Voces de los Santos de los Últimos Días
“No te preocupes, todo va a estar bien”
Estaba preocupado por un examen en la universidad. Creía que no lo lograría, pero decidí confiar en las palabras de Dios, de Sus profetas y de mi familia, cuando me hacían sentir que todo iba a estar bien.
Tengo 16 años. Como parte de mis estudios académicos, durante el 2018 me preparé para optar por la carrera de medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Debido a que muchas personas desean estudiar esa carrera universitaria, para ser aceptado hay que pasar por un examen extenso y obtener una calificación alta. A medida que me preparaba para esa prueba, llegué a sentirme abrumado. Pensaba que no podría aprobar y mis sueños terminarían.
Al principio pensé que era mejor no comentar cómo me sentía; pero, días antes del examen, decidí contárselo a mis padres. Luego de recibir su amor a través de un fuerte abrazo, me consolaron con las sencillas palabras: “Todo va a estar bien”.
Ese mismo día, durante mi estudio personal, leí un artículo de la Liahona que citaba al presidente Gordon B. Hinckley diciendo las mismas palabras: “No te preocupes, todo va a estar bien” (véase “Gordon B. Hinckley: Un profeta de optimismo y visión”, Liahona, enero de 2017). Las palabras de ánimo de mis padres, así como las del presidente Hinckley, fueron como el alivio que viene de los cielos. Así que, inmediatamente oré para agradecerle a Dios lo que hacía por mí.
Realicé la prueba en la universidad y unos meses después logré el cupo para estudiar medicina. Esa experiencia me hizo aprender que los sentimientos de tristeza o frustración, así como los malos pensamientos, alejan al Espíritu Santo de nuestra vida; y sé que es algo que debo evitar.
En 2018 el lema de la Mutual fue “Paz en Cristo”, y esa promesa me hizo reflexionar en que, a pesar de mis errores o miedos, si yo lo deseo, puedo acercarme a Él y recibir paz.
El programa SOY fue otra oportunidad para reafirmar mi testimonio de esa promesa. Al participar en el programa musical pude interpretar la canción “Vacío”, que dice: “Solo es como estoy… Pero supliqué Su ayuda, el pecado abandoné, y ya vacío no estaré”. Al meditar en la letra de la canción aprendí que, si busco a Dios con humildad, Él me recibirá con brazos abiertos; me consolará y me ayudará en mis retos, así como me ayudó a aprobar el examen en la universidad.
También he aprendido que, si me alejo de la Iglesia y sus enseñanzas, la posibilidad de sentirme triste aumenta. Pero si me esfuerzo por asistir a la Iglesia, leer las Escrituras, cumplir con mis deberes del sacerdocio y asistir al templo, obtendré un testimonio más fuerte y me llenaré de paz y esperanza.
He conocido a jóvenes que han llegado a sentirse solos o tristes por los desafíos que atraviesan; algunos se sienten solos por los errores que han cometido. Sea cual sea la situación en la que vivan, los invito a buscar la ayuda de nuestro Padre Celestial en sincera oración, en las Escrituras o con sus padres. Esto también lo recomiendo a aquellos que no saben a quién acudir o qué hacer al tomar una decisión.
Sé que Dios está dispuesto a oírnos. Él nos conoce por nombre, conoce cada necesidad que tenemos y, lo más importante, Él nos ama y desea bendecirnos. Dios está dispuesto a recibirnos en su misericordia. Él nos invita a seguirle y nos promete que: “todo va a estar bien”.