Se abre el décimo templo de Europa
En agosto de 2006, la Iglesia finalizó la construcción de un templo en Helsinki, Finlandia, el décimo templo de Europa y el primero de Finlandia.
Durante dos semanas, del 21 de septiembre al 7 de octubre de 2006, el público pudo hacer recorridos por el templo en el programa de puertas abiertas. Después de dicho programa de recepción al público, el templo se dedicó el domingo 22 de octubre. Se llevaron a cabo cuatro sesiones dedicatorias para que pudieran asistir los Santos de los Últimos Días de la zona a la que sirve el templo.
Junto con la dedicación del templo, el sábado 21 de octubre de 2006, se llevó a cabo en Helsinki una celebración cultural de música y baile para los miembros de la Iglesia de toda la región.
El templo permite que los miembros dignos reciban las bendiciones del templo al participar en convenios y ordenanzas sagrados y al recibir instrucción acerca de la vida antes de ésta, de los propósitos de esta vida y de la función central de Jesucristo como Redentor de todos los hijos de Dios.
“Cada uno de los templos simboliza nuestra fe en Dios y es una prueba de nuestra fe en la vida después de la muerte”, declaró el élder Russell M. Nelson del Quórum de los Doce Apóstoles. “El templo es la razón de toda actividad, toda lección y todo paso de progreso en la Iglesia. Todos nuestros esfuerzos por proclamar el Evangelio, perfeccionar a los santos y redimir a los muertos conducen al santo templo” (“Prepare for Blessings of the Temple”, Ensign, marzo de 2002, pág. 17).
Ahora, los aproximadamente 26.000 miembros de la zona a la que sirve el templo, la cual abarca Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia y Rusia, tienen más fácil acceso a las bendiciones del templo.
En Finlandia hay más de 4.500 miembros de la Iglesia. La obra misional comenzó en ese país a finales del siglo XIX. En 1876, unos hermanos misioneros de Suecia predicaron en Vaasa. Ese mismo año, se bautizaron los primeros conversos de Finlandia y, para 1886, ya se habían bautizado 25 personas entre los finlandeses de habla sueca. La Misión Finlandesa se organizó en 1947 cuando sólo había 129 miembros en Finlandia. En el transcurso de los siguientes siete años, la Iglesia se registró legalmente en el país y se tradujo el Libro de Mormón al finlandés. La Estaca Helsinki se organizó en octubre de 1977 con 3.642 miembros.
El Templo de Helsinki, Finlandia se anunció por vez primera el 2 de abril de 2000, durante la conferencia general anual de la Iglesia. La ceremonia de la primera palada se llevó a cabo en Karakallio, Espoo, barrio periférico de Helsinki, el 29 de marzo de 2003. Es el templo número 124 en funcionamiento en el mundo y el tercero en los países nórdicos. Los templos de Estocolmo, Suecia, y de Copenhague, Dinamarca, se terminaron en 1985 y en 2004, respectivamente.
“Ciertamente, estos templos se destacan como únicos entre todos los edificios”, declaró el presidente Gordon B. Hinckley. “Son casas de instrucción, lugares de convenios y promesas. En sus altares nos arrodillamos ante Dios, nuestro Creador, y recibimos las promesas de Sus bendiciones sempiternas. En la santidad de sus ceremonias, nos comunicamos con Él y reflexionamos sobre Su Hijo, nuestro Salvador y Redentor, el Señor Jesucristo, que sirvió de representante de cada uno de nosotros en el sacrificio expiatorio que hizo en nuestro beneficio. En ese lugar, dejamos a un lado el egoísmo y participamos en nombre de aquellos que no pueden participar por sí mismos. En esos recintos, con el verdadero poder del Sacerdocio de Dios, se nos liga en la más sagrada de todas las relaciones humanas como marido y mujer, como padres e hijos, como familia, con un sellamiento que el tiempo no puede destruir y que la muerte no puede truncar”.
“Estos edificios sagrados se han construido aun en los tiempos tenebrosos en que los santos sufrieron una persecución implacable; se han construido y mantenido tanto en épocas de prosperidad como en tiempos de pobreza. Han surgido de la fe vital de un grupo de personas, cuyas filas aumentan continuamente, que testifican del Dios viviente, del Señor resucitado, de los profetas y la revelación divina, y de la paz y seguridad de las bendiciones eternas que sólo se encuentran en la Casa del Señor” (“¿Por qué todos estos templos?”, Liahona, junio de 1992, pág. 8).