentimiento que se encuentran en Hechos 22:3–21 (acerca de Pablo); Alma 24:6–19 (sobre un grupo de lamanitas), y Alma 36 (acerca de Alma, hijo). ¿Qué hicieron esas personas para arrepentirse? ¿Por qué es de provecho leer sus experiencias? Medite y escriba lo que aprenda.
¿Qué cambios se siente inspirado a hacer en su propia vida? Al meditar en esto, estudie Santiago 4:17; Mosíah 4:29–30; Alma 5:26; y el mensaje del presidente Russell M. Nelson “Podemos actuar mejor y ser mejores”². ¿Cómo siente que el Señor desea que usted aprenda y progrese?

Actividades para aprender con otras personas

El mundo está lleno de ejemplos de cambios impresionantes: una pequeña semilla que se convierte en un árbol grande, una oruga que se convierte en una mariposa, un huevo que se convierte en un águila. Usted o su familia podrían examinar algunos de esos ejemplos y leer 2 Corintios 5:17. Esto podría conducir a una conversación sobre el cambio que es posible por medio de Jesucristo.
Los niños pequeños podrían disfrutar aprendiendo acerca del arrepentimiento por medio de relatos del Libro de Mormón, tales como los ejemplos de “Capítulo 18: Alma, hijo, se arrepiente”³ y “Capítulo 26: El pueblo de Ammón”⁴. ¿Cómo ayudó el Salvador a que esas personas cambiaran?
También podrían hacer una lista de algunos de los atributos del Padre Celestial y de Jesucristo (el himno “Más santidad dame”⁵ menciona varios). ¿De qué maneras podemos cambiar para llegar a ser más como Ellos? ¿Cómo nos ayudan Ellos a hacerlo?

Para obtener más información

1 Nefi 10:6; Mosíah 5:2; Alma 5:14; Moisés 6:57.
Larry R. Lawrence, “¿Qué más me falta?”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 33–35.

Sección 3

El arrepentimiento es gozoso

Debido a que el cambio puede ser difícil, a veces podemos sentir temor al arrepentimiento. Tal vez pensemos que es algo triste, deprimente o tremendamente difícil, pero el plan del Padre Celestial es un plan de felicidad. Mediante el arrepentimiento podemos llegar a ser más bondadosos, amorosos, pacientes, humildes y gozosos.

El pecado trae miseria; el arrepentimiento es la manera que tenemos de escapar de esa miseria.

Algo en qué pensar

Piense en los siguientes pasajes de las Escrituras que enseñan cuán gozoso puede ser el arrepentimiento: Mosíah 4:1–3; Alma 36:17–21; Doctrina y Convenios 18:10–16. Luego, anote sus sentimientos. Cuando necesite ánimo para arrepentirse, podría repasar estos pasajes de las Escrituras y los sentimientos que haya registrado.
También podría estudiar el mensaje del élder Dale G. Renlund “El arrepentimiento: Una gozosa elección”⁶ o ver el video relacionado ⁷. ¿Qué cree que hace que el arrepentimiento y el perdón sean gozosos?

Actividades para aprender con otras personas

Podrían ver uno o ambos de estos videos con otras personas para aprender más acerca del gozo del arrepentimiento: “La bicicleta brillante” (3:04) y “La meta: Un relato de fe, amistad y perdón” (7:27). Al verlos, busquen (1) cosas que hicieron que la persona del video se entristeciera y (2) cosas que hicieron feliz a la persona. También podrían buscar esas cosas en las parábolas de Lucas 15.
O podrían hablar de alguna ocasión en la que alguien se recuperó de una enfermedad o lesión y comparar esa experiencia con el arrepentimiento. Lean 3 Nefi 9:13–14 y hablen sobre el gozo que sentimos cuando el Salvador nos sana espiritualmente al arrepentirnos. ¿Qué podríamos decir para ayudar a una persona que siente miedo de arrepentirse?

Para obtener más información

Alma 13:21–22; 22:13–16; Doctrina y Convenios 76:40–42.
D. Todd Christofferson, “El divino don del arrepentimiento”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 38–41.