2007
La verdadera confianza
Enero de 2007


La verdadera confianza

¿Deseas sentirte mejor contigo mismo? ¿Quieres lograr una mayor confianza? Entonces, el lema de la Mutual de este año está hecho para ti.

Todos nos enfrentamos a veces a pensamientos de inseguridad. ¿Te has preguntado alguna vez: “¿Qué puedo hacer para tener más confianza?” o “¿Cómo puedo sentirme mejor conmigo mismo?”.

En las Escrituras se proporciona una magnífica respuesta. Se nos dice que si tenemos caridad y dejamos “que la virtud engalane [nuestros] pensamientos incesantemente; entonces [nuestra] confianza se fortalecerá en la presencia de Dios” (D. y C. 121:45). Este tipo de confianza es la verdadera confianza. Si tienes confianza en la presencia de Dios, puedes tenerla en presencia de cualquier otra persona.

Así que quizá te preguntes: “¿En qué consiste la virtud?”. El presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, dice que hay muchas maneras de definir la virtud: la excelencia moral, el actuar y el pensar correctamente, la bondad del carácter y de la castidad1.

Y después quizá te preguntes: “¿Cómo puedo lograr eso? ¿Hay algo que me sirva de guía?”. Sí, lo hay. Los principios y las doctrinas que figuran en Para la fortaleza de la juventud te guiarán a tomar decisiones que te permitirán disfrutar de la compañía del Espíritu Santo. Y si tienes al Espíritu Santo contigo, en cierto sentido estás viviendo en la presencia de Dios. Piensa en la confianza que el Padre Celestial te tiene para enviarte Su Espíritu.

A medida que vivas las normas que se describen en Para la fortaleza de la juventud, se te promete lo siguiente: “Él aumentará tus oportunidades, expandirá tu visión y te fortalecerá”2. Llegarás a ser más y más virtuoso y tendrás más y más confianza.

Pero ten cuidado. Esta confianza no es la que se predica en el mundo. El mundo te dirá que para tener confianza hay que ser mejor que los demás de una manera u otra, que deberás tener más cosas, más talento, más inteligencia, ser más popular. Eso es completamente erróneo. Esa confianza es falsa.

Las normas del Señor son diferentes de las del mundo. Mientras que el mundo se fija en la apariencia externa, “Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7). Tú eres un hijo de Dios y tu naturaleza divina no es inferior ni superior a la de ninguna otra persona. Lo cierto es que toda persona —incluso tú— cuenta con diferentes talentos y capacidades que son dones del Espíritu que se te conceden para llevar a cabo tu misión divina en la tierra. Nuestro Padre Celestial desea que seas feliz, que progreses y que llegues a ser todo lo que Él desea que seas.

Cuando sufras oposición en la vida, piensa en los héroes de las Escrituras. Al igual que Moisés, podrás cobrar fuerza si oras y recuerdas que eres un hijo de Dios (véase Moisés 1:13, 20–22). Nefi es otro buen ejemplo de alguien que tuvo confianza en el Señor. Cuando se les pidió a él y a sus hermanos que fueran a obtener las planchas de bronce, él supo con toda confianza que lo lograría con la ayuda del Señor. Dijo: “…Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi 3:7). Nefi logró esa confianza debido a su vida virtuosa.

Al igual que Moisés, Nefi y muchas personas más, si vives una vida virtuosa, serás libre para llevar a cabo tu misión en la tierra con confianza, una confianza que aumentará, o sea, que “se fortalecerá”. Sabemos que la verdadera confianza está al alcance de todo aquel que deje “que la virtud engalane [sus] pensamientos incesantemente”.

Lema de la Mutual para 2007

“…deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente; entonces tu confianza se fortalecerá en la presencia de Dios” (D. y C. 121:45).

Notas

  1. Véase “Cuán cerca de los ángeles” Liahona, julio de 1998, pág. 105.

  2. Para la fortaleza de la juventud, pág. 42.