Para los más pequeños
Clara y el programa de la Primaria
La autora vive en Colorado, EE. UU.
Clara y su familia se acababan de bautizar. A Clara le gustaba levantarse los domingos e ir juntos a la Iglesia.
Un domingo, la presidenta de la Primaria dijo que dentro de poco se llevaría a cabo el programa de la Primaria. Clara no estaba segura de lo que era el programa de la Primaria, pero sabía que quería participar en él.
“¿Puedes leer una Escritura y compartir tu testimonio en el programa de la Primaria?”, le preguntó su maestra.
Clara asintió. ¡Se sentía muy emocionada! Quería aprender todo lo que pudiera en cuanto al Evangelio, pero también se sentía nerviosa. ¿Y si cometía un error?
Clara practicó su parte todas las noches, ya que todavía no sabía todas las palabras de la Escritura.
“Lo harás muy bien”, dijo la mamá.
Clara no estaba tan segura. Ése era su primer programa de la Primaria; todos los otros niños lo habían hecho antes.
“Recuerda, si lo haces lo mejor que puedas, el Padre Celestial hará el resto”, le dijo el papá.
La noche antes del programa, Clara oró para recibir ayuda para hacerlo lo mejor posible. Se quedó de rodillas y pensó en su parte; sintió que la sabía.
El domingo por la mañana, Clara oró para no tener miedo.
Cuando llegó su turno, Clara caminó hasta el frente. Se equivocó en una palabra de la Escritura, pero entonces recordó lo bien que se sintió después de la oración. Sonrió y compartió su testimonio. Habló sobre lo mucho que amaba al Salvador.
Clara sonrió al volver a su asiento. Sabía que al Padre Celestial no le preocupaba que no hubiera dicho todo perfectamente; a Él le importaba lo que estaba en su corazón.