Todas las cosas testifican de Él
Él es el Camino, la Luz, el Pan de Vida, el Agua Viva, la Principal Piedra del Ángulo. A lo largo de Su ministerio en los tiempos del Nuevo Testamento, el Salvador comparó Su papel y Sus enseñanzas divinas a conceptos que las personas podían comprender.
Estos jóvenes adultos de Alemania también han aprendido que “todas las cosas testifican de [Jesucristo]” (Moisés 6:63). A continuación encontrarán sus testimonios de Él.
El Camino
“Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:5–6).
René Cyron:
“Crecí en una familia en la que no todos eran miembros de la Iglesia, así que tuve que decidir muy pronto qué camino seguir. Me impresionaron los relatos de la Biblia que mi madre me contaba. Observé cómo vivía ella así como la forma de vivir de la familia de mi padre; vi cómo vivían las personas de la Iglesia que yo admiraba. Supe que estaban siguiendo el camino del Salvador, por lo que decidí bautizarme.
“Ahora, cuando tomo decisiones, pienso en lo que he aprendido de Él y procuro imitarlo. Me ha mostrado un camino más perfecto. Él nos puede ayudar a desarrollar y a expresar las cualidades que llevamos dentro. Si no pudiera cambiar, me sentiría muy triste; pero sé que puedo gracias a Él”.
“…yo estoy a la puerta y llamo”
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
René Cyron:
“El Salvador llama a la puerta porque nos ama. Tiene mucho que ofrecer, pero me ha dado la libertad de decidir abrirle la puerta o no. Él desea enseñarme y ayudarme con mis puntos fuertes y mis debilidades.
“Le abro la puerta al ser manso y aceptar que Él puede enseñarme. Le abro la puerta al aceptar lo que se me enseña y al reconocer que hay cosas que debo cambiar.
“Espero que siempre lo reconozca cuando llame a la puerta, porque no es el único que llama. Y se me pide que haga lo mismo: que busque a otras personas y las invite a venir a Él. Mediante nosotros, deberían ser capaces de percibir una parte de Su naturaleza”.
La roca de nuestro Redentor
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
“Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24–25).
“…recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento… que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán” (Helamán 5:12).
Maike Adler:
“Crecí siendo miembro de la Iglesia, pero al llegar a los 14 años, tuve que determinar hasta qué punto estaba comprometida y qué curso seguiría en la vida. ¿Iría con mis amigos a las fiestas a las que siempre me invitaban o asistiría a seminario? Hablé con mis padres y oré. Obtuve un testimonio y supe que debía ir a seminario.
“Sin el Salvador, mi vida entera sería completamente diferente: mis amigos, mis valores… No sabría por qué estoy aquí. Hay muchas personas dispuestas a dar consejos, pero los valores y principios del mundo se van alterando y cambiando. Si me baso sobre algo que no está firme y que es inestable, me veo obligada a cambiar constantemente. Necesitamos algo invariable como fundamento. Cristo nunca cambia. Lo que es correcto para Él nunca deja de serlo. Podemos apoyarnos en Él, porque nunca nos dejará caer”.
La Luz del Mundo
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Jan-David Wohlleben:
“Su Evangelio es una luz que proporciona una guía clara en la vida, una guía a la que puedo aferrarme. Mediante Sus enseñanzas, obtenemos conocimiento sobre el propósito de la vida en la tierra. Mediante Su expiación, podemos regresar con Dios a través del arrepentimiento. Ahora recapacito más en lo que hago y presto más atención a lo que digo.
“Como miembros de la Iglesia de Cristo, no tenemos por qué estar solos nunca. Siempre tenemos ayuda al alcance de la mano. Él me da consuelo y me ayuda en las pruebas y en las decisiones que tomo si se lo pido en oración con un corazón sincero. Al seguirlo, mi vida ha cambiado”.
El Agua Viva
“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva…
“mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:10, 14).
Jasmin Zanardo:
“Estoy agradecida por el don del Evangelio. Tengo muchos amigos que no son miembros de la Iglesia, y me dicen: ‘No sé demasiado acerca de las cosas de Dios, pero observo tu modo de ser y te admiro’. Me siento muy agradecida por tener algo a qué aferrarme, porque ellos no lo tienen y siguen sedientos.
“Debemos ser testigos de Cristo para las demás personas, a fin de que lo conozcan y vengan a Él y beban del agua que salta para vida eterna”.
La Principal Piedra del Ángulo
“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo…
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
“edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
“en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor” (Efesios 2:13, 19–21).
Jasmin Zanardo:
“El mundo está confundido porque lo que éste ofrece no es suficiente. Hay muchas religiones que tienen parte de la verdad, pero el Evangelio que nosotros tenemos es completo. Contamos con un fundamento firme”.
El Pan de Vida
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).
Jasmin Zanardo:
“Nací dentro del Evangelio, pero cada uno tiene que averiguar por sí mismo en algún momento si la Iglesia es verdadera o no. Tenía 12 años cuando quise saberlo, y logré averiguarlo. La expiación de Jesús me dio la vida. A través de varias pruebas difíciles, he tenido el consuelo de saber Quién es el Salvador y lo que ha hecho por nosotros. El amor que nos tiene es grandísimo; se sacrificó por nosotros. Él es mi vida”.